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jueves, 18 abril, 2024
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Extraen “montaña” de restos óseos de la casa del feminicida de Atizapán

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Por: La Jornada •

Durante 40 años, Andrés Filomeno M enterró sus más grandes secretos en el sótano de su casa y recámara. De allí se sacaron miles de fragmentos de huesos humanos –más de 4 mil 300– de los que hasta el momento se han identificado a 19 víctimas del mayor feminicida de los tiempos recientes.

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La noche del pasado 15 de mayo fue descubierto el asesinato de Reyna González, de 34 años, el último de presuntamente una treintena de crímenes que cometió el sujeto en el domicilio ubicado en la colonia Lomas de San Miguel, Atizapán de Zaragoza, en el estado de México.

El Chino, como lo conocían sus vecinos, realizó una lista de nombres entre las cinco libretas de diferentes tamaños que fueron halladas en el sótano donde realizaba los feminicidios y entierros, los cuales habría videograbado en los 38 casetes de formato 8 milímetros y 25 VHS hallados por la Fiscalía General mexiquense.

Las excavaciones concluyeron con las tres etapas del predio de más de 68 metros cuadrados, que abarcan recámara, sótano, cocina con tapanco de madera y láminas, patio, dos baños, pero, a decir de la fiscal para Delitos de Género mexiquense, Dilcya García, los trabajos podrían extenderse a otros predios o a mayor profundidad, a fin de desenterrar todos los restos óseos. En breve iniciará la excavación del consultorio médico y las tres habitaciones que rentaba.

En 1980, El Chino abandonó su pueblo en Oaxaca. Nadie sabe si salió huyendo, pero desde entonces vivió solo en la calle Margaritas, en una zona de pendientes pronunciadas. Nunca se le conoció esposa o hijos, pero los colonos señalaron que a dos predios de la casa de El Chino se ubica la propiedad de su hermana, quien vivía con su hija Malena, pero a quienes desde hace tiempo no han visto.

Malena dijo a un vecino vía telefónica que estaban en Oaxaca, pero que su mamá está enferma, por lo que no le diría nada de los hallazgos criminales. Hasta la fecha, la fiscalía no tiene noticia de que Andrés haya recibido visitas de amigos o familiares en el Centro de Reinserción Social de Tenango del Valle.

El sujeto fue detenido porque el esposo de Reyna, un ex policía municipal, fue quien halló el cuerpo de la mujer en el sótano donde se encontró un cuchillo, un machete, dos básculas, ocho celulares, 12 chips, ocho barnices para uñas, cinco pulseras, seis collares, cuatro pares de aretes, tres anillos, dos carteras de mujer, nueve juegos de llaves, 29 fotografías instantáneas, 44 fotografías medianas, 17 infantiles y una tamaño pasaporte, además de diversos pares de zapatos de mujer, entre otros artículos.

Reyna vivía en San Juan Ixtacala, y permitió que su victimario la acompañara a comprar accesorios para celular. La noche del 15 de mayo, en el WhatsApp los vecinos preguntaban qué pasaba en la casa de El Chino ante la movilización policiaca, por lo que algunos salieron a intentar proclamar su defensa, pero cambiaron de parecer cuando otros colonos llegaron al sótano y salieron horrorizados al ver el cuerpo descuartizado de Reyna.

Las autoridades mexiquenses iniciaron, en colaboración con su similar de Oaxaca, indagatorias para conocer el pasado de El Chino, de quien no se han especificado su grado de escolaridad, lugar de nacimiento y propiedades.

Los vecinos se dicen sorprendidos y engañados por el hombre al que recuerdan siempre “caminando en la calle”, sin necesidad de bastón, sin un trabajo fijo, vestido con ropa “como de los años 70, sus camisas con estampados de animales y chalecos”, de pocas palabras, y distraído, pero al mismo tiempo amable.

Roberto Martínez, residente de la colonia desde hace más de 30 años, contó que El Chino pidió firmas de apoyo “hace muchos años para ser presidente de la colonia”, mientras otros recuerdan que siempre buscaba apoyo “de partidos políticos o en la presidencia municipal” para pavimentar y alumbrar calles. La Fiscalía no tiene pruebas de que recibiera algún pago por las gestiones vecinales, por eso las autoridades consideran que “vivía de las rentas” de los cuartos de su casa, por los que cobraba 500 pesos de cada uno.

Los lugareños dijeron que antes de que rentara los cuartos acondicionó un negocio de venta de materiales para construcción que él mismo atendía, después el establecimiento se convirtió en una carnicería que era atendida por otro hombre; durante un par de meses fue una estética, y desde hace unos 14 años, un consultorio médico.

Las mujeres de la zona tienen el perfil del posible feminicida: tenía una mirada “morbosa”, “con mala vibra”, y que se acercaba a las jóvenes y adultas vulnerables, a quienes por alguna circunstancia se encontraban solas y con hijos, o las que nadie buscaría.

Recuerdan el caso de una mujer a quien desde hace años dejaron de ver, luego de que “le puso un puesto de dulces en las canchas de la colonia, era una mesa con una lona. Ella venía con su hijo, luego nunca los vimos”.

Alejandra, encargada de una tienda de abarrotes, recordó que hace 12 años El Chino le regaló boletos para ir a la feria de la colonia, mientras a “otra vecina, que vivía sola con su hijo en la parte alta de la colonia, le prometió que le compraría un celular, pero ella lo rechazó”.

En la calle Margaritas aún sigue la presencia policiaca, el domicilio permanece bajo resguardo con cadena y candado, además de que nadie pasa por la calle acordonada si no se identifica como residente. Los colonos advierten que hace años sólo había terrenos baldíos y ahora son casas rentadas o están solas, por eso sus crímenes pasaron desapercibidos.

El Chino no le importaba viajar unos 8 kilómetros de Atizapán de Zaragoza al centro del municipio de Tlalnepantla al bar El Barrigón, donde algunas versiones refieren que era el sitio en el que buscaba a sus víctimas.

Sin embargo, el dueño del bar, Hugo Martínez, declaró no recordar que El Chino visitara el establecimiento, pero confirmó que Rubicela, una de las jóvenes desaparecidas proveniente de Monterrey y cuya credencial de elector fue hallada en la casa del sujeto, sí acudía al negocio.

En entrevista comentó que entregó a la fiscalía y a los familiares de la joven las videograbaciones en las que se observa a la joven en el negocio sin acompañantes, mientras que su motocicleta fue hallada a unos pasos del bar.

El padre de Rubicela, Armando Gallegos, exigió justicia para su hija, y mencionó que no ha tenido contacto con las autoridades ni lo han buscado para que aporte a la indagatoria contra el multiasesino.

En tanto, la fiscal para el Delito de Género del estado de México, Dilcya García, señaló que se han acercado familiares de 10 mujeres desaparecidas, y aseguró que se realizará una investigación científica y a fondo por lo que el caso no quedará impune.

La fiscal recordó que la mirada que tenía El Chino al momento de su aprehensión dejaba ver que no podrá evitar “la aplastante realidad que se le viene encima”.

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