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jueves, 28 marzo, 2024
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Por: SOCORRO MARTÍNEZ ORTIZ • Admin •

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Hoy por la noche, Francisco, el Papa de origen  argentino llegará a México para iniciar una visita del 12 al 17 de este mes. El amplio dispositivo de las fuerzas armadas y de la policía que se ha desplegado para garantizar su seguridad, es la prueba más contundente de la profunda violencia que azota al país, y que actualmente ocupa un lugar privilegiado entre los de mayor riesgo. Incluso, nadie desconoce las recientes alertas que Estados Unidos hace a sus ciudadanos para no visitarlo, y le indican particularmente las entidades que representan mayor peligro.

El Papa de los pobres y para los pobres, en calidad de jefe de Estado del Vaticano, será recibido de manera oficial por el gobierno de Peña.

Fueron muchos los preparativos de todo lo que implica: remozar, reparación y aseo de vías, lugares, iglesias y plazas por las cuales habrá de transitar para la celebración de misas y otros eventos eclesiásticos. Los recursos financieros invertidos en todo esto, son elevados, mientras un alto porcentaje de personas de las entidades que visitará, se encuentra sumergido en la pobreza, el desempleo, y más grave aún, en donde muchos jóvenes son presa y sujetos de todo tipo de delincuencia, al no tener oportunidades laborales ni estudiantiles.

A pesar de todo, como ya lo dijo el propio Francisco, está enterado de la grave situación que vive México, pero que él no es un rey mago, ni traerá regalos ni soluciones a toda esa problemática. Que viene, dicen algunos, a fortalecer y llenar de fe a los mexicanos.

Que venga el Obispo de Roma a visitar el país, no es ninguna falta ni se incurre en delito, porque en México se encuentra constitucionalmente establecido el derecho a la libertad de culto y por tanto, las personas gozan de convicciones éticas, de conciencia y de religión, y pueden tener o adoptar en su caso, la de su agrado.

Otro es el problema. México es una república laica, y como tal, constitucionalmente prevalece el principio histórico de la separación entre el Estado y las Iglesias. Juárez como Presidente, fue quien lo estableció y rompió relaciones diplomáticas con el Vaticano. Estas quedaron restablecidas hasta 1982. En consecuencia, a sus ministros les está impedido pronunciarse sobre temas políticos, instituciones, leyes y símbolos patrios. A su vez, el Estado no puede participar en la vida interna de las asociaciones religiosas. Pero finalmente, es el Congreso de la Unión quien tiene la facultad en materia de culto y de esas agrupaciones.

México ha recibido seis visitas de dos  sucesores de San Pedro. De Juan Pablo II fueron cinco y de Benedicto XVI una. En la primera que fue del 26 de enero al primero de febrero de 1979 fue recibido por el entonces Presidente José López Portillo. En la segunda, del 6 al 13 de mayo de 1990 y la tercera, 11 y 12 de agosto de 1993 fue recibido por el Presidente Carlos Salinas de Gortari. La cuarta, del 22 al 26 de enero de 1999 correspondió recibirlo al Presidente Ernesto Zedillo. Y en la quinta, del 30 de julio al primero de agosto de 2002 fue recibido por Vicente Fox. El Sumo Pontífice llegó a México la noche de aquella fecha, en un avión bautizado “Mensajero de la Esperanza”.

Como católico, en su investidura de jefe de Estado, Vicente Fox besó el anillo episcopal del Papa Juan Pablo II en su visita oficial. Y su esposa Martha Sahagún,  se arrodilló ante él. Tal acontecimiento fue cuestionable porque el Presidente se comportó como un católico, y no como jefe de Estado, violando así las disposiciones que regulan al Estado laico en nuestro país.

Ya como ex presidente, Fox al ser entrevistado sobre este tema, ha dicho que él es católico, que quiere a su iglesia, que quiere a su Papa y que si le dieran la oportunidad de acercarse a él, se arrodillaría para besar nuevamente el anillo del Sumo Pontífice. Ha señalado asimismo, que no ha visto a ninguna mujer que tuviera la gracia de la señora Martha para arrodillarse y besar también el anillo, que según dice, para todos los católicos es lo más importante. Ante la precisión de que recibió al Papa como católico y no como jefe de Estado, contesta que no puede dividir su persona en una parte que es católica, y otra que haya sido presidente.

Durante su sexenio como Presidente de la República, Vicente Fox siempre manifestó ser un católico fervoroso. El primero de diciembre del año 2000, antes de la toma de posesión de su cargo, desayunó tamales con niños de la calle. Luego fue a la Basílica de Guadalupe, y después, al presentar a su gabinete, posó con un Cristo en la mano.

Nuestro país además de laico, goza de soberanía negativa también llamada externa o internacional. Esto significa que el Estado mexicano no se encuentra sometido ni subordinado a ningún poder ajeno a él.

Sin embargo, la humildad mostrada por Fox al besar el anillo del Papa Juan Pablo II en su última visita, evidenció un acto de  sumisión. ■

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