Hace unas semanas, México sufrió una de las peores olas de calor registradas, más allá de lo cíclicos que son los cambios climáticos en nuestro planeta, la emisión de gases de efecto invernadero ha acelerado estos cambios, y no solo eso, han provocado que los fenómenos meteorológicos sean más extremos.
Si bien la industrialización de los procesos de producción inició el cambio en la tendencia de las emisiones atmosféricas, el modelo consumista que ha permanecido en los países desarrollados (principales responsables de las emisiones per cápita) ha imposibilitado que la tendencia de emisiones cambie de forma importante y las políticas públicas, en muchos países, siguen enfocadas en soluciones individuales y no colectivas.
Una de esas políticas está enfocada a la sustitución de los vehículos de combustión por eléctricos, solución que, para países de bajo poder adquisitivo, como México, resultan más demagógicas que prácticas. ¿Cuántos mexicanos pueden destinar más de un millón de pesos solo a la adquisición de un vehículo? Este tipo de políticas están enfocadas a la generación de un nuevo mercado que realmente no busca una solución al problema climático, sino a la perpetuación del modelo consumista; al final, las grandes compañías seguirán produciendo vehículos, con cada vez menos empleados por la automatización de procesos, lo que significa una mayor concentración de la riqueza.
¿Qué alternativas tenemos en términos de política pública al problema? El transporte público.
En el año 2005, durante el gobierno de la Ciudad de México del ahora presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, se inició un modelo de transporte, que hasta ese momento era nuevo en nuestro país el Metrobús, un proyecto de movilidad impulsado por la exjefa de gobierno de ésta, la Dra. Claudia Sheinbaum, experta en temas ambientales. Ese proyecto, que ha seguido creciendo y que ha sido replicado en otros estados del país, es un ejemplo de la aplicación de políticas públicas pensadas en el colectivo y con impacto real en la disminución de las emisiones.
La implantación de la ideología consumista en nuestra sociedad nos lleva a creer que el poseer un vehículo de reciente modelo es sinónimo de bienestar y calidad de vida, aunque para conseguir ese vehículo haya que pasar una parte importante de nuestra vida atorados en los traslados.
Apostar por el transporte público es la mejor política pública para mejorar por la calidad de vida de los habitantes de una ciudad, en cuanto a movilidad se refiere y, al mismo tiempo, tiene un mayor impacto en la reducción de emisiones de efecto invernadero, que promover la sustitución de vehículos de combustión por eléctricos.
Zacatecas cuenta con un proyecto tipo Metrobús desde hace 10 años, inicialmente impulsado por la arquitecta López Marchant en los gobiernos de Miguel Alonso y Alejandro Tello que bendeciría a los habitantes de la zona metropolitana Zacatecas-Guadalupe, el llamado Platabus, si bien no ha sido cancelado, la ejecución se encuentra detenida, las causas las desconozco, pero si el Gobierno de David Monreal quiere impulsar un cambio que beneficien a los de abajo, como lo señala la 4T, debe seguir el ejemplo de AMLO y de Claudia Sheinbaum, haciendo prioritario este proyecto.
