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jueves, 25 abril, 2024
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Preceptores de primeras letras en Zacatecas, 1830-1834

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT •

En nuestra colaboración a La Jornada del 9 de agosto pasado, nos referimos a los maestros o preceptores que trabajaron en algunos lugares de Zacatecas durante el gobierno de Francisco García Salinas. Continuamos con la crónica de este tema.

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Ante la necesidad de maestros, no necesariamente los que se contrataban como tales tenían estudios sobre el método de enseñanza mutua, que después de haberse creado la Normal se solicitaba como un requisito. Juan Bautista Arroyo, subteniente de la Compañía de Sauceda, estuvo encargado de la escuela pública de ese lugar. Ante la posibilidad de que se incorporara a la partida, el Jefe Político de Zacatecas solicitaba a la JDEP, enviara “uno de los alumnos preceptores que se hallan en la capital aprendiendo el método de Lancaster”, con la aclaración de que Arroyo se reintegraría “a su destino” cuando regresara.1

El estudiante que pasó a encargarse de la escuela de Sauceda durante la ausencia del Subteniente Arroyo, fue Porfirio Valdés, comisionado por el presidente de la JDEP, Pedro Ramírez.2

Debido a la carencia de recursos económicos suficientes para sostener las escuelas y pagar a los maestros, no faltaban lo problemas. Al desentendimiento o imposibilidad del gobierno estatal para dar cumplimiento a las leyes en la materia, padres de familia y autoridades se veían obligados a pagar a los preceptores, no sin ciertas dificultades. En Tepechitlán por ejemplo, la escuela del lugar se había fundado en enero de 1832, pero era tal la pobreza de sus habitantes combinada con la falta de dotación de los fondos para la enseñanza por parte del Estado, que la autoridad de ese lugar se vio en la necesidad de pedir cooperación a los padres para retribuirle cierta cantidad al preceptor. El mismo delegado municipal se vio obligado a pagarle de su bolsa en algunas ocasiones. Algunos padres sumidos en la pobreza, prefirieron sacar a sus hijos de la escuela para eludir la presión de las autoridades de enviarlos a la misma no obstante que por ley estaban obligados a mandarlos. En la sesión de cabildo de aquel lugar celebrada el 11 de mayo de 1832, se tomó el acuerdo de comunicarle a la JDEP que: “es efectivo las indigencias y miseria de los más que componen familia en este pueblo, para que se sirva tomarlo en consideración, y disponer, si fuere conveniente, el que por el fondo destinado al objeto se pague al preceptor de este pueblo; y aunque no sea por el tanto que provee la disposición 1ª, para el cumplimiento del decreto de la materia, siquiera conque pueda subsistir”.3
La disposición y espíritu de servicio de la autoridad civil de Tepechitlán no estaba a discusión. Estaba dispuesto a seguir ayudando personalmente al sostenimiento del preceptor hasta en tanto no se hiciera efectiva la dotación por parte del gobierno, si “sus proporciones se lo permitieran” y si de él no dependiera una “numerosa familia”.4

Al siguiente año, en la sesión ordinaria del ayuntamiento de Tepechitlán celebrada el 4 de junio de 1833, se volvió a tocar el caso del preceptor de ese lugar. No se le menciona por su nombre, pero suponemos que seguía siendo José María Herrera, quien estaba como encargado de la escuela. En la reunión se dijo que no existía “ninguna causa de la escasez del fondo municipal” por lo que del fondo publico la JDEP debería pagar el sueldo del preceptor. Se le adeudaban seis meses, tiempo en que no hubo “numerario para satisfacerle su sueldo”. La resolución de normalizar el pago del maestro descansaba en la reiterada argumentación de que: “Todos los más de los que componen familia en esta municipalidad son infelices, y por lo mismo, incapaces de sortear la enseñanza de sus hijos. El establecimiento de la escuela de primeras letras en este pueblo es demasiado interesante, pero para la subsistencia del preceptor se necesita siquiera se le dote con veinticinco pesos mensuales”.5
Victoriano de Luna, presidente municipal de Tepechitlán, quien da conocer los pormenores de la sesión citada, entiende por infelices, la situación de miseria de sus coterráneos, misma que les impedía costear el sueldo del maestro Herrera. La escuela de aquel lugar requería como tantas otras que estaban en situaciones parecidas, obligadamente del subsidio público administrado por el gobierno.

En la siguiente relación aunque los expedientes de archivo no mencionan los sueldos que devengaban, encontramos a los siguientes maestros y el año en que se encontraban dirigiendo una escuela.

Nombre. Lugar. Año.

José María Urbina. Malpaso (Zacatecas). 1830

Juan Nepomuceno Vázquez. Tlaltenango. 1832.

Juan de Avelar. Nochistlán. 1832

José María Romero. Guadalupe. 1832

Antonio González.6 Aguascalientes. 1832.

Juan Bautista Arroyo. Hada. Sauceda. 1832.

Miguel Torres. Tabasco. 1833.

José Ma. González de Veina. Aguascalientes. 1833.

José Eusebio Montellán. Pto. de Bracho (Zac). 1834.

Ramón del Castillo.7 Fresnillo. 1834.

Rafael Orozco. Hda. Jalpa (Villanueva) 1832.

Feliciano Yañes. Juchipila. 1833.

Referencias

1 Ibid. julio 17 de 1832.

2 Ibid. Tal nombramiento ocurrió con fecha 18 de julio de 1832 en calidad de profesor provisional con un sueldo de 8 pesos semanarios; véase también del mismo fondo, serie, subserie y caja, el expediente de julio 20 de 1832.

3 Se refiere probablemente al decreto del 9 de junio de 1831.

4 AHEZ, Jefatura Política, Instrucción Pública Subserie Generalidades, caja 1, 2 fjs. mayo 11 de 1832.

5 Ibid., caja 3, 2 fjs. diciembre 7 de 1833.

6 Dicho maestro, con estudios terminados (egresado del segundo curso o generación de la Escuela Normal de Zacatecas), fue recomendado por el jefe político José María López de Nava. Entre las pretensiones que hacía patente en su solicitud, demandaba el pago de un peso diario. Estaba dispuesto a demostrar sus dominios en lectura y escritura, así como poder probar su buena conducta tan pronto y llegara a aquella ciudad. Por su parte el Jefe Político agrega que su recomendado, “en el tiempo que ha suplido a su hermano D. José María dirigiendo una de las escuelas de ésta ciudad, dio pruebas de un genio capas de auxiliar la formación de la tierna juventud”, en AHEZ. Jefatura Política, Instrucción Pública Subserie Generalidades, caja 1, febrero 23 de 1832. ■

7 Previo a la asignación de su lugar de adscripción, el Jefe Político de Fresnillo informó a la JDEP que el susodicho se había presentado ante él con su certificado de instrucción del método de enseñanza mutua. AHEZ, Fondo Jefatura Política, Serie Instrucción Pública, Subserie Generalidades, caja 1, marzo 11 de 1832. El dinero por concepto de la especie de beca crédito que le otorgó el gobierno durante su estancia en la capital debería reintegrarlo. Cuando se hizo cargo de la escuela de Bañón a cambio de 200 pesos, se encontró con la triste realidad que los fondos existentes para la enseñanza de ese lugar eran tan exiguos que no le alcanzaban ni siquiera para su “precisa subsistencia diaria” y de su familia y que decir para poder “allanar” la deuda que tenía con el Estado. Por tal motivo enteraba de su situación al Ayuntamiento de Fresnillo para que éste a su vez lo comunicara al Consejo de Gobierno. Don Ramón del Castillo terminaría renunciando, pero el Consejo de Gobierno le cobró en abonos la cantidad de dinero que se le había entregado durante el tiempo de su permanencia en la Escuela Normal de la capital. Ibid, caja 3, 1 fj.

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