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sábado, 19 abril, 2025
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■ Historia y poder

Oscar Laurencio Ortiz Quiroz, de prosapias y lealtades

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Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR •

Actor del entonces grupo EL ZOPILOTE donde fulguraban los hermanos Betancourt y los carnales Martínez Rivera, junto a Enrique Ballesté, Arturo Medellín, Raquel Arellano y Nora Valladares, entre muchos otros que entraban y resurgían, Oscar “el polo” fue siempre un acertijo, una ayuda necesaria, un vínculo con los pueblos chicanos y su teatro despertó el ánimo latinoamericano, reavivó el escándalo nacional y reafirmó los principios y las convicciones de que ser de la izquierda era siempre un deber y una manera tangible de vivir.

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Hoy después de muchos años regresa al terruño y se encuentra con José Antonio Herrero del Rello, del entonces grupo ZUMBON, otra alegoría fantástica que irradió lo mejor del llamado teatro independiente, tomas de foros, giras mundiales, contacto con los estados nacionales, indígenas, obreros, estudiantes vivarachos, colonos entusiastas y peleoneros y acompañados siempre de guitarras y poemas que le dieran ánimo al pueblo batallador.

Se ve bien Oscar, radicado desde hace 3 decenios en la zona sureste del país, rememora, acicala, ríe a carcajadas al recordar la osadía de haber sido siempre militante del buen teatro, la educación formativa de la enseñanza a los alumnos zetzales y zotziles, esas naciones indígenas mexicanas que le han dado color al panorama nacional donde se recupera por fin la justicia, la equidad, el reparto de los bienes nacionales.

Oscar señala si nos sentimos bien en esta época de la cuarta transformación y añade que lo que tantos años pregonamos en las calles y plazas y huelgas y en medio de represiones y cárceles y acosos reales, contribuimos durante 50 años de bregas y voluntades a que este país se enfilara por fin en uno que anhelamos, donde los ricos ya no robaran para serlo, que las juventudes y la tercera edad, las mujeres embarazadas y los niños, tuvieran lo que hoy conciben: apoyos reales de un estado benefactor y no gandalla, olvidadizo, corrupto en las aciagas etapas del prianismo enloquecido.

El Papa Francisco lo explicó: le llaman comunista a quien quiere justicia y paz y pan en los hogares, durante años fuimos estigmatizados por el ala radical de una izquierda que nos desestimaba y quería acorralar de ser “pequeños burgueses” o lumpens , también por una derecha soberbia que se solazaba de meterse al hampa de la politiquería para hacerse millonarios y encarcelar a opositores o asesinarlos o desterrarlos, lo vimos en muchos estados, lo padecimos muchos decenios y nosotros, siempre organizados como podíamos, fuimos colectivos triunfantes y siempre aferrados a una sola idea: ver esta etapa.

El país avanza, pese al acoso de una derecha apadrinada por el engaño, la revancha, la exacerbación de la violencia directa y asociada con los grupos paramilitares de los cárteles, la mayoría financiados por la misma DEA y por poderosos grupos estadounidenses que urgen de drogas para calmar a sus juventudes iracundas y para la venta de más de 200 mil armas que año con año ingresan ilegalmente a nuestro territorio, desatando desenfrenos de sangre, de episodios tenebrosos y dantescos como en las cárceles de Monterrey o de Saltillo y en donde lo inimaginable fue realizado bajo la complacencia de gobernadores deshonestos, policías desalmados y reos de la ira y el libertinaje psiquiátrico.

Tonino Herrero del Rello y Oscar repasaron líneas en renglones de episodios sagrados, llenos de aventuras, de trabajo constante, orgullo, arrojo voluntario, sanidad mental y física, papá de Tonino trabajó con Cantinflas, su tía, hermana de su mamá “luchita”, era pretendida por Javier Solís, de Tacubaya para el mundo- Polo viajó mucho, ambos reúnen poder nunca disminuido.

Oscar Laurencio es hijo del pueblo mexicano, como tal, arregla los asuntos más cotidianos y se enfila a creer fehacientemente que su actividad dentro del teatro es educar a generaciones, es divertirse y mofarse de lo aparentemente formal, da duración a que seguiremos en esa ruta: teatro, música, escritura, poemas y guitarrazos, manifiestos y pantomimas, estrenos de obras que refrendan ese compromiso que desde morros hicimos, ser felices, haciendo lo que nos da la gana.

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