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domingo, 19 mayo, 2024
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Banxico insiste en mantener alta la tasa de interés a pesar de la reducción de la inflación

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Por: ARTURO HUERTA GONZÁLEZ •

La inflación anualizada al mes de octubre fue de 4.26% y Banxico decidió en mantener la tasa de interés de referencia en 11.25%, casi tres veces el nivel de la inflación. En el caso de las empresas sus ingresos crecen conforme la inflación y más allá de ello. Los ingresos tributarios crecen en términos nominales con la inflación, pero en cambio el ingreso de las familias (sus salarios) no se ajustan respecto a la inflación, por lo que pierden poder adquisitivo. Si a lo anterior incorporamos que la tasa de interés de la deuda del sector público y del sector privado (empresas y familias) está muy por arriba del crecimiento de sus ingresos, se origina una transferencia creciente de ingresos de los deudores hacia la banca, a costa de tener que reducir consumo e inversión para cubrir los altos costos de la deuda. Ello actúa en detrimento de la actividad económica y acentúa la desigualdad del ingreso a favor de la banca, lo que explica los 205 mil millones de pesos de ganancias que la banca obtuvo en los primeros 9 meses del 2023. Tales recursos pululan en el sector financiero y no incrementan la inversión, sino por el contrario, son resultado de la menor inversión realizada por los sectores endeudados.

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Banxico, a pesar de reconocer que la inflación ha venido disminuyendo, no baja la tasa de interés para seguir promoviendo entrada de capitales para mantener el dólar barato y las importaciones y así contribuir a bajar la inflación. El costo de tal política es muy alto, tanto porque la alta tasa de interés descapitaliza a los deudores (empresas, individuos y gobierno), lo que contrae consumo e inversión, y porque las importaciones baratas desplazan a la producción nacional, lo que atenta sobre el crecimiento económico y la generación de empleo formal bien remunerado. Ello mantiene presiones crecientes sobre el sector externo, tanto por el déficit de comercio exterior, como por la remisión del pago de la deuda en poder de inversionistas extranjeros.

La realidad ha evidenciado la inoperatividad de la alta tasa de interés para bajar la inflación al nivel objetivo de 3%. Si la inflación se encuentra en 4.26%, no es por la alta tasa de interés, sino debido a que ha venido disminuyendo la inflación internacional por la recomposición de las cadenas productivas y de distribución, que han incrementado la oferta. La alta tasa de interés en el país actúa contra el crecimiento de la inversión y la producción y de ahí que siguen las presiones de oferta sobre precios, por lo que la inflación subyacente (la que excluye los bienes con precios volátiles) se ubica en 5.5%. Mientras siga la alta tasa de interés y mientras no haya política agrícola e industrial a favor del impuso de la producción nacional, seguirá la escasez de productos presionando sobre precios.

El buscar el objetivo de inflación de 3% no tiene sustento económico alguno, dado que las políticas que las autoridades instrumentan para ello, no alcanzan dicho objetivo y si en cambio relegan el objetivo de crecimiento y empleo formal bien remunerado. El problema del país no es la inflación, sino la falta de oportunidades de inversión y la creciente delincuencia que vive el país, ante la falta de empleo digno, bien remunerado.

La política monetaria, cambiaria y fiscal deben buscar satisfacer los reclamos y objetivos nacionales, que pasa por encarar los problemas productivos y de falta de empleo que enfrentamos y no priorizar metas de inflación de 3% y de austeridad fiscal y límites al endeudamiento público, que han relegado las demandas nacionales de crecimiento, mayor equidad distributiva y bienestar para las grandes mayorías de la población. Se debe bajar la tasa de interés e incrementar el gasto público y trabajar con tipo de cambio flexible y competitivo para tener política agrícola, industrial para sustituir importaciones e incrementar el empleo y salarios para así configurar condiciones de crecimiento económico sostenido, con baja inflación y reducir las presiones sobre el sector externo, y los requerimientos de entrada de capitales. Ello permitiría reducir la vulnerabilidad externa que padece la economía nacional y permitiría retomar el manejo soberano de la política económica para que responda a satisfacer las necesidades nacionales y no siga actuando a favor del sector financiero.

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