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miércoles, 21 mayo, 2025
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Muere Ghiggia justo a 65 años del gol del ‘Maracanazo’

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Por: La Jornada •

Ghiggia nació un 22 de diciembre de 1926 en el seno de una familia de clase media, en la época dorada de Uruguay, vivió una infancia sin privaciones. De adolescente jugó basquetbol, pero pronto se hizo futbolista, pues su excepcional habilidad y velocidad lo llevaron muy rápido al Peñarol, equipo en el que debutó en 1948. Transcurrió solo un año para que se consagrara como campeón de la selección nacional con la camiseta amarilla y negra, la más popular del país además del ‘Nacional’.

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Ghiggia era chiquito pero duro, y cómo corría… decían los reporteros y columnistas de la época. El uruguayo se destacó rápidamente como extremo derecho, una posición en la que superaba a los defensas con su velocidad.

El afamado entrenador de la selección, Obdulio Varela les dijo antes del histórico encuentro: “el partido se juega abajo… ¡Los de afuera son de palo!». Palabras que Ghiggia mantuvo presentes durante todo el juego. Él fue el artífice de la derrota más dolorosa para el futbol brasileño, ocurrida el 16 de julio de 1950. En ese entonces de 23 años, anotó el gol de la victoria a los 79 minutos, 2-1 a Uruguay marcaba el cartón; minuto en el que provocó una honda y desoladora tristeza a Brasil.

“Sólo tres personas silenciaron al Maracaná: el Papa (Juan Pablo II), Frank Sinatra y yo». «Fue la primera vez en mi vida que escuché algo que no fuera ruido. Sentí el silencio. Parecía que todo había terminado”, solía decir el delantero.

«Ellos se asustaron y se quedaron. Nosotros apretamos. Hice un pase que me devolvió Julio Pérez y me fui derecho al arco con poco ángulo. Cuando un defensa me salía a cruzar, Barbosa se abría para cortar el centro. Tiré al arco y el balón entró. Barbosa hizo la lógica y yo la ilógica», relató Ghiggia hace diez años para describir su histórico gol que se recordará siempre como el “Maracanazo”.

Convertido en héroe nacional tras el «Maracanazo», Ghiggia partió a Italia para ficharen Roma, donde jugó entre 1953 y en el Milán en 1962. Fue uno de los primeros futbolistas uruguayos que jugó en Italia. Terminó su carrera en los clubes Danubio y Sud América luego de retornar a Uruguay en 1963. Resumió sus casi diez años en Italia como una vida llena de tentaciones, “brava, muy brava, bravísima”. En Roma abrió un bar, comenzó a hacer una serie de malas inversiones, pocos goles, solo 10 en 201 partidos disputados. Algunos se dijeron decepcionados, otro no, otros solo confirmaron que el puntilla era veloz pero no goleador. Al volver a Montevideo, el futbolista se divorció. Contrario a como muchos piensan, sus hijos viven en el país latinoamericano. Cerró su campaña profesional en el Danubio, donde era bien conocido por su pasión, no por ser un gran rematador.

En 1996, comenzó a dar clases de conducción y se topó con una jovencita. Se gustaron, decidieron vivir juntos, no pasó mucho tiempo y se casaron. Cuando se casaron, ella tenía 30 años y el 75. Vivian en una pequeña ciudad rodeada de granjas y viñedos llamada Las Piedras, a 40 kilómetros de Montevideo. Se celebran ahí ferias patronales, lugareños aprovechan para hacer vendimia de comida, artesanias, productos made in china, en el último puesto, su esposa vendía ropa de bebé barata.Lo dramático de este hombre es que no tiene donde vivir, ¡con todo lo que ganó en su vida!”, dijo hace un par de años su esposa para una entrevista que les realizó una cadena de tv internacional.

En la modesta casa donde vivió sus últimos años, los muebles eran baratos, pero todo estaba limpio y ordenado. La casa cuenta con teléfono, heladera y un estéreo demasiado grande para lo reducido del lugar. Sobre la chimenea no hay fotos familiares: no hay imágenes de los dos hijos de Ghiggia ni de sus cuatro nietos porque se sabe, a Ghiggia le gustaba llamar la atención, y en cambio hay un gigantesco retrato de él mismo, de la época en que era campeón del mundo, y una decena de plaquetas y pequeños trofeos que en todos los casos repiten dos palabras: Ghiggia y Maracaná.

En el 2002, Alcides Ghiggia sufrió un accidente automovilístico donde su auto usado, claro, terminó siendo más que pedacería por el fuerte impacto de un autobús. El ex futbolista estuvo en coma y cuando reaccionó padeció las lesiones por muchos meses, pero eso fue solo un golpe como muchos de los que recibió cuando corría a disputar el balón en el campo. Sus compañeros mencionaban que al puntilla no le molestaban los encontronazos sino que lo motivaban para apretar el paso y ganar el rodante, era divertido para él.

En 2006 se celebró el Mundial de Alemania, la FIFA invitó a ex campeones mundiales a desfilar. Allí, visiblemente emocionado, Ghiggia recibió una de las grandes ovaciones. «Fue un acontecimiento muy lindo, que me llena de orgullo. Es algo inolvidable», mencionó ese mismo año cuando fue homenajeado por el Parlamento Uruguayo al cumplir 80 años.

En 2009, fue invitado a formar parte de la ‘Vereda de la Fama’ del estadio Maracaná, fue inmortalizado en la ‘calzada de la fama’ al poner sus pies sobre un molde para ocupar un lugar entre figuras como Pelé, Franz Beckenbauer y Mario Zagallo. “Nunca pensé que sería homenajeado en el Maracaná, estoy muy emocionado», remarcó en aquel momento.

El 20 de noviembre, cuando Uruguay jugó la revancha del repechaje ante Jordania para clasificar al Mundial 2014, el estadio Centenario se unió para honrarlo en un merecido y postergado tributo donde 60 mil personas gritaron al recordaron através de unas pantallas el gol que lo convirtió en un ícono del futbol mundial. Ese día Ghiggia vistió su camiseta número 7, llegó al centro del campo ayudándose con un bastón y fue testigo del grito de gol con el que había soñado durante 63 años.

Hoy, 16 de julio de 2015, su hijo Arcadio comentó al canal 12 de la televisión uruguaya que su padre «estaba mirando un partido de futbol cuando le vinieron náuseas, vomitó y enseguida le vino un paro cardíaco y no pudo se reanimado por los médicos». Estaba internado desde el miércoles en una clínica de la capital uruguaya. «Justo hoy los compañeros le estaban reclamando que tenía que jugar el partido», agregó.

Ghiggia, de 88 años, luchó hacía diez años contra un cáncer.

El uruguayo dejó de jugar futbol profesionalmente a los 42 años de edad, tenía dos casas pero no suficiente dinero como para no tener que trabajar. Los días de gloria habían terminado. Ghiggia se vio envuelto en problemas económicos, al grado de tener que vender la medalla de la victoria en el Maracaná.

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