“Sólo soy un hombre forjado a mí mismo a base de golpes, humildad, disciplina y hambre”, se define Lupe Pintor y no tiene dudas en exclamar: “Si me muero mañana, me muero feliz”.
José Guadalupe Pintor Guzmán (13 de abril de 1955) no cabía de gozo al enterarse, ayer por la mañana, sobre su nombramiento al Salón de la Fama del Boxeo Internacional de Canastota, Nueva York, el inmueble más importante en esta disciplina.
“Es el premio de toda una vida dedicada al boxeo. Este deporte ha sido tan maravilloso conmigo, conseguí todos los sueños que me propuse y ahora que me dan esta noticia creo que lo único que me faltó fue morir arriba del ring, eso hubiera sido lo más digno: morir haciendo lo que más te gusta en la vida”, dice un emocionado Grillo de Cuajimalpa.
“Es un gran honor, es una gran felicidad, es la realización de un sueño, estoy muy emocionado y agradecido”, agrega.
— ¿Entrar al Salón de la Fama es como haber ganado un título mundial?
— Es muy diferente, dice el ex campeón gallo y supergallo. “Es maravilloso entrar a ese espacio tan lleno de gente gloriosa y distinguida, sobre todo ahora que ya no estoy tan joven”, dice el ex púgil.
Lo que más valora Pintor, de 60 años, es que este reconocimiento puede compartirlo con su esposa y sus tres hijos, mientras que los cetros mundiales representaron satisfacciones individuales.
“Ya estamos haciendo planes para junio”, cuando será su inducción, junto con el puertorriqueño Héctor Macho Camacho, entre otros. Sus hijos “ahorita andan en esas cosas de los videojuegos, pero después se darán cabal cuenta de lo que esto representó para su papá”.
Además, Pintor valora más este reconocimiento porque “la verdad yo pensé que me lo iban a dar cuando ya estuviera muerto”.
Confesó: “El problema es que a mucha gente la valoran hasta que se muere. En todos estos años desde que me retiré (1985 por primera vez, aunque regresó en 1994) vi que entraba mucha gente y yo no. La verdad no me explicaba por qué no me tomaban en cuenta, cuando yo pensaba que tenía más méritos que otros. Y sólo eso pensaba, ‘ojalá que tenga la fortuna de entrar estando vivo’ me decía”.
Versión ampliada de la entrevista, en la edición impresa de La Jornada de este jueves.