Tras una jornada electoral compleja, los aspirantes a la Rectoría de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ), en su mayoría, han reconocido los resultados y con ello el verdadero desafío comienza ahora: entender que, después de este proceso, la universidad ya no es la misma. Las agresiones externas, sumadas a actitudes porriles y lamentables de algunos universitarios, han dejado profundas heridas y marcado una etapa de enojo e intolerancia que solo se podrían comparar cuando sectores conservadores tomaron la rectoría en 1977.
Ángel Román, el Consejo Universitario y las autoridades que asumirán funciones tienen ante sí la difícil pero urgente tarea de sanar esas fracturas y construir una mayoría unida por un propósito común: reposicionar a la BUAZ como un bastión de educación, innovación y justicia social.
No es una exageración afirmar que la BUAZ enfrenta la crisis interna y externa más grave del presente siglo. Superarla requerirá del compromiso de la gran mayoría de universitarios, decididos a recuperar la excelencia académica y a fortalecer los vínculos con la comunidad. Para lograrlo, será esencial que el nuevo rector convoque a estudiantes, docentes, trabajadores, autoridades y sociedad civil a un diálogo abierto, honesto y transformador que siente las bases de una reforma profunda, orientada a consolidar a la BUAZ como una institución sólida, plural y visionaria.
La BUAZ no puede permanecer al margen de los grandes retos que enfrenta nuestro estado, México y la humanidad. Está llamada a ser un motor de cambio: generando conocimiento y propuestas para erradicar la pobreza, fomentar un desarrollo económico justo, enfrentar la crisis del agua y la salud pública, modernizar el campo, potenciar el turismo, contribuir a la remediación ambiental y convertirse en un centro de innovación de referencia.
Nuestra universidad debe formar profesionales éticos, críticos y profundamente comprometidos con la honestidad y de ahí la importancia de no dejar impune a los participantes de la estafa maestra y a los eternos caciques que se disfrazan de ex rectores preocupados por su entorno.
Por otro lado, debe fortalecer la vinculación con los gobiernos, el sector productivo y la sociedad civil. Solo así podrá cumplir con su misión histórica: transformar Zacatecas a través de la educación, la ciencia, la cultura y la solidaridad. A todos nos conviene que la BUAZ recupere su protagonismo y vuelva a ser el faro de esperanza y progreso que tanto necesita nuestro estado.