- INERCIA
¡Señoras, señores! Les traigo las buenas nuevas: Nos hemos quedado sin gobernador. Por fin, Dios, Zeus, Tláloc o a quien sea que usted le haya rezado ya lo escuchó. Por fin, se hizo justicia divina y aquél que decía dirigirnos ha cesado en tal función. Esta mañana entregó un documento oficial que así lo anuncia, con la justificación de que nos da la razón: es cierto que es un incompetente en su cargo. Pero eso no es todo, se espera que de igual forma, dentro de las siguientes 24 horas y por la misma razón, el presidente de la República haga lo mismo y han aclarado que se retiran con todo su equipo, dejando a los ciudadanos en libertad para hacer lo que quieran. Contrario a lo que indica la Constitución, este país, por primera vez en la historia, quedará sin mandatario ni ley hasta que el pueblo decida su propio destino ¡Somos libres de la opresión!
Sí amigos, estamos viviendo un momento único e inigualable en la tradición de nuestra nación, un momento de extrema felicidad, en el que nos está permitido proponer cómo será el inicio de una nueva era. Tenemos la libertad infinita para hacer y deshacer lo que nos plazca.
Basta de quejarse
¡Señoras, señores! Dejen las quejas de lado; todo aquello que siempre le ha molestado del gobierno, aquellas cosas de las que culpa a sus gobernantes ya no tienen cabida. A partir de este instante el libro está en blanco para escribir en él lo que mejor convenga. Ya no hay nadie a quien echarle en cara el rumbo de Zacatecas ni de nuestro hermoso México.
¡Venga, acérquese! Comente sus ideas, exponga todo lo que opina para el mejoramiento del país. Diga todas las mejoras que tiene en mente respecto la economía, la seguridad y desde luego la justicia.
¿Cómo podemos construir juntos un mejor lugar para vivir? Explique sus teorías para un futuro lleno de plenitud y democracia. Acérquese y comunique todas aquellas fantasías que siempre ha tenido en cuanto a las reformas necesarias para que tengamos una nación libre de corrupción y que nos acerquemos, más que nunca, a los adelantos del primer mundo.
Usted que siempre estuvo renegando de la opresión, las carencias y la falta de oportunidades, sí, usted que traía pleito casado con el gobernador y el presidente, venga, que ya lo queremos escuchar; queremos saber qué hacer ahora, pues ya no están aquellos fulanos ni sus compinches ni nadie a quién responsabilizar de nuestra mala fortuna. Estamos solos pero juntos en todo esto; somos compañeros de batalla, hombro con hombro lograremos llevar a cabo un proyecto que generará una mejor sociedad y calidad de vida.
¡Basta de lloriqueos! Es un momento para sonreír y ver sólo hacia el frente, allá, donde nuestro sino se vislumbra como un sol resplandeciente. La fortuna nos aguarda con los brazos abiertos; estamos a nada de llegar a su regazo. ¡Vengan compañeros! Es momento de gritar, pero ya no en una marcha, sino de alegría y para anunciar las propuestas que tenemos.
Somos libres…
Señoras, señores, su silencio me agobia. Hemos llegado a este punto en el que ya no hay marcha atrás. No hay otra alternativa; tenemos que hacer algo… ¿Qué? No sé, pero algo y ya. No podemos quedarnos callados ahora, es cuando más se necesita que hablemos y digamos lo que se tiene que llevar a cabo…
No compañeros, ya no viene al cuento las fechorías de los políticos que recién renunciaron, eso ya quedó atrás. Que el pasado sólo nos sirva como ejemplo de lo que no debemos hacer, como un modelo caduco que está prohibido aplicar en el presente. Verán, conforme aceptemos que ese pasado ya no está aquí, como es inútil traerlo a colación en cada charla.
No amigos, ya no vale la pena pensar en los castigos que podrían infligirse a aquellos que nos gobernaron. Pedir sus cabezas en bandeja de plata no solucionará nada. Tenemos cosas más importantes de qué preocuparnos.
No, ya no depende de nadie más que de nosotros lo que a continuación suceda. Sí, cualquier cosa que hagamos, y su repercusión, será juzgada por aquellos que no hayan tomado partida en esto. Tenemos un reto grande y es el de organizarnos, el de unirnos y más que nada proponer el nuevo orden de nuestro desarrollo social.
Sí, da miedo, porque nunca habíamos tenido poder. Siempre fuimos un personaje de adorno en la política de México; siempre rezagados y enojados pero ¿Qué acaso nuestra furia no tiene ya un consuelo en la reivindicación de nuestra importancia ahora?
Señores, señoras, no pueden ceder ahora, no pueden irse de esta reunión así nada más. Tienen que aportar algo a este nuevo proyecto nacional. No se alejen sin decir nada. No teman. Vengan y digan quién quieren que sea nuestro nuevo presidente… ¿O es que acaso ya no quieren a nuevo mandatario? Acérquense a platicar sobre la forma en que ahora nos vamos a legislar ¿Cuáles leyes les gustan, cuáles quitamos? Acérquense, no me dejen solo… No se vayan… ■