“Entre los individuos, como entre las naciones…” es una analogía de Benito Juárez. Metodológicamente constituye la presencia de un mismo hecho en dos niveles diferentes. Como el que las desigualdades entre clases sociales nacionales se parecen a las desigualdades entre las naciones. Lo mismo en hechos contradictorios, por ejemplo: mientras la riqueza nacional se concentra en unos cuantos, se expande la pobreza en el resto. Entre naciones sucede lo mismo.
Enfatizo porque muchas reflexiones, sobre temas que he abordado enfrentan la dificultad de aparecer desvinculados de un contexto, carentes de un marco de referencia general que, al no existir, empobrece la profundidad de explicaciones, causas, efectos y/o intereses involucrados. La observación de hechos, y el esfuerzo por encontrar sus vínculos, es lo que nos permite explicar que se trata de partes de un mismo proceso.
El tema viene al caso cuando nuestra derecha habla de que México va que vuela para convertirse en Venezuela. De antemano nos da una versión convencionalmente prefabricada, manipulada y esparcida por los monopolios de la comunicación. Una vez satanizada la presentan como el gran peligro para México.
El periodista y analista Fabrizio Mejía, en una de sus más recientes videocolumnas, habla de que la derecha mexicana se ha venezolanizado al referirse a un foro de panistas, teniendo como figura importante a la venezolana María Corina Machado, política antichavista y activista ante organismos internacionales para asegurar el desabasto y el sufrimiento de sus compatriotas como estrategia para hacerse del poder político. A lo que el panismo mexicano hace referencia permanente de que México va rumbo a ese Venezuela que, a su modo, nos han pintado. Justamente hacen lo mismo que la señora Machado, Henrique Capriles, Leopoldo López, Juan Guaidó y otros derechistas financiados por gobiernos de Estados Unidos y de Europa.
Es verdad que la derecha mexicana se parece mucho a la venezolana. Su postura antinacionalista, clasista, retrógrada y antidemocrática destaca por pedir la injerencia a los gobiernos imperiales y a los organismos internacionales, Incluso la militar y el Golpe de Estado, para derrocar a los gobiernos que no están alineados a los intereses de los que, en el concierto internacional, más tienen.
Esa práctica política golpista y antipatriota puede notarse en toda la derecha latinoamericana. Y ha sido ejemplarmente activa en el caso de Cuba. No cuestiona su posición subordinada y de sometimiento dentro del sistema neocolonial, se conforma con migajas. Están siempre en esperan que desde el extranjero les dicten acciones y hasta les señalen a sus “dirigentes”.
La derecha es la principal promotora de políticas económicas opresivas que dificultan el desarrollo y la independencia de nuestras naciones. Su aspiración es la conservación de una vida de privilegios cumpliendo la función de huésped-parasitario-colaborador de las políticas de neocolonización. Se nota en lo económico en personajes virulentos como Claudio X. González; en el “periodismo” como Anabel Hernandez y Loret de Mola; en la política la mayor parte de sus exponentes están en el PAN.
Actualmente estamos viviendo en México, el desmantelamiento del aparato estructural judicial que, desde la aplicación de las leyes, responde a los intereses extranjeros y de los huésped-parasitario-colaborador. Las más recientes evidencias brotan a borbotones en voz del embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, al reprochar tan airada, frustrada y cobardemente, que el presidente Andrés Manuel López Obrador destruyó las instituciones, que fracasó en su lucha contra la inseguridad al abrazar a los delincuentes, que ahora destruye al Poder Judicial, que se negó a recibir apoyo económico de EEUU para combatir a la delincuencia organizada, en fin: según él, AMLO creó un caos y destruyó a México. Muchas mentiras que en nada discrepan de las posturas de nuestra derecha. ¿Casualidad o conexión directa?
Ken Salazar, no tuvo pantalones para decirle eso a nuestro presidente cuando lo recibía en Palacio Nacional. Hasta ahora que ya no está. Hasta que perdieron las elecciones en EEUU, y previamente en México. No es un secreto, y AMLO tuvo la valentía de denunciarlo y exigir por escrito al Gobierno de Biden explicara porque a través de la embajada (o sea de Ken Salazar) se financiaba a la oposición por conducto de los corruptos Claudio X. González y de María Amparo Casar. Reclamó el montaje de campañas en contra de él y de la 4T, de la incursión ilegal de la DEA para capturar a dos narcotraficantes; del envío de armas y por no hacer nada por los jóvenes drogadictos de EEUU.
Mientras tanto, traicionando a la patria, Javier Laynez ministro de la SCJN recorre organismos internacionales para impedir la reforma judicial. ¿Qué diablos tienen que ver los extranjeros con México? Sencillo: que hagan efectiva la tradición neocolonizadora de la que se benefician solo unos cuantos a costa de someter a nuestro país.