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sábado, 20 abril, 2024
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Adelantó López Velarde el peligro que hoy refiere la globalización: Martha Canfield

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Por: ALMA RÍOS •

■ Veía en el ejemplo de Estados Unidos la pérdida de la propia identidad, asegura la autora

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■ El Bardo expresa en La Suave Patria su temor sobre la desaparición de la provincia, asevera

Ramón López Velarde ya preveía el peligro que hoy refiere la globalización. Para El Bardo zacatecano el ejemplo de Estados Unidos era sumamente negativo porque veía en él la pérdida de la propia identidad “para uniformarse en algo en lo cual ya las identidades no existen, la individualidad no existe”. Esta, es una de las visiones agudas y profundas que su obra adelantó, dijo Martha Canfield, Premio Iberoamericano Ramón López Velarde 2015, en entrevista para Acentos, el programa de La Jornada Zacatecas TV.

La escritora propuso en su análisis a La Suave Patria, poema que concluyera el autor pocos días antes de morir, y en el que él refleja su temor a que la provincia desapareciera, también hace presente su esperanza.

Dijo, él sentía que había un gran peligro pero al final también expresa su esperanza de que el Estado mexicano pudiera identificarse finalmente con “la patria chica”. Esto es, que asumiera los valores de ésta.

En la conversación con Carlos Navarrete, conductor de la serie y jefe de Información de La Jornada Zacatecas, la también traductora, citó los últimos versos de la obra emblemática del poeta.

“Patria te doy de tu dicha la clave/ sé siempre igual, fiel a tu espejo diario (…) Se igual y fiel; pupilas de abandono; sedienta voz, la trigarante faja/ en tus pechugas al vapor;/ y un trono a la intemperie, cual una sonaja: la carreta alegórica de paja”.

Observó de estos versos su carácter enigmático pero revelador porque al expresar. “sé igual y fiel”, el autor ofrece una receta: “no cambies, no te globalices. No te identifiques con modelos que no son los tuyos. Y sé igual y fiel a ti misma”.

López Velarde describe entonces a la patria como debe seguir siendo: “esa mujer maravillosa que encarna la matria”.

“Pupilas de abandono, sedienta voz…Es una voz que expresa la sed, que expresa el deseo y por lo tanto el amor. La trigarante faja, obviamente es el símbolo de la bandera mexicana… en tus pechugas al vapor…”.

Esta última imagen comentó, le llamó siempre la atención porque opta el poeta por una expresión asociada no solamente a lo femenino, sino a lo “femenino animal” y que tiene que ver con la naturaleza mediante a la que alude a la patria, “no la industrialización, no los pozos de petróleo”.

En el cierre de la poesía que ha sido interpretado muchas veces, Martha Canfield ve en la carreta alegórica de paja, una figura asociada a la vida del campesino en el que la naturaleza debe seguir triunfando.

A través de una anécdota de Jorge Luis Borges, en la que se refiere que el escritor argentino habría leído El maestro, la revista donde se publicó La Suave Patria, para luego encantarse de ella hasta memorizarla para “no dejarla nunca”,  preguntó Carlos Navarrete, “¿cuál es el encanto de la obra  de Ramón López Velarde?”.

La también poeta  y compiladora, expuso a la anécdota bastante significativa, puesto que Borges en general no leía autores contemporáneos, por lo que propuso  “de pronto a López Velarde lo consideraba casi del pasado”, aunque coincidieron un periodo de vida.

La fascinación que pudo despertar La Suave Patria en Borges “era precisamente la evocación de una provincia desaparecida en la que él mismo podía ver de pronto una ciudad  que él mismo ya no veía, que era Buenos Aires”.

Dijo Martha Canfield, la escritura del jerezano fascina porque no es fácil entenderla, y por ello tiene algo de desconcertante, “es muy oscura, es muy imprevisible”.

La sorpresa que puede causar al lector, implica la necesidad de volver a leer para interpretar cosas nuevas.

Es por ello, “una poesía que permanece siempre abierta”, dijo, al modo que Umberto Eco expone “el libro abierto” del que surgen interpretaciones que se renuevan con el tiempo.

Además de esta parte musical y enigmática, existe otro elemento “que es lo que entendemos, lo que nos llega y nos revela”.

