La idea de que China es un problema recorre no solo periódicos, radio y la televisión, también las redes sociales. Esa idea no debiera ser nuestra, de la misma manera que no lo es Estados Unidos u otra potencia económica. La postura es representativa a los intereses oligárquicos de USA que, en los tiempos actuales, ya no puede competir ventajosamente en los mercados internacionales.
He comentado que el problema económico no está en los mercados, en ellos sólo se expresa. El fondo está en el proceso de producción. Si una computadora o IPhone se compran ventajosamente en calidad y precio en China y no en Estados Unidos es porque su producción resulta de un proceso de conocimientos superiores, tanto en quienes trabajan, la forma en que lo hacen y también por los medios que utilizan. Eso, puede resumirse en ciencia y tecnología aplicada al proceso productivo.
Pocos ponen en duda de que China alcanzó y rebasó a Estados Unidos en bienes de alta tecnología, brecha que se sigue ensanchando en productos como teléfonos móviles, tablet, computadoras, drones, automóviles, la industria farmacéutica y armamentista.
Durante el neoliberalismo, gobierno y oligarquía económica gabacha, instaron a que cada país hiciera una revisión comparativa de sus ventajas y; a partir de ello, abrir sus economías al mundo para entrar a la competencia internacional que, según ellos, terminaría beneficiando al consumidor final porque tendría acceso a productos más baratos. Al propio tiempo, la libre competencia sería un estímulo al promover el desarrollo en sectores no competitivos o, simplemente, dejarlos para quienes sí pudieran hacerlo.
Obvio, las naciones más industrializadas promovieron, con el apoyo de las cúspides burguesas nacionales y sus gobiernos, el rompimiento de todo tipo de proteccionismos para que los grandes magnates pudieran entrar y dominar los mercados. Ese condujo a naciones que se esforzaban en desarrollarse, como México, a la destrucción de su propia planta productiva, a la desindustrialización que, aunque incipiente, permitía afrontar necesidades del consumo interno y a sustituir importaciones.
Hoy, de manos de Donald Trump, la burguesía gringa se niega a la competencia porque, sencillamente, ya no puede competir ventajosamente. Las medidas adoptadas por USA son la antítesis, la negación, del neoliberalismo que estuvieron promoviendo y ya sólo intenta protegerse para que su industria no sea destruida por la industria superior que posee China. La aplicación de aranceles tan irracionales, es la lucha desesperada por conservar, cuando menos, su mercado doméstico.
El capitalismo imperial está gravemente herido. Los aranceles sólo limitan la competencia en el mercado estadounidense y la conducta virulenta, autoritaria y cargada de amenazas de Donald Trump contra Canadá, naciones europeas y México no abona para que estas naciones se coordinen y apliquen, de manera coordinada, los mismos aranceles y garantizar a los gringos un mercado cautivo. Aunque significaría sacrificar a estos pueblos a productos chinos de calidad y precio que no tiene Estados Unidos.
Los aranceles no representan una solución de fondo a los problemas de la economía de Estados Unidos. Los decretos de gobierno nunca podrán sustituir las leyes económicas. El costo de producción y la calidad de cualquier mercancía no se define por la voluntad de un gobierno. Los precios con los que se realiza en el mercado tampoco pueden escapar a la realidad de su costo de producción.
Desde siempre, el Trabajo es el único factor creador de riqueza y el Modo Técnico y el Modo Social de cómo la produce tiene que ver con la forma en que el Trabajo se relaciona para la producción. El Capital mismo no es más que Trabajo Pretérito y la personificación en Elon Musk, Donald Trump, Carlos Slim, etc., en nada cambia el hecho de que el Trabajo es el único creador de riqueza. Ellos sólo se lo apropian y concentran. Si produjeran riqueza serían trabajadores.
Por otra parte, el progreso científico y tecnológico que llevan implícitas las mercancías no son más que formas de Trabajo Acumulado. Y sólo alcanza desarrollo ahí donde el trabajo puede desdoblarse en Trabajo de Operación y en Trabajo Universal, éste último es el trabajo que crea y desarrolla las Fuerzas Productivas. La característica sustancial del subdesarrollo es la escasa presencia del Trabajo Universal, al que Marx también llamó Trabajo General. Por el contrario, el desarrollo es la presencia abundante del trabajo universal.
De conformidad con lo anterior, EEUU está urgido de una gran revolución científica y tecnológica. Pero esa no surge de manera espontánea y con la rapidez deseada. Ocupa que el Estado gringo, y las mismas firmas capitalistas, asuma la responsabilidad de promoverla, de invertir en científicos, en progreso científico y tecnológico aplicado a los procesos productivos de punta. De paso, USA puede verse involucrados en cambios políticos e ideológicos profundos, tema que habrá que ir abordando.