Nunca en mas de 400 años de historia Zacatecas había vivido tanto salvajismo de las bandas de forajidos que asolan a su población y autoridades, ni siquiera en la famosa guerra chichimeca, ni en las asonadas independentistas, las intervenciones norteamericanas o la mismísima guerra de reforma, pasando por la revolución y la toma de Zacatecas, se habían vivido tales acontecimientos donde una población a merced del hampa, sufre en carne propia los designios de una ofensiva jamás nunca antes vista.
La tercera parte de la economía mundial se maneja con dineros lavados provenientes del narcotráfico, cientos de miles de armas provenientes de los Estados Unidos son utilizadas por los cárteles mexicanos considerados como los más poderosos y sanguinarios del mundo y con la presencia en casi todo el orbe.
Esas armas de alto calibraje son utilizadas para amenazar, asesinar, mercar y traicionar los ideales sagrados del pueblo mexicano que exige paz y justicia para siempre.
Parte de La misma población zacatecana ha sido desnaturalizada, ya por necesidad, ya por empleo, ya por obligación y para que desaparezca la semilla de la maldad sembrada a los largo de decenios, es probable que suceda o un milagro de reconvención o un embate directo como nunca antes se había visto ante las células criminales que se disputan palmo a palmo cada pedazo de su territorio y no solo convertir a Zacatecas como el primer lugar nacional en secuestros y el lugar infernal donde cientos -quizás miles- de fosas resguardan a miles de cadáveres de inocentes, Sino como el parteaguas donde por fin cedan las ambiciones y su territorio deje de ser el trasiego de drogas y de personas, de órganos humanos de todas las edades para hospitales privados de las grandes ciudades del mundo, principalmente EEUU, la extorsión del cobro de piso a cientos de miles de comerciantes, campesinos, empresarios y hogares todos.
Es un largo camino y un proyecto en donde la ultraderecha adherida al pripanismo perredista enloquecido, exacerba la violencia de los cárteles para que supuestamente la población deduzca: miren: No pueden con la cochinada que les dejamos” y al mismo tiempo continuar con las connivencias que le han merecido ser de los estados mas famosos en el infinito por sus índices de maldad y ensañamiento.
Nunca el fuego para apagar el fuego. La estrategia del gobierno federal y estatal de arrancarles a los carteles a la juventud mediante ofertas de trabajo y estudio puede estar funcionando, pero nunca olvidemos que quizás miles de sicarios armados son reclutados a la fuerza, muchos de ellos previa amenaza a sus familias, cientos de centroamericanos que se dirigían en busca de trabajo al vecino país del norte, fueron interceptados bajo jugosas ofertas y hasta el ofrecimiento de mujeres raptadas para sus necesidades orgánicas, fueron entrenados con el peor de las técnicas de los criminales kaibiles de Guatemala, tajos horrendos donde Dante levantaría las cejas.
Cuando en las matazones que los españoles perpetraban contra los indígenas irritilas – hasta 50 mil indígenas cruelmente flechados y devorados por perros feroces- en 1543 en los zacatecales, -remarca el gran historiador Elías Amador-“extraños cantos se escuchaban en las montañas sin saber de dónde provenían exactamente, pero eran como angelicales”; al mismo lapso, cuando el periodista y militar y gobernador zacatecanos Jesús González Ortega reasumía los mandos civiles y ejércitos para conformar milicias que caminaban cientos de kilómetros entre el hambre, el frio y las amenazas, perseguían denodadamente un solo objetivo: restablecer la paz en sus territorios y que la fama de ese estado tan querido nunca mas estuviera contra la espada y la pared.
O un milagro o cien años más de ignominia.
O acuerdos y amnistías, o treguas y llamados enérgicos a la paz y el cese a la maldad fuera de sentido.
Se calculan 250 mil hombres y mujeres armados en 11 carteles repartidos en el territorio nacional, desaforados y sin escrúpulos.
O sí?.