El jocoso estilo del titular del Poder Judicial que suele generar carcajadas, hoy suscitó problemas.
Es paradójico, su humor negro y ácido sobrevivió a la responsabilidad de la procuración de justicia en contextos trágicos y violentos, pero no es tolerado apenas unos años después en escenarios menos dramáticos.
Hace unas semanas, en una declaración que buscaba expresar un descontento –con esmerado cuidado político-, el magistrado presidente se metió en problemas justamente al tratar de esquivarlos.
Por evitar una confrontación con el gobernador, pero negado a guardar silencio, el magistrado atribuyó el recorte presupuestal a un error de dedo de una mecanógrafa imaginaria, y no al incumplimiento de un acuerdo político.
La ironía del magistrado tenía sentido porque parecía imposible que el presupuesto de egresos pudiera contener errores de ese tipo.
Ahora que fue necesario hacer reservas durante la discusión en el Congreso del estado para corregir ortografía y nombres de dependencias, ya no sólo parece posible, sino probable.
La respuesta institucional a los dichos del magistrado no tardó en llegar. A través de la coordinación de comunicación social de Gobierno del Estado se difundió un mensaje de la titular de la Secretaría de la Mujer condenando las declaraciones del presidente del Poder Judicial, y diciendo que éstas atentaban “contra la dignidad de una mujer”.
Pronto también respondió el magistrado solicitando el nombre de la ofendida para disculparse personalmente, pero al quedarse sin respuesta lo hizo en general en el Congreso del estado, donde ofreció disculpas públicas a toda mujer, ya no sólo a la imaginaria, que se hubiera sentido ofendida por sus dichos.
Lo arroparon en ello activistas feministas de amplia y conocida trayectoria, quienes demandaron también que no se recortara el presupuesto a la propia Secretaría de las Mujeres (Semujer) como se hará, en un 27 por ciento.
De nada sirvieron las disculpas del magistrado, días después se presentó en su contra una denuncia ante la Fiscalía por violencia política de género, violencia institucional y/o lo que resulte. Tampoco sirvieron los llamados a no reducir el presupuesto de Semujer.
Con la lectura política han llegado los señalamientos de incongruencia por denunciar ese discurso misógino, sin víctima clara, ni consecuencias palpables, por el que además ya se ofreció disculpas, mientras se guarda silencio por el recorte presupuestal a Semujer que es además cinco veces mayor (proporcionalmente) al que propició el reclamo del titular del poder judicial.
Quizá, concedamos la duda, la titular de dicha dependencia comparte la visión que la deja con casi 15 millones de pesos menos, y disminuye un cuarto su presupuesto porque considera que lo que se presupuestaba para dicha área era literal, más que suficiente.
Su notoria participación en la campaña del gobernador y su pertenencia al equipo político hacen lógico pensar que comparte su visión, y por tanto, no se le puede pedir que se queje de algo en lo que muy probablemente coincida.
Si ese fuera el caso mucho ayudaría escuchar la defensa de este presupuesto de diseño poco ortodoxo.
También se le reclama su silencio en el manoseo y la expresión folclórica y misógina que a ritmo de tambora se dieron en la campaña electoral de la que fue partícipe. Pero quizá, como han dicho algunas, éste se debía a que no se encontraba como titular de una institución en la que ahora tocará atender estos asuntos.
Concedamos también en ello el beneficio de la duda y pensemos para adelante. La denuncia en sí misma, el denunciado, y la causa, son un elocuente precedente de lo que puede esperarse en los próximos años en materia de género.
Si la razón de la denuncia y la acción política es la eliminación de la violencia contra las mujeres, y no el pretexto de una confrontación política, pronto se verá.
Por lo pronto, el mismo día en el que se presentaba la denuncia por violencia de género, una legisladora denunciaba en tribuna que sus compañeros hacían comentarios sobre su cuerpo, cosa habitual a las mujeres, pero no a los hombres. Esa y muchas oportunidades más habrá para demostrar que de lo que se trata es de defender a las mujeres.