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jueves, 25 abril, 2024
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La vinculación de la teoría y la práctica, lección que deja el FPZ a Medina Lizalde

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Por: ALMA RÍOS •

■ El Frente dejó un caudal de profesionistas con su convicción de “rechazo al sistema”, comenta

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La lección que deja el Frente Popular de Zacatecas (FPZ),  “es que cuando se trasciende el individualismo se potencia la capacidad transformadora de la realidad (…) La importancia de la acción colectiva y la vinculación entre la teoría y la práctica. Creo que eso es fundamental”, expresó Luis Medina Lizalde, activista de la organización fundada en 1974.

Tras el logro del reparto agrario pendiente en el estado hasta ese momento –los años 70 del siglo 20- y la obtención de espacios para la vivienda bajo la organización activa de estudiantes y profesores universitarios, campesinos y colonos, eventos multifactoriales determinaron la dispersión de la fuerza que había tenido este movimiento cuya trascendencia en la construcción del Zacatecas actual, aún queda pendiente por revisarse a plenitud.

De él, Luis Medina rescata, sin embargo,  el que “no obstante la sobre ideologización de nuestros discursos –había trostkistas, guevaristas, maoístas, etc.-, y el sectarismo inocultable de la época, fuimos capaces de concertar la acción alrededor de intereses superiores, de ganarle a nuestro propio yo sectario y tener la capacidad de unir esfuerzos para lograr lo que evidentemente fue un acontecimiento histórico”.

Esa generación aún puede contribuir a cambiar “este México brutal que estamos viviendo”, dice.

Falta para ello “humildad” para reconocerse “como integrantes de un sujeto colectivo de la historia que logró construirse en los 70 pero que no tiene por qué ser parte
del pasado”. 

De algún modo ha regresado de manera muy virulenta, violenta, la opresión descarnada a la que nos enfrentábamos, advierte el actual dirigente del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en el estado.

“Y creo que los que participamos en aquella época mucho pudiéramos aportar para construir la fuerza capaz de desplazar a un régimen podrido, lo suficientemente para ya no ser alternativa, pero no lo suficientemente podrido como para que se caiga solo”.

En una lectura del proceso histórico que originó al FPZ, Luis Medina lo ubica en el momento en que la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) “abría sus puertas a jóvenes de origen humilde que habían encontrado en la Secundaria Federal número uno y las que empezaron a surgir en esa época, un puente entre la educación primaria y la educación media superior”.

Antes únicamente tenían este privilegio aquellos que se habían educado en instituciones privadas como los colegios Margil, Juana de Arco, Cabot, enumera.

El acceso a la formación profesional de un sector antes destinado a integrarse a la vida productiva en el ejercicio de oficios calificados: carpinteros, electricistas, fontaneros, -menciona-, forma parte de un proceso de masificación que “contribuyó mucho a que la comunidad universitaria se orientara hacia el compromiso social”.

En el contexto nacional Medina Lizalde ubica la generación de universitarios a la que pertenece, como una “que se rebeló al sistema como consecuencia de los hechos del 68 y orientó su rebeldía en dirección a las causas populares”.

Localmente el nacimiento de El Frente, fue precedido por una serie de luchas que se dieron en el campo y la ciudad.

Cita entre sus causas, expedientes en demanda de tierras que tenían hasta 40 años en espera por su resolución y expresiones diversas de inconformidad social.

El Instituto Autónomo de Ciencias de Zacatecas (ICAZ) se había convertido en Universidad Autónoma de Zacatecas en 1969, vino después en este proceso donde la comunidad estudiantil es definida como “progresista” por Luis Medina, el logro de hacer realidad un Simposium de Reforma Universitaria que entre 1971-72 modificó el plan de enseñanza de la Escuela Preparatoria de la UAZ.

Este evento es señalado como “de importancia estratégica” al darse relevancia al sector estudiantil”, que al no proceder ya exclusivamente del ámbito de la educación privada fue factor que “contribuyó a que muchas generaciones de universitarios vivieran con gran intensidad la pasión por la justicia social”.

Como un elemento coyuntural que favoreció la irrupción del FPZ, destaca que durante los últimos meses de la gestión de Pedro Ruiz González en el gobierno de Zacatecas, fue “destapado” su sucesor Fernando Pámanes Escobedo.

Esto significaba que “el gobernador saliente pasaba al bajo perfil de manera automática”, cosa que favoreció que el FPZ desarrollara un gran activismo mediante el que se fueron sumando a sus filas núcleos de trabajadores del campo y la ciudad, habitantes de colonias populares y peticionarios de terrenos para edificar viviendas.
La Universidad se convirtió  en un “hervidero”, convivían en sus espacios elementos de estos sectores participando en las asambleas y mezclados con el estudiantado.
El acontecimiento que “más irritó” a la derecha, se dio año y medio después de la fundación del Frente Popular de Zacatecas, en junio de 1975.

De manera simultánea se tomaron las tierras de los más poderosos latifundistas del estado: La Quemada, en Villanueva; Casa Blanca, en Guadalupe; Pozo hondo, en Villa de Cos; mismas que habían sido retenidas al margen de la legalidad mediante la simulación de pequeñas propiedades.

Tras conseguir el reparto de tierras, vino una etapa cuyos objetivos por consolidar ejidos colectivos al modo de los que en el Valle del Yaqui se prestigiaban obteniendo premios internacionales por su elevada productividad no pudieron consolidarse, comenta.

En Zacatecas “el campesinado no asimiló esa propuesta”, porque no hubo la previsión de orientarles en este sentido a suficiencia.
El hecho se aparejó  a un proceso gradual de tránsito de los activistas del FPZ, de la condición de estudiantes a la de profesores al interior de la UAZ, que implicó que dirigieran su atención hacia el interés gremial en la consolidación del Sindicato de Trabajadores (Stuaz) y de Personal Académicos de la Universidad Autónoma de Zacatecas (Spauaz).

En esta condición persistieron núcleos de activistas que atendieron durante varios años un conjunto de demandas sociales que ahora tenían como adversarios a gente sin el poder o relevancia económica de los que fueron derrotados en la toma de tierras de 1975.  Se trataba de problemas de ampliación de ejidos, conflictos entre pequeños propietarios, precisa.

La dispersión y la falta de contacto de los universitarios facilitaron ya bajo el gobierno de Fernando Pámanes Escobedo, los desalojos.  “En medio del desconocimiento general de esa situación vino un proceso de aislamiento y dispersión que después iba a tener su expresión en la vida universitaria”.

La lección que dejan los resultados de la acción colectiva integrada en el Frente Popular de Zacatecas es recuperada por Luis Medina Lizalde para señalar que éste dejó un caudal de profesionistas que posteriormente y ya integrados a diversas áreas de la vida social mantuvieron su convicción de “rechazo al sistema” y que prepararon,  al ablandar al PRI durante décadas, el acceso al poder que capitalizó el monrealismo en 1998.

El dirigente focaliza la reflexión en el poder que adquiere el ciudadano “en la medida en que se asocia con otros ciudadanos para realizar metas colectivas”,  quien reniega en privado “se desahoga pero no lucha”.

Luis Medina evadió  mencionar a sus compañeros “por no ser injusto si la memoria me falla”. A todos aquellos que hicieron un gran trabajo dijo,  “quisiera recordarlos sin pasión sectaria, sino con reconocimiento a pesar de que haya diferencias de interpretación de la realidad como las había entonces”.

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