Pocas veces se piensa en la ciencia y la tecnología cuando de futbol se trata; toda la atención se centra en las habilidades de los jugadores y en la enorme pasión que genera fuera de la cancha, pero sin la tecnología, sobre todo en los balones, el futbol moderno no sería como lo conocemos ahora, o bien, Roberto Carlos no hubiera logrado ese inolvidable tiro libre en 1997 que dejó atónito al guardameta francés Fabian Barthez.
Este martes 5 de noviembre, el Centro Interactivo de Ciencia y Tecnología Zig-zag abrió sus puertas para la llegada de la exposición temporal “Minibalones Mundialistas”, que regala un recorrido por la historia del esférico en las últimas 14 ediciones de la justa mundialista, desde el Telstar fabricado por Adidas para México 1970, hasta el Al Rihla, con el que se jugará en Qatar a partir del próximo 20 de noviembre, uno de los mejores balones que se han fabricado en la historia del futbol.
Juan Carlos García, encargado de capacitación y talleres en Zig-zag explicó a La Jornada Zacatecas que hace más de 150 años, cuando inició el futbol, el balón no era esférico, era hecho de cuero y usualmente pesado, por lo que cuando había lluvias se ponía como una roca, por lo que comenzaron a desarrollarse diferentes prototipos y la tecnología que permitiera moldear el material hasta lograr un mejor balón.
Hasta 1966 cada equipo participante en los mundiales tenía que llevar su propio balón, como si fuera un partido más del llano, fue entonces que, a partir de 1970, para el mundial de México, a decir de García, la FIFA comenzó a desarrollar el primer balón mundialista que a partir de ahí se estandarizó: éste fue el Telstar Durlast, llamado así por su forma parecida al satélite de comunicación enviado al espacio.
El Al Rihla, con el
que se jugará en
Qatar, es el mejor
balón hecho por Adidas
A partir de ahí se generaron diferentes diseños para la Copa del Mundo, los cuales son mostrados en la exhibición, donde se puede apreciar que para Alemania, en 1974, fue el mismo Telstar Durlast; mientras que para Argentina 1978 y España 1982, fue Tango; en 1986, en México, fue el balón Azteca; en 1990, en Italia, fue Etrusco; en Estados Unidos 1994, fue Questra; para Francia 1998, fue Tricolore; para Corea-Japón, en 2002, Fevernova; en 2006 fue el Teamgeist, Berlín; en Sudáfrica 2010 fue Jabulani; en 2014 fue Brazuca para el Mundial de Brasil; para 2018, fue Telstar 18 Mechta, y para Qatar se llamará Al Rihla.
A los balones, a decir del encargado de capacitación y talleres del Zig-zag, desde hace varios años se les ha dotado de una textura, “una especie de escamas” que los ha hecho evolucionar hasta el punto de que el balón no haga efectos extraños como lo hizo el Jabulani, en Sudáfrica. Entonces, explicó, ese tipo de escamas hacen que por ahí se filtre el aire y no genere turbulencias que muevan el balón de forma irregular y cuando un jugador lo golpea con técnica, el efecto sea realmente el que él desea.
El Al Rihla, con el que se jugará en Qatar, es el mejor balón hecho por Adidas. Su tamaño es estándar y redondo para que los jugadores puedan predecir su comportamiento; tiene el rebote uniforme para poder controlarlo; mantiene su presión y pesa entre 420 y 445 gramos para patearlo con facilidad, además de que absorbe la menor cantidad de agua.
Además, quienes visiten exposición que estará hasta el próximo 31 de diciembre, podrán conocer sobre la geometría del balón, que tiene 31 caras, cuántos efectos hace y vértices tiene, así como el efecto Magnus que genera, uno de los principios básicos fundamentales; sin contar la geografía, pues se enseña que Qatar, país anfitrión de la Copa del Mundo 2022, pertenece a la península arábica y es “tan pequeñito” que cabría 12 veces en el estado de Zacatecas.
