En este mes de junio y los subsecuentes, se realizan en las múltiples carreras universitarias un variado número de graduaciones de muchos jóvenes que egresan con la ilusión de encontrar un empleo que contribuya a la satisfacción de sus necesidades básicas. Lamentablemente, la situación del país respecto al empleo, es preocupante ya que según el Inegi la tasa de desocupación nacional se ubicó en 5.04 por ciento en abril y colocó en el desempleo a 2 millones 532 mil 442 connacionales, esto es, 60 mil entre marzo y abril de este año. Una vez terminado el plan de estudios de la carrera, el joven profesionista debe darse a la tarea de realizar los trámites tortuosos para obtener el título y la cédula, posteriormente, no hay pretexto ante la familia para emprender la aventura de encontrar trabajo, esta odisea lleva a los muchachos a tocar múltiples puertas que en su mayoría se cierran; todavía en pleno siglo 21 prevalece en Zacatecas el recomendarismo, el amiguismo y el compadrazgo para conseguir empleo.
Las oportunidades se constriñen a las buenas relaciones que el aspirante tenga; si no hay tales vínculos, la aventura amenaza con ser muy extensa, lo cual resulta complejo pues si con el paso de los meses y años no se materializa la proeza de ocuparse, los jóvenes presas de la desesperación y en ocasiones, víctimas de la presión de la familia, eligen trabajos emergentes en tiendas departamentales que los explotan con jornadas de trabajo extenuantes, anticonstitucionales y degradantes, peor aún, los salarios raquíticos constituyen un insulto que no representan ni las ganancias obtenidas por la tienda ni el trabajo efectivamente realizado. La situación del desempleo se complica cuando los jóvenes adquieren una responsabilidad mayor: el matrimonio, la paternidad o la maternidad, constituyen un plus negativo en la búsqueda de trabajo, pues los jóvenes aceptan cualquier opción laboral que aporte lo mínimo para la comida, la leche y los pañales; el título adquirido, el esfuerzo familiar y el desasosiego que genera a los padres el hecho de que el hijo o la hija se vayan, pasa a segundo término pues, en su mayoría, los vástagos se quedan y con ganancia lo cual afecta la vida familiar de los demás hijos que ven restringido su espacio y privacidad ante la llegada de un nuevo integrante que en la mejor de las suertes se adapta a su nueva familia.
La situación económica de México en lo general y de Zacatecas en particular, es crítica, no hay empleo y los existentes son muy mal pagados, peor aún, no se ve todavía una política económica que reoriente el desarrollo del país, no se siente la circulación de dinero en el escenario nacional o estatal, los comercios siguen cerrando ante las bajas ventas, basta con mirar cuántos locales en renta se ofertan cada semana, tal parece ser que el costo de las elecciones fue muy caro y a nosotros nos está tocando pagar la factura. En este contexto, resulta interesante reflexionar en las propuestas de quienes aspiran a las diputaciones y presidencias municipales, pues en mi consideración resulta urgente brindar alternativas a los cientos de egresados que cada año emigran de las universidades públicas y privadas con una sonrisa de satisfacción por la culminación de sus estudios y que posteriormente, su risa se transforma en llanto y frustración cuando la realidad les da un golpe en la frente ante la carencia de oportunidades, de tal suerte, debemos exigir como ciudadanía, propuestas serias y bien cimentadas para acrecentar la posibilidad de que los jóvenes cuenten con un empleo y se inserten en la vida económica en forma positiva. En la odisea de buscar empleo y ante el fracaso de ésta, muchos jóvenes con cierta solvencia, optan por seguir en su profesionalización con maestrías y doctorados, por el contrario, los más trabajan en el segmento informal, en taxis, rutas, taquerías y otros empleos modestos y honrados que no requerían en un inicio, el gran sacrificio de los padres y el costo que la educación pública eroga por alumno.
Finalmente, quiero decirle a los jóvenes y a sus padres que ellos no son los que fallan, el que incumple en materia laboral es el Estado y sus órganos que derrochan en campañas y programas, un amplio porcentaje de los recursos públicos, otros más se pierden por la corrupción que cada trienio y sexenio ejercen los servidores públicos. La cobija no alcanza para todos, sin embargo nuestra triste situación de desempleo que amenaza con desbordarse no debe desmotivarnos así que a disfrutar momentáneamente de las graduaciones. Muchas felicidades. ■
*Representante de Zacatecas ante el
Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo Sustentable
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