En este último sentido, la obra de Ramón López Velarde, aseveró, “se vuelve cada día más actual”. Su visión de la provincia y su rechazo a la industrialización, “ese modo de ver el petróleo como una especie de don del diablo”.

Esta es, afirmó, de alguna manera una visión ecologista ante litteram, “o sea él estaba viendo como la humanidad estaba destruyendo la naturaleza  y que eso iba a ser una pérdida terrible”.

En ese momento de la entrevista Carlos Navarrete reiteró el tema de las revelaciones que la obra del escritor jerezano ofrece al país a partir del conflicto entre la ciudad y la patria chica. Esa Ítaca expuso, lejanísima a la que regresa para encontrarla distinta y que le dió “una tristeza reaccionaria”, como hace concluir uno de sus poemas.

Las revelaciones, agregó, se inscriben en las cualidades de la poesía y la literatura que ofrecen para el hombre en general la conciencia de las palabras.

Esa Ítaca lopezvelardeana, respondió la catedrática de la Universidad de Florencia en Italia, es la tierra donde el poeta conoció la felicidad y en la que no se puede volver al pasado porque el progreso no permite reconstruir la vida aldeana de otra época.

López Velarde la pierde porque parte a Ciudad de México donde satisface otros intereses, “él abandona su paraíso”, pero también por la evolución de la sociedad.

Aquí es donde aparece la visión reveladora del autor que dijo Martha Canfield le hace pensar en cómo es que algunos escritores a partir de la investigación profunda de sus propias raíces y penetrando en lo más íntimo “a sus pies”, logran encontrar elementos universales.

Recordó su asombro luego de la muerte de García Márquez respecto a un homenaje que se realizó en honor al escritor en Japón leyendo Cien años de soledad 24 horas seguidas.

En respuesta a los periodistas que preguntaron por qué les gustaba tanto a los japoneses esta obra, la gente respondió: “porque en esa novela encontramos la historia de nuestras propias aldeas”.

Este es el mismo caso de la obra lopezvelardeana. “Él echa raíces en una aldea muy suya”, escribe para las jerezanas, pero éstas son también las Mireyas de la provincia francesa a que alude Fréderic Mistral. “Son un modo de vivir que corresponde a una manera de ser del ser humano que es universal…”.

“Eso no va a pasar nunca. La nostalgia de esa vida aldeana en la que todos nos conocemos, en la que hay una intimidad, en la que el niño puede entrar en ese gineceo rodeado de mujeres y crecer al calor digamos de un amor maternal que está difundido en toda la aldea”.

Dijo, es lo que comunica López Velarde a través de toda su poesía y destacadamente en La sangre devota. “Creo que eso es universal y eso que nos está diciendo López Velarde no perderá nunca el interés”.

Menos ahora, observó el jefe de Información de La Jornada Zacatecas, “con un mundo tan globalizado”, donde no sólo la provincia sino las mismas ciudades se ve amenazadas  a indiferenciarse.

Así refirió el proceso de globalización, que desde hace ya casi 40 años en México, luego de imponerse un modelo económico que arrasa con los pueblos, el campo y los recursos naturales – incluido el petróleo-, pone sobre la mesa el terror lopezvelardeano por la “desaparición del terruño y de lo propio”.

Aquí asintió la escritora y retomó como “palabra fundamental”: globalización para decir, “es un peligro, una cosa terrible” que el autor de Jerezanas ya preveía.

“En eso veía el ejemplo de los Estados Unidos, para él era sumamente negativo ¿Y por qué? Porque veía en eso cómo se iba a perder la propia identidad para uniformarse en algo en lo cual ya las identidades no existen, la individualidad no existe…”.

El poeta, observó Navarrete como un elemento interesante, se apropia de la voz del pueblo, y su obra termina siendo por y para él.

“¿Pero cómo desmitificarlo, cómo quitarlo de las esculturas, de los museos, del nombre de las escuelas. Cómo bajar esa solemnidad, que claro que la merece… pero para que esa voz, esas revelaciones se masifiquen y sean por y para el pueblo?”

Eso dijo la traductora de parte de su obra al italiano y francés, es algo realmente muy difícil, “porque  efectivamente se crea una distancia entre el personaje que se vuelve mito y entonces se aleja del contacto directo con el lector común. Sin embargo creo que favorecer la lectura de él puede ayudar a que no se pierda ese contacto directo. La única solución es: leerlo, leerlo, leerlo…”.

 

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