Este miércoles, en el marco de la conmemoración del 111 aniversario de la Toma de Zacatecas, las investigadoras Marlem Silva Parga y Emilia Recéndez Guerrero ofrecieron la conferencia “Las Mujeres de la Toma de Zacatecas”, organizada por la Crónica del Estado y realizada en el Teatro Fernando Calderón, donde recuperaron los nombres y contribuciones de mujeres que formaron parte de los movimientos armados en México ante un público conformado principalmente por estudiantes normalistas.
Emilia Recéndez rescató los perfiles de zacatecanas como Luz González Cosío, profesora y fundadora de la Cruz Roja Mexicana; Teresa Arteaga, activista del Club político Ponciano Arriaga; y a María Soledad Quezada, enfermera en el ejército revolucionario. También incluyó a Clotilde Evelia Quiarte, profesora, periodista e historiadora, y a Eulalia Guzmán, maestra y antropóloga que defendió el voto femenino.
Destacó a María Josefa Ortega, quien ocultó a un sacerdote insurgente en su casa durante la guerra de Independencia; a Catalina Torices, que fue encarcelada por proteger a un cura implicado en el levantamiento; a Beatriz González Ortega, quien transformó la Escuela Normal en un hospital para atender a heridos de ambos bandos tras la toma de Zacatecas en 1914; y a Soledad González Dávila, originaria de Villa de Cos, que se convirtió en secretaria personal de varios presidentes revolucionarios, incluidos Madero, Carranza, Obregón y Calles.
En su revisión en archivos históricos locales y nacionales, Emilia Recéndez logró documentar a ocho mujeres zacatecanas vinculadas al movimiento independentista y a siete durante la Revolución Mexicana. Esta escasa presencia, explicó, no se debe a falta de participación, sino a que los escribanos de la época (mayoritariamente hombres) no consideraban relevantes las acciones realizadas por mujeres.
También expuso que durante la Independencia muchas mujeres, aunque no tomaron las armas, financiaron el movimiento, y que algunas incluso encabezaron pequeños ejércitos, como fue el caso de Gertrudis Bocanegra, una de las pocas mujeres que terminaron fusiladas durante el movimiento independentista.
En la Revolución, además de brindar apoyo logístico, muchas se integraron en clubes políticos, colaboraron en la prensa y escribieron en contra del régimen de Porfirio Díaz y a favor de distintos caudillos.
Recéndez Guerrero llamó a reflexionar sobre cómo se narran y conmemoran los episodios bélicos, al recordar que en 2014 se escenificó la toma de Zacatecas con grandes despliegues de recursos. Cuestionó si, en un contexto de violencia persistente, tiene sentido seguir glorificando las batallas. Sostuvo que las revoluciones deben entenderse como procesos de transformación amplia que nunca son cien por ciento exitosos, y que se suelen caracterizar por la pérdida de los ideales revolucionarios de los caudillos al pasar a ser gobernantes.
Por su parte, Marlem Silva Parga, directora del Archivo del Poder Legislativo, habló de los movimientos y reacomodos políticos que se generaron durante la Revolución, protagonizados principalmente por el Poder Legislativo. Explicó que, incluso en medio de momentos convulsos, este poder procuró mantener el equilibrio y la estabilidad atendiendo tres temas fundamentales: la seguridad pública (especialmente por los robos), la salud y la educación.