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viernes, 9 mayo, 2025
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■ Residentes de la zona centro padecen las consecuencias negativas de esta tradición

Ruido, hiperpoblación y sobreproducción de basura, entre los inconvenientes del FCZ

■ También se habla de algunos beneficios, como el buen ambiente y la limpieza

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Por: Jaqueline Lares Chávez •

La vida en el Centro Histórico de Zacatecas durante la temporada de festivales representa una experiencia dual para sus habitantes. Si bien muchos reconocen el valor cultural y turístico que traen consigo eventos como el Festival Cultural Zacatecas (FCZ), también advierten sobre los efectos negativos que impactan su día a día: el caos vial, la falta de espacios de estacionamiento y el ruido excesivo.

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Desde la perspectiva de los vecinos, vivir en el corazón de la ciudad implica estar en contacto directo con las actividades más representativas del estado, pero también convivir con ciertas problemáticas que se acentúan durante estas fechas. Uno de los residentes del centro comenta:  

“Vivir aquí tiene tanto aspectos positivos como negativos. Lo más complicado es el tema del estacionamiento; muchas veces otros vehículos obstruyen los cajones designados para los vecinos. También está el ruido, particularmente durante las callejoneadas. No se trata de los músicos, sino de las personas que participan, que en ocasiones gritan demasiado y alteran el descanso de quienes vivimos en la zona”. 

El ruido se ha convertido en una de las principales quejas de los habitantes, sobre todo en horarios nocturnos. Las callejoneadas, si bien forman parte de una tradición profundamente arraigada, no siempre se desarrollan con respeto hacia el entorno residencial.

No obstante, los residentes también reconocen aspectos positivos que acompañan a los festivales. De manera paradójica, varios coinciden en que la ciudad suele mostrarse más limpia durante estas temporadas. “Cuando hay eventos, curiosamente, la ciudad se ve más limpia. En otras épocas, esta zona casi no se barre, pero con la llegada del turismo, hay más atención a los espacios públicos” señaló el habitante. 

“En estas fechas ponen más atención a la basura, si se acumula obviamente más, pero hay más personal y se ve más atención” coincidió una habitante. 

Este año, en particular, ha sido percibido por algunos como más ordenado que en ediciones anteriores del FCZ. Aunque se ha notado una mayor presencia de turistas extranjeros, varios vecinos consideran que el turismo nacional ha disminuido, lo que ha contribuido a una atmósfera más controlada y menos caótica.

La percepción de los festivales también varía dependiendo del grupo generacional. Para los jóvenes que residen en el centro, la temporada cultural es un atractivo que rompe la rutina y fomenta la convivencia. Una estudiante universitaria que vive en las inmediaciones de la Plazuela del Refugio, comentó:  

“Está muy bien, porque a partir del jueves comienzan a llegar las callejoneadas. Son muy amables, te invitan a unirte y eso hace que se sienta un ambiente muy alegre” dijo. 

En contraste, para adultos mayores o familias con niños pequeños, la constante actividad puede resultar agotadora. Un vecino mayor expresa: “Yo ya viví muchas ediciones del festival. Antes lo disfrutaba mucho, pero ahora solo quiero dormir tranquilo. A cierta edad uno valora más el silencio que la fiesta”. 

Aparte de que de igual manera mencionan que las personas tienden a hacer más escándalo y más cuando están bajo efecto de bebidas alcohólicas.

“Estas actividades son muy bonitas, me encanta el arte, pero la gente luego lo usa de excusa para salir de fiesta y luego ya borrachos hacen mucho relajo” comentaron. 

Pese a estas incomodidades, muchos habitantes no dejan de reconocer el valor simbólico y económico del FCZ. Saben que, por unos días, su ciudad se convierte en punto de encuentro para la cultura, el arte y la tradición, y que el Centro Histórico es el escenario principal de esa experiencia.

Zacatecas es, sin duda, una ciudad que vive intensamente su cultura. Sin embargo, quienes la habitan día a día también merecen disfrutarla sin que su bienestar se vea comprometido. En medio del bullicio, la música y las luces del festival, hay familias que buscan mantener su tranquilidad.

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