No resulta casual que México sea el principal socio comercial de Estados Unidos. La mayor parte de nuestras exportaciones es propiedad de los propios capitalistas gringos (según el INEGI, el 87.8 por ciento de las exportaciones son Bienes Manufacturados), esencialmente de la industria automotriz y productos de las maquiladoras. También lo es como abastecedor de materias primas para los procesos productivos, alimentos básicos, Fuerza de Trabajo para la industria, servicios y el campo. Al mercado negro, le surte una gran variedad de drogas.
Por su parte, México importa de EEUU Bienes Intermedios (el INEGI refiere que el 79.2 por ciento). Son insumos utilizados para la elaboración o conclusión de mercancías exportables. El 11.7 por ciento corresponde a Bienes de Consumo y los Bienes de Capital (maquinaria productiva) llegan a 9.1 por ciento. Del mercado negro, Estados Unidos nos exporta armas y municiones.
Si descontamos las importaciones de Bienes de Intermedios (79.2 por ciento) y; a la vez, descontamos las exportaciones de Bienes Manufacturados (87.8 por ciento), que de su composición la gran mayoría son bienes de los capitalistas gringos (que desde nuestro país maniobran exportando e importando bienes de su propiedad), podemos ver que, a diferencia del comercio formal, el comercio real no es tan significativo. De ahí que el Gobierno de México, como el de Estados Unidos, sostiene que hay una integración económica entre ambas naciones. La afirmación correcta sería que México tiene una economía integrada en condiciones de subordinación a la gringa.
Se lo expliqué a una alumna de secundaria y ella lo entendió así:
“O sea, un gringo manda todas las materias que necesita para hacer un auto, pero son de él. Luego envía el auto hecho en México de regreso a Estados Unidos. Pero los materiales y el auto son del gringo. Nada es mexicano. Solo mandó hacer el auto en México para explotar a los obreros”.
¡Exacto!… le respondí.
Es evidente que, desde hace unos 30 años, Estados Unidos agotó su modelo económico neoliberal. Ahora tiene dos propósitos fundamentales: por un lado, regresar a la gran nación poderosa, como así lo proclama Donald Trump, presionando a sus propios capitalistas a recoger sus inversiones del mundo subdesarrollado, principalmente de México, y acuartelarlos dentro del territorio de USA. Por otro lado, potencia a un puñado de capitalistas que incrustados en el equipo gobernante, luchan por mantenerse en la cúspide de la oligarquía económica del mundo, “destinados” a dos objetivos que seguramente no lograrán: la conquista del planeta y, de ser posible, del planeta Marte.
Durante muchas décadas, y más durante los 36 años de nuestros gobiernos neoliberales del PRIAN, la economía mexicana se fue adaptando al modelo económico diseñado desde el extranjero. Lo hizo con el sufrimiento del pueblo de México que fue, al mismo tiempo, causa de la 4T. El propio Andrés Manuel López Obrador parece no haberse percatado de que la subordinación de México a ese modelo económico ya estaba llegando a su fin. Más que sepultarlo insistió en que en el tratado T-MEC integrara a Canadá, porque Estados Unidos (en el período anterior de Donald Trump) solo quería firmar con México. AMLO argumentó que a Asia sólo se le podía hacer frente integrando la economía de las tres naciones.
Ahora nos cae como balde de agua fría que sea la oligarquía económica de EEUU, a través de Donald Trump, quien por la crisis de su modelo insista en modificar la forma económica de esa integración de México con Estados Unidos. Como país económicamente subordinado, podría esperarse que hubiese sido nuestro país quien diera pasos para modificar una relación económica que nos es desfavorable.
Claro está que la economía de Estados Unidos, de la que el comercio y la política sólo son sus apariencias (parte de la realidad), quiere una nueva forma de relación, de subordinación. Eso abre una coyuntura insoslayable para que el Gobierno de México, con el liderazgo de Claudia Sheinbaum dé pasos hacia una política económica nacional que reivindique la soberanía nacional mediante la definición de un modelo que ponga en primer lugar el bienestar de su población, potencie el desarrollo de sus Fuerzas Productivas, sustituya importaciones, diversifique su relación comercial y que ninguna nación, por poderosa que sea, llegue siquiera al 50 por ciento de exportaciones e importaciones, porque eso terminará por condicionar sus decisiones soberanas.
Sintetizo la estrategia de USA: promueve una economía con mucha especulación, encarecimiento administrado de las importaciones con aranceles, relocalización dirigida a su favor, conquista y saqueo de los pueblos más débiles (neocolonización), captura y/o apropiación del recurso proveniente del narcotráfico, rompimiento del Estado de Derecho dentro y fuera, criminalización-deportación de migrantes y fortalecimiento de una élite de capitalistas colonizadores del mundo, encabezados por Elon Musk. Temas que habrá que ir abordando.