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lunes, 21 abril, 2025
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Antonio Deltoro (un adiós inesperado)

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Por: MIGUEL CANSINO ASSENS •

La Gualdra 583 / Antonio Deltoro / Literatura / Poesía

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Se abre un abismo que amenaza tragarme.

Antonio Deltoro

 

Quiero iniciar comentado que tres títulos de la poesía de Antonio Deltoro me han acompañado a lo largo del último cuarto de siglo. Es decir, empecé a leerlo por año 1997, por la indulgencia del placer verbal con la lectura de sus poemas en las páginas de la revista ya mítica Tierra Adentro. Esa primera lectura ha sido una exploración, un encuentro con sus metáforas para ir al hallazgo infinito de su lírica y el construir poética. Los títulos que me han acompañado son Balanza de sombras (1997), la primera Poesía reunida (1999) y Poesía reunida 1979-2014 (2015). “A lápiz también se pueden escribir montañas”, y este verso es la primera lectura del poema que lleva por título “A lápiz” dedicado a Luis Ignacio Helguera.

Balanza de sombras es un título fundamental para varias generaciones: la mía en particular disfrutó su aparición. Fue un hallazgo revelador y renovación lírica en la poesía mexicana. Refrendó este título que Deltoro es desde entonces un poeta maduro, heredero de una tradición que merecía no sólo la lectura de sus poemas sino que su nombre es parte esencial de la poesía mexicana y su escritura enlaza una ruptura, nombra momentos definitorios para la lengua española. Deltoro alcanza un eco perfecto: cimbra nada menos que el fin de siglo XX. Con esto logra evidenciar ese encuentro y determina su búsqueda. Es el título que cierra un periodo en la poesía mexicana: antesala de un universo que deja atrás la huellas de la herencia vanguardista y se permite confirmar una continuidad apasionada para nombrar lo que viene y el escenario no es otro que vislumbrar el nuevo milenio que estaba por iniciar. La capacidad de su diálogo con anteriores poetas mexicanos y la contribución a la riqueza de la lengua española es evidente y muestra un rumbo que ya no era sólo suyo sino que es parte de un diálogo, un estilo y se extiende para dialogar con autores como Fernando Pessoa y en el extremo opuesto está su aproximación a Antonio Machado por medio de sus heterónimos: en conjunto, aquél y éste, termina su aspiración poética.

En el terreno de la poesía dialoga con Octavio Paz, su propia generación y con poetas como Tomás Segovia y José Emilio Pacheco. Por su estilo sobresale, determina su presencia. Los versos de Deltoro definen el vértigo de sueños, la exploración del idioma y el poema es el encuentro de su estilo y esa plenitud confirmada sucede con títulos que cierran la visión lírica del siglo XX con un título como Balanza de sombras.

Cuando por primera vez tuve en mis manos Poesía reunida, allá por el año 2001, me permitió sintetizar ese decir: se vislumbra que a partir de esa recopilación ocupa un lugar -no sólo entre los poetas de su generación- sino que sucede por medio de la poesía la máxima celebración en el ámbito de la poesía que se estaba escribiendo desde distintos lugares de Hispanoamérica; de manera particular, desde México, su nombre era referencia obligada y poco a poco alcanza esa particularidad. Sin duda, es uno de autores con mayor oficio, con una obra que tiene cuatro libros publicados, hasta entonces, con una manufactura original. Éstos determinan o permiten reconocer con claridad el oficio del poeta. En esta primera reunión poética deja ver su oficio: es la de un escritor que determina un encuentro del arte de su poética, la manifiesta contundencia y lo refleja de cuerpo entero. Por los poemas cortos, largos o extensos su escritura tiene un elemento característico: la búsqueda intensificada redondea imágenes, la voluntad de su autobiografía refleja la realidad de su presencia y asume la página en blanco. El resumen es el discurso y por medio de la exploración del lenguaje asume riesgos.

Para la edición de 2015 la Poesía reunida con esa portada negra y blanca sobresale, impresa en España dentro de la colección Visor de poesía y es la que recuerda que esta editorial celebra 40 años aquel 2015 de existencia; y la edición de la poesía de Deltoro refleja dos lecturas fundamentales: la edición estuvo a cargo de Juan Carlos Abril y la acompaña un prólogo que de lo biográfico pasa al tema de sus variantes, registra de la poesía su revelación de cuerpo entero; sobresale un texto breve de Luis García Montero, donde hace de la lectura una contemplación que rompe fronteras entre la poesía mexicana y la tradición española: el diálogo a través de la poesía es una realidad que trasciende fronteras territoriales. Esa misma edición de la poesía reunida recuerda que Deltoro es hijo de republicanos españoles y nació en la Ciudad de México en 1947. Y recuerda que el año 1979 es el inicio de su itinerario poético, lo inaugura Algarabía inorgánica y completaba para entonces que para el año 2015 tiene seis libros de poesía y su presencia ya es la de uno de los poetas más importantes de la poesía contemporánea en lengua española. Para llegar a la poesía de Antonio Deltoro se ocupa revisar un periodo de poco más de tres décadas. En este periodo logró publicar un puñado de títulos fundamentales para la tradición de la poesía mexicana y se vuelven clave de su identidad lírica en la lengua española. Su poesía, como referencia inmediata, registra parte de la misma vida cotidiana, un sabor o encuentro con lo coloquial y estas coordenadas son las que hacen vibrar el idioma. Por eso, sus versos, están presentes: un giro verbal apasionado que nombra y llama la atención, perdura en la memoria del lector. Ya sea posible recordar un título: Algarabía inorgánica que, por dos palabras, pareciera decir poco, pero cuando vamos a los poemas, el cúmulo de imágenes se multiplica, se vuelven versos avasalladores, perduran y quedan como parte de un recuerdo inamovible. Cuando escuchamos estas palabras en el título de su poesía, quizás, se vuelvan un pasatiempo, inmediatamente cambia cuando oímos el sonido de su eco con atención, justamente Balanza de sombras o El quieto es parte de un rigor lírico y un ejemplo de su encantamiento.

Es capaz de dialogar Deltoro con Paz y su propia generación; muestra o determina estilo: podemos decir que lo diferente de la poesía es el itinerario tan riguroso al publicar y nombrar un ejemplo distinto que distingue su claridad lírica. Desde un inicio él fue riguroso con su ejercicio de la escritura. Observa por medio del poema la huella que perdura. Por un lado el poema es su presencia y el punto de encuentro sucede con su biografía por confirmar es un gran poeta y esta vertiente confirma de forma discreta al gran ensayista. En su poesía, casi todo es música. Por eso, sucede el magnífico encuentro con el poeta por títulos como Balanza de sombras y Los árboles que poblaran el Ártico que están distanciados nada menos que por tres lustros y su “aparición parece buena señal”. Ausente, es Antonio Deltoro, pero en adelante nuestro poeta más vivo de la poesía mexicana.

 

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/583

 

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