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sábado, 20 abril, 2024
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Jerez, demarcación que ocupa el tercer sitio estatal en el consumo de alcohol

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Por: ALMA RÍOS •

■ En el Sábado de Gloria, el lugar se convierte en “la cantina más grande del mundo”: sacerdote

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■ Se ha utilizado la designación de Pueblo Mágico para justificar la ingesta de bebidas: Torres

Los intereses económicos han superado a los correspondientes a la salud y el orden público, en Jerez de García Salinas, primero de los municipios zacatecanos designado Pueblo Mágico. La nominación se apareja a otra ya socializada, y que lo refiere como “la cantina más grande del mundo”.

El superlativo, aún propuesto en exageración, refiere el cruce de diversos fenómenos históricos, culturales y sociológicos, ente los últimos, la falta de diversificación para el desarrollo económico, la migración, y la laxitud para la aplicación de leyes y reglamentos, todos que lo convierten en terreno fértil para imponer como prioridad el interés comercial.

En cifras de 2014, ofrecidas por el director del Centro Estatal Contra las Adicciones, cuyas instalaciones justo se asientan en este lugar, cuna del poeta Ramón López Velarde, la demarcación se sitúa en un tercer sitio estatal en el consumo de alcohol, aún por encima de Fresnillo, una localidad de mayor extensión y desarrollo industrial, y sólo por debajo de la capital del estado y su municipio conurbado, Guadalupe.

Zacatecas, la entidad, también ocupa un desafortunado lugar en el ranking de las adicciones, con un segundo lugar nacional en el consumo de esta droga legal, también así expuesto por Óscar Eduardo Elías Benítez.

Para el caso de Jerez, el incremento en el consumo de bebidas embriagantes se sitúa entre el 1.5 y 2 por ciento anual, y afecta mayoritariamente a la población menor a 20 años.

El alcohol es una de las denominadas drogas de inicio, cuando el cuerpo genera tolerancia a la sustancia, los usuarios, o incrementan la cantidad para seguir sintiendo los mismos efectos o cambian de estupefaciente, le siguen en este orden y también para este rango de edad: el tabaco, la mariguana y los inhalables, dijo el especialista.

Elías Benítez también expuso un dato interesante, en el periodo anterior y durante la celebración de fiestas como es el caso de la próxima a iniciar, Feria de Primavera de Jerez 2015, la demanda de atención para el Centro Estatal Contra las Adicciones se muestra a la baja, incluso en el momento de la entrevista, realizada el pasado martes, sólo un joven, de los 24 varones internos existentes en el espacio, es oriundo del municipio.

En Jerez, el incremento en el consumo de bebidas embriagantes se sitúa entre el 1.5 y 2 por ciento anual. Durante la Feria de Primavera, la demanda de atención para el Centro Estatal Contra las Adicciones se muestra a la baja, según estadísticas ■ foto: miguel ángel núñez

La cultura del alcohol en Jerez

Al igual que se da el fenómeno de “los jurados”, personas que en el contexto de su religiosidad prometen dejar de beber por temporadas, los jóvenes programan el consumo de alcohol de manera que puedan excederse durante las festividades, para luego incrementar la demanda de ayuda, en 30 por ciento cuando éstas concluyen, dijo.

El otro elemento a atender para este caso la reticencia a buscar ayuda en el lugar por temor a ser identificados localmente como drogodependientes, no obstante, el director del CECA, quiso subrayar, en el espacio se garantiza la absoluta secrecía y anonimato de quienes son ingresados.

Por su parte, Pedro Robles del Hoyo, sacerdote católico responsable de la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Jerez, refiere a los habitantes del municipio poco afectos a la costumbre de “jurar”, pero cuestiona el procedimiento, pues dijo, no se ha entendido que significa un comienzo para modificar la conducta y no una tregua. Para el prelado, este tipo de costumbres, significan sólo programar las borracheras.

Jerez, dijo, se caracteriza por ser un pueblo “aparentemente” muy festivo, existe una tradición de celebración de fiestas, que ubica como positivas pues representan “terapias para la sociedad”, no obstante cuestiona que se ligue a ellas siempre el alto consumo de alcohol y drogas.

Detrás de ello, se encuentran intereses económicos que persiguen fuertes ganancias, y que ubica como el problema a atacar.

Trae a colación el Festival de la Tostada, ejemplifica, “bien me como tres tostaditas y 10 cervezas…entonces el festival es de otra cosa”.

Contra el argumento del consumo de alcohol por costumbre o tradición, el prelado refiere que cuando éstas son nocivas para la salud tanto física como emocional, y desde su punto de vista espiritual y moral, hay que trabajar para erradicarlas.

“Estas situaciones cuando hay una especie de denuncia en este sentido molestan. Por otro lado, no podemos tampoco quedarnos callados ante una situación tan negativa”.

El Sábado de Gloria, dijo en referencia al próximo inicio de la Feria de Primavera de Jerez, el lugar se convierte en “la cantina más grande del mundo”. A la que se convoca mediante una gran promoción a los pobladores de comunidades vecinas.

El líder comunitario cuestiona los altos presupuestos que se destinan a los festejos y no así a la implementación de programas de desarrollo. “De trabajo no hay nada pero para solventar gasto de esa fiesta sí”, dice.

Y pregunta: “¿Y detrás de aquello dice uno, qué no será la promoción de las empresas cerveceras que manejan toda esta situación y con colaboración de autoridades? Y no digo municipales sino en otros niveles, pero todos vamos por allí”.

Esto, dijo, es “enfrentarse al gigante Goliat”. En momentos previos al próximo inicio del festejo mayor de los jerezanos, muchos de ellos se encuentran adecuando locales y casas para vender bebidas embriagantes.

“Va sembrando una mala imagen también en los niños, sobre todo en los jóvenes y va creando una especie de cultura de que el alcohol es parte constitutiva de mi vida y eso es muy grave muy peligroso”.

 

Modificaciones en el expendio y consumo  de alcohol en un Pueblo Mágico

También respecto a la evolución del consumo de alcohol en Jerez, ofreció su lectura Miguel González Pérez, heredero generacional del oficio de cantinero que inició en su familia con su bisabuela, alrededor de año 1890.

El Maguey, ubicado en el número ocho de la calle Rayón en el Centro Histórico de la cabecera municipal, se originó en la zona que actualmente ocupa el mercado.

En sus inicios el lugar era de intercambio de productos traídos del exterior y las rancherías de Jerez, entre ellos vinos, por lo que también se servían en este espacio, del que derivaron El Salón Carta Blanca, ahora Mi cantina Carta Blanca, y El Corsario Negro.

Don Miguel se inició como cantinero a la edad de 10 años, no obstante, refiere la evolución social en el consumo del alcohol, no sin asombro.

Entre los datos que desde su experiencia puede ofrecer, refiere el dicho de un gerente de una empresa cervecera que alrededor de 1985 le habría confiado que durante el Sábado de Gloria en Jerez se consumía más producto que en la temporada del Carnaval de Mazatlán, evento que se extiende por una semana.

“No han cambiado las cosas, porque vamos más arriba, más arriba, más arriba. Cada vez viene más gente el Sábado de Gloria, cada vez habemos más habitantes y cada vez pedimos más cerveza ese día…”.

También han cambiado las cosas para el gremio de cantineros, que antes se autorregulaba tanto para el caso del respeto a los horarios como para en el del número y espaciamiento territorial de los sitios de consumo.

Había sólo una licorería de la que se surtían los cantineros, misma que cerraba a las ocho de la noche. De esa hora hacia las 12, la gente podía beber en los sitios destinados para ello.

Esto ha cambiado por la proliferación de supermercados, farmacias y otros expendios donde también se venden bebidas embriagantes, incluidas tiendas de conveniencia, entre las que cita a las cadenas Extra y Oxxo.

El tema se relaciona además con una competencia desleal, ya que los cantineros no pueden vender en sus locales botellas cerradas al precio que ofrecen estas empresas, cosa que implica otro fenómeno que ha impactado en la imagen de Jerez y en la seguridad pública de la demarcación, el consumo en la calle.

En torno de una banda de música pueden situarse, tres o cuatro gentes con una botella de brandy, vodka o tequila, un refresco de dos litros y medio, diez vasos y media bolsa de hielo, todo adquirido en las distribuidoras de empresas trasnacionales por 100 pesos. Estas tiendas además, refiere, no cumplen con los horarios para la venta de alcohol. “Y la gente compra, no respeta tomar donde le dé su gana, en Jerez se puede”.

Acostumbrado a otros tiempos, cuando se colocaban letreros que prohibían la entrada a uniformados, menores de edad y mujeres, señala sobre este último caso, otro fenómeno, el incremento del consumo de alcohol en ellas, aunque también expone que siempre para el caso de sus cantinas han entrado aquellas que tienen para pagarse el trago.

“Y ahora hay más libertad (…) comenzaron y comenzaron al parejo, se nos emparejaron y ahora como que nos están rebasando”.

El cantinero evita ser descriptivo, habla de términos como “pérdida de respeto”, cuestiona la igualdad entre géneros, pero refiere casos de violencia intra y entre ellos.

Adelanta como un fenómeno no deseable, al que por alguna razón propone como evidente en un periodo no mayor a un par de años, el que ellas perderán también el conocimiento en la calle por excesos como siempre ha ocurrido con los varones.

Esta fenomenología social para don Miguel González Pérez tiene su origen en la designación de Jerez como Pueblo Mágico, misma que dijo no le molesta en sí, pues ama su lugar de origen, pero cuestiona el por qué ni a él ni a otros de manera extendida, se les preguntó si querían que esto sucediera.

La Ley de Alcoholes, el Bando de Policía y Buen Gobierno, “todo eso se quedó abajo con el reglamento de Pueblos Mágicos”.

Ejemplifica con la ubicación de los negocios de expendio y consumo de bebidas embriagantes. Antes dice, se establecía no podían abrirse éstos, a menos de 200 metros de la presidencia municipal, escuelas, templos o de otros negocios del giro.

Reta ahora a contar los establecimientos existentes que violan esta disposición. “Todos podemos vender alcohol. Al otro lado de aquí puede vender alcohol y al otro lado y al otro lado… y como se sigue”.

 

El pretexto de la magia de Jerez, para permitirlo todo

Contra esta versión se expresa la del presidente del Comité de Jerez Pueblo Mágico, Pablo Torres Corpus, quien niega que el nombramiento otorgado en 2007, influya en este fenómeno de permisividad en el consumo de alcohol.

Por el contrario, expone, se ha utilizado la designación para justificar el consumo de alcohol en la calle y otros desórdenes, la extensión de horarios en los expendios y en algún momento, la privatización de las banquetas, ligada a la exigencia de las bandas de música para que les dejen trabajar con las menores limitantes posibles, argumentando la falta de trabajo.

Torres Corpus también comentó, por alguna temporada, se disculpaban las autoridades de intervenir con pretexto de que quienes consumían alcohol en la vía pública estaban ligados al crimen organizado.

Acerca de la normatividad que rige en Jerez, dijo, se entregó un Plan de desarrollo turístico en 2009, mismo que fue modificado para adecuarse al lugar en específico.

Sobre el Bando de Policía y Buen Gobierno, actualizado en 2004, refiere es obsoleto en muchos aspectos, que no precisó, pero expone que “se hizo para dejar a la discrecionalidad de los jueces de barandilla muchas cosas”.

Torres Corpus pondera positivamente, no obstante, la reciente creación de un Reglamento de imagen urbana para Jerez, mismo en que participó el Comité que preside.

Aquí vuelve a aparecer el gigante Goliat ya citado por el párroco pero en voz de Pablo Torres, quien citó como “coronización” el hecho de que el centro hubiera amanecido, hace alrededor de tres años, tapizado por logotipos y lonas de una empresa cervecera.

“Sin tener la mínima atención con las autoridades locales, ni a lo que marca la propia Ley de Conservación de Monumentos y Zonas Típicas del Estado de Zacatecas”.

En su percepción, estas empresas trasnacionales subestiman al municipio, “nos veían como algo… pues al cabo es un pueblillo, o sea, hasta cierta soberbia”.

Agregó no se puede a partir del nombramiento de Pueblo Mágico  para “promocionar o vanagloriar a ninguna marca”.

Y comentó se han tenido disputas o diferencias con las empresas, “porque no estamos de acuerdo en esto. No puede ser que en una calle haya 11 locales y en nueve haya anuncios de la cerveza”.

Precisó asimismo que el Comité de Jerez Pueblo Mágico no se expresa peleado con la promoción, sino con el abuso.

El ciudadano también mencionó en este entorno de situaciones, las provocadas por “los paisanos”. Aunque “políticamente incorrecto” de decirse, comentó, “llegan, agarran la fiesta y no se les puede llamar la atención”.

Los migrantes jerezanos argumentan, casi a modo de chantaje, que fueron expulsados de su lugar de origen y luego de enviar desde los Estados Unidos remesas, “vengo a mi pueblo y no me dejan tomar” –en la vía pública-.

Para este caso el sacerdote Pedro Robles, dice, “hay que entender al migrante”. Luego de vivir en tierra extranjera en medio de otra cultura, otras tradiciones, “está como acorralado, tiene ganas de salir de allá y cuando viene pues aquí…es de explosión”.

Los migrantes “explotan”, -usando su expresión-, según la formación y educación que tienen, que no es mucha, pues emigran jóvenes sin haber concluido estudios básicos.

Ahorran con el sueño de volver, pero tienen una mentalidad que provoca malgasten su dinero, en un auto, en un caballo para la fiesta, y en las celebraciones mismas, lo que no favorece su progreso y desarrollo.

También explosivos, son los juniors que desde Zacatecas, Fresnillo y otras ciudades aledañas, -vuelve la voz al presidente del Comité Jerez Pueblo Mágico-, visitan la capital del municipio “como si fuera una tierra de nadie”.

“No se les puede decir absolutamente nada, no se les puede llamar la atención, no se les puede sugerir que se metan”.

Aquí aparecen nuevamente los gigantes reiterados, realizando competencia desleal contra las cantinas como ya lo refiriera Miguel González Pérez.

Para abatir el problema de la venta de botellas con atractivos paquete que lo incluyen todo pero que convidan a beber en la vía pública, Torres Corpus propone emular lo sucedido en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, otro Pueblo Mágico con el mismo problema, donde subieron las multas a quienes bebían en la calle hasta por alrededor de 7 mil pesos a fin de que prefirieran hacerlo en lugres cerrados.

Pablo Torres Corpus, señala sin embargo, que el Comité, al que pertenece junto con otros ciudadanos de manera honoraria, no es instancia “con dientes para fijar o sancionar”, esto último, siendo responsabilidad del ayuntamiento de Jerez”.

Para los jerezanos son importantes las festividades, pero luego de señalar que se ha vuelto difícil vivir en el centro de la cabecera municipal, precisó el lugar “es Pueblo mágico no porque se venda alcohol en la vía pública” sino por el patrimonio edificado, su riqueza cultural y de tradiciones.

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