T odo parece indicar que el origen de la Danza de la palma se encuentra en la Época Virreinal, cuando los tlaxcaltecas, al llegar a diversas regiones de Zacatecas, la implantan y promueven. Se dice que es una variante de moros y cristianos, muy parecida a la danza de la pluma. Su nombre se debe a que los danzantes usan una palma, consistente en una estructura de madera, a manera de cruz, cubierta con plumas de muchos colores. La danza de la pluma se baila en muchas partes de Zacatecas, algunas de las versiones más bellas son las de Nochistlán, Atolinga y la comunidad Los Cerritos, perteneciente a este último municipio.
En Los Cerritos, dicen los vecinos de acuerdo a su creencia que la tradición dio comienzo cuando apareció una cruz en una peña donde nace agua, cercana del pueblo. La gente, el 3 de mayo, baila la danza de la pluma durante toda la noche, en una barranca conocida como El Salto, lugar donde se localiza una cascada. En el pueblo también se baila durante el día, frente a una capilla donde está construida en cantera, una cruz en forma de “Y”. En la danza aparecen los morenos, quienes son los bufones, conductores y policías del rito. Los morenos visten ropa normal, sombrero de palma y, sobre todo, máscaras hechas a semejanza de los grupos mestizos. Uno de los morenos más antiguos es el señor Gilberto García, oriundo de los Cerritos, quien ha transmitido a hijos y nietos el gusto por el ritual. Los danzantes portan camisa blanca, chaleco negro y un penacho en la cabeza — que a veces llaman plumero— sostenido por un cinturón cubierto de espejos; asimismo, del plumero pende un paño del cual caen unos sesenta listones de diferentes colores, atavío que, muchas veces, tapa la cara de los danzantes.
En cada brazo va amarrado un paño que vuela durante los giros de la danza, los participantes dicen que se trata de las alas de un pájaro, simbólicamente representadas. En la espalda, los danzantes llevan una capa que tiene bordada una cruz adornada con plumas, la cual llaman Pluma. En la danza de Los Cerritos intervienen habitantes de Acatepulco y Atolinga, ya que la comunidad es pequeña y muchos de sus danzantes han emigrado a Estados Unidos de América.
Máscaras
Las máscaras empleadas en la comunidad de Los Cerritos, básicamente, son dos y las portan los morenos; fueron elaboradas por un mascarero que habita en un rancho cercano, llamado Santa Rita, así como por Don Jesús Castañeda, hermano de la señora Margarita, organizadora principal de la fiesta, la cual es la que se encarga de preparar la danza y la reliquia que se ofrece a la hora de la comida. Los dos tipos de máscaras poseen similitudes, se dice que están basadas en modelos antiguos y que, tradicionalmente, se tallan como las observamos actualmente. Son burdas, ingenuas, pero muy expresivas. Tienen cierta gracia que complementa la actuación de los chistosos de la fiesta.
Ambas muestran la talla directa y el color de la madera que sirve de base para que sean adornadas con barba, bigote espeso, ceja y pestañas pobladas, coloreadas de negro; las mejillas del rostro son dos manchas rojas exageradas, aplicación de color que parece pensada con el propósito de sacarlas del estilo realista, o para provocar risa, como las narices rojas del payaso resfriado. Lo cierto es que el contraste negro y rojo da, como resultado, un rostro altamente expresivo, como los dibujos infantiles que, más que la perfección, buscan la catarsis emocional de sus creadores. ■
*Espacio patrocinado por la Secretaría de Turismo de Zacatecas/ Espacio de difusión de las fiestas y tradiciones de Zacatecas del Museo Etzcuincle