Terminó el Festival Cultural de Zacatecas (FCZ) en su edición número treinta y seis que organiza desde hace ese número de años el Gobierno del Estado de Zacatecas a través del Instituto Zacatecano de Cultura (ICZ), el cual incluyó todo tipo de espectáculos culturales en diferentes escenarios que, como siempre, habrá aquellos a quienes haya agradado y llenado sus expectativas y los infaltables críticos a quienes nada satisface y encuentran en cada detalle un pretexto para hacer notar a quien quiera hacerles caso, con o sin razón, para proponer las innumerables formas de mejorar los alcances del mismo.
Las razones que mueven a estas líneas son aquellas que conducen a una especie de crónica que incluya los quehaceres del Centro Cultural Ciudadela del Arte en el apoyo a las actividades que se desarrollaron como parte del FCZ en sus instalaciones. Se puede empezar por mencionar que en las Bóvedas Uno y Dos se montó la exposición de pinturas que provienen de varios municipios del estado y que muestra el talento de varios artistas en la disciplina pictórica. Varias de las piezas expuestas son de un realismo de buena calidad y hay algunas copias de trabajos de artistas reconocidos que muestran los esfuerzos de los artistas de las comunidades del estado que se preocupan por su desarrollo. Para todos aquellos que quieran admirarla, estará en exposición hasta el mes de mayo. Si a usted le gusta el trabajo de artistas emergentes, valdrá la pena que apoye a los talentos nuevos con su presencia y sus comentarios.
Aunque puede decirse que el “plato fuerte” de la participación de La Ciudadela fue mostrar parte de la riqueza gastronómica y cultural de algunos municipios de la entidad. En esta edición del festival participaron ocho municipios, Pinos, Jerez, Moyahua, Trancoso, Teul de González Ortega, Ojocaliente, Tlaltenango y Sombrerete. Aunque algunos le pusieron más empeño que otros, lo importante fue que se mantuvo la tradición de la muestra y de que, aunque limitada, se abre la oportunidad para que los ayuntamientos muestren las artes y algunos de los platillos emblemáticos de cada región. De esta manera, tanto el turismo foráneo como local, tuvieron la oportunidad de degustar a lo largo de la duración del festival, exquisitos platillos de algunas regiones del estado con menús diversos y sazones diferentes por un precio bastante accesible, además de conocer y adquirir algunas artesanías y antojerías representativas como dulces y repostería.
Y es en este punto donde puede resaltarse la importancia de una de tantas tareas del IZC: la de difundir, mostrar, preservar y multiplicar la riqueza cultural y gastronómica del estado y sus diferentes regiones, tan extremas y diferentes unas de otras que invitan e incitan a una exploración permanente e ilimitada en estos aspectos. Pero esta tarea no corresponde únicamente al IZC, es el gobierno del estado en su conjunto a través de su estructura administrativa quien debe velar por la cultura general de su gente; un estado que no apuesta por la cultura está descalificando su pasado y condena su futuro a una deriva permanente y su consecuente desintegración. Debe fomentar el conocimiento universal de los sentimientos, la espiritualidad y la identidad de los ciudadanos a lo largo, lo ancho y lo diverso de su geografía y en esta tarea debe comprometer a todas o casi todas sus dependencias, en especial las carteras de educación, economía y turismo, estas dos últimas beneficiarias directas de los quehaceres culturales e históricos de la población y que en realidad poco o nada aportan para corresponder a los esfuerzos de la gente por mantener viva la cultura y las artes. Las inversiones prioritarias debieran encausarse hacia el fortalecimiento y la transversalidad de las manifestaciones de la gente que ve en la cultura y las artes no solo la forma de mostrar su sensibilidad, conocimiento y propuestas para estructurar una identidad, sino la de heredar a las futuras generaciones una visión de futuro que transforme la degradante realidad que hoy se vive en el estado y buena parte del resto del mundo.
Entonces, desde esta perspectiva, habrá que diseñar los mecanismos necesarios para establecer el compromiso moral institucional y privado para disponer de todo espacio para la difusión de la cultura en general eliminando la mezquindad, fomentando la transversalidad, sumando voluntades para mejorar la calidad de vida, haciendo uso óptimo de la infraestructura existente, para empezar, y que prevalezca la idea y el compromiso colectivo para que la cultura sea un viaje de ida y vuelta. De lograrse lo anterior, se podrán eliminar buena parte de los palos de ciego que se dan consistente y permanentemente en el intento de reconstruir el deteriorado tejido social.
Y volviendo a las generalidades del festival, esta columna reconoce el esfuerzo permanente y desde todas las trincheras de parte de Dulce Muñoz Reyes, directora del IZC además de todo el equipo humano de la institución, para que la población y visitantes hayan disfrutado de este magno evento; el esfuerzo de Lourdes Imbert Carreón, directora de Vinculación Estratégica del IZC para que la Muestra Gastronómica haya sido un éxito y por aportar datos a este aporreador de teclas para la conformación de este trabajo; a la sobresaliente programación de la Cineteca por su directora, Gabriela Monreal Reyes y a Jesús Manuel Meza Montalvo, Director de la Ciudadela del Arte por su incansable labor para apoyar este y otros eventos en favor de la cultura universal.
Enhorabuena, y como siempre, se queda con la expectativa de que año con año el festival alcance niveles óptimos de sublimación. ν