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jueves, 18 abril, 2024
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‘Nuevo orden’: una oda al mismo orden

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Por: ÁLVARO A. FERNÁNDEZ •

La Gualdra 466 / Desayuno en Tiffany’s, mon ku / Cine

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La última película de Michel Franco, director mexicano descendiente de judíos, ha sido uno de las más controvertidas en el cine mexicano del periodo Covid 19. Sobre todo, debido a tres motivos principales: fue ganadora del Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia 2020, fue un fracaso comercial tras su estreno en octubre pasado, y fue epicentro de críticas tanto de especialistas como del gran público por su contenido racista y clasista.

Es casi una tradición que una película mexicana que no tiene un sentido completamente comercial, y que por el contrario se inclina por la crítica social a través del llamado cine de autor, deba ser autorizada por el mundo de festivales que saben del “buen gusto” del arte cinematográfico. Nuevo orden atiende a esa moda o necesidades estéticas: narrativas y estilos personales con uno que otro toque experimental en la imagen, el sonido o la narración; y a cuestiones temáticas: controversias que están en la agenda política como el género, la raza, el sexo, o las minorías étnicas, y que desde hace algunos años son tan aplaudidas en la ceremonia del Oscar.

Cargada de crítica social con sello autoral, el galardón de Venecia le dio el “sello de calidad” que al parecer le daría buen lugar la exhibición comercial. Aun así, la pandemia impidió el impacto esperado en taquilla; a lo que se sumó el rechazo del espectador mexicano, luego de que se viralizó la respuesta del director donde se asumía como víctima del llamado racismo inverso. Michel Franco se indignó ante la opinión generalizada de que sus filmes retrataban solo a los whitexicans, mexicanos blancos de clase alta, socioeconómicamente posicionados.

La filmografía del director no desmiente la representación de una clase social acomodada: Daniel y Ana (2009), Después de Lucía (2012), Chronic (2015), Las hijas de Abril (2017) y Nuevo orden (2020). Sin embargo, la discusión parecía dirigirse a la crítica del mismo racismo que él pretendía atacar, y que siguió la ruta del efecto boomerang, recibiendo un baldazo de agua fría muy emparentado a lo que ocurrió con el candidato a gobernador de Nuevo León Samuel García, quien sufría “castigos de su padre” quien lo obligaba a jugar golf en momentos de resaca.

No se trata de argumentar que un capitalino y judío de clase alta esté vetado para indagar en las injusticias sociales y representar las clases más bajas de la estela social, sino de evidenciar que las películas, en calidad de productos culturales, filtran la mentalidad y la ideología de los cineastas, que muchas veces no realizan un profundo ejercicio de reflexión.

Sin spoiler alguno, Nuevo orden trata sobre un veloz levantamiento social donde los pobres cobran revancha contra los ricos, y al final un orden político y militar controla a la sociedad y castiga a inocentes y responsables por igual. Es claro que el director quiso decir algo, pero lo importante no es eso, sino lo que realmente dice la película; y lo que dice es que las estructuras sociales se mantienen en medio de un orden dictatorial, donde el ciudadano de a pie, bárbaro y apenas civilizado, debe perder siempre en el banquete de la repartición de bienes y derechos, y permanecer determinado y en eterna subsistencia. Mientras los ricos que también lloran, también son inmorales y mezquinos pero poderosos, se le autoriza esa cima de la estructura avalada por su estilo de vida, su capital social, cultural y económico, por su condición de whitexicans.

Parece que la película habló por sí misma, y que las buenas intenciones no alcanzaron la esperada crítica social; que la última palabra la tuvo el público; también que la mirada especializada europea, que gusta y premia la pornografía de la miseria del tercer mundo, no logró avalarla como una película auténtica y de altos valores estéticos.

Al final se decidió enviar Ya no estoy aquí de Fernando Fías, obra aguda y sin discursos morales evidentes, para que represente a México en la categoría de Mejor película extranjera en la entrega del Oscar, lo cual decepcionó tremendamente a Michel Franco. La honestidad venció a la pretensión, la autenticidad al estereotipo. Quizá sea indicio de que venga un verdadero nuevo orden en el cine mexicano.

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_466

 

 

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