Nuestro tema de la Ilustración en la instrucción primaria, con el que iniciamos en la colaboración anterior, se inscribe dentro del campo de la historia de la educación de alcance regional, o para ser más preciso, local. Pretendemos mostrar la continuidad que tuvieron, como parte de la política educativa adoptada por la Corona española, y su parte en Zacatecas, características que desde el periodo borbónico (transición del siglo XVIII al XIX) como la obligatoriedad y la uniformidad se hicieron presentes en la instrucción en la primera enseñanza. Rasgos que fueron retomados por los diputados de las Cortes de Cádiz y que siguieron vigentes, así haya sido de forma intermitente a lo largo de todo el periodo del México independiente. La obligatoriedad al lado de la gratuidad que ya se aplicaban para el caso de los niños pobres, principios a los que se agregó la educación laica, cobrarían carta de naturalización con la Constitución de 1857 y la República restaurada diez años después, con la que se consolida el triunfo del partido liberal. Lo que aquí abordamos se inscribe en la zaga de los rasgos de la instrucción elemental, que de acuerdo con el rastreo y análisis de fuentes primarias se aplicaron con relativo éxito en varios proyectos que son parte de uno sólo. Estos rasgos también llamados principios o bases generales tuvieron vigencia en experiencias educativas y de la instrucción pública desde el periodo borbónico, antes de finalizar el Siglo de las Luces, y a lo largo de todo el siglo XIX. Hoy en nuestros días son parte de la legislación educativa mexicana. La uniformidad y obligatoriedad estuvieron presentes para el caso de Zacatecas en proyectos entre 1814 a 1834. Periodo que va de la publicación de la Constitución de Cádiz a la administración del gobierno de Francisco García Salinas, pasando por los primeros gobiernos federalistas del liberalismo radical, con el de “Tata Pachito” a la cabeza.
El de las reformas borbónicas que buscaron reordenar la economía y política con criterios centralizadores, es el tiempo de la transición del régimen colonial al de la independencia de los reinos americanos. Hablaremos de los antecedentes a las Cortes de Cádiz y los acuerdos y disposiciones legales que éstas acordaron en materia de instrucción pública. Con el apoyo de documentos de archivo, un antecedente importante antes de la llegada de la Constitución de Cádiz está la reapertura del Colegio seminario San Luis Gonzaga y las dos escuelas que de él dependieron establecidas en la ciudad de Zacatecas. Estas instituciones obedecieron a las instrucciones de la Corona española plasmadas en cédulas reales, trasmitidas por las autoridades virreinales para que los ayuntamientos se hicieran cargo de la instrucción de los “jóvenes” en edad escolar, procurando que los padres enviaran a sus hijos a las escuelas. En aquellos lugares en donde no las había, se ordenaba que se abrieran. Desde luego, sucedió que ésta, como otras órdenes, tuvieron como destino aquello de “obedézcase, pero no se cumpla”, pues su cabal cumplimiento dependía de los recursos (propios y arbitrios) con los que contaba cada municipio.
Esa educación o instrucción, en el caso de la pública, debería de ser gratuita, para lo cual se les regalarían a los alumnos pautas, catones, catecismos y catillas para que no tuvieran el pretexto de no asistir. Pues, además, desde entonces aparece un principio que será retomado por los diputados de Cádiz, el de que la instrucción de primera enseñanza debería ser obligatoria y universal. La “transición” del antiguo al nuevo régimen o sistema de gobierno, en el caso de la administración de la cosa pública, y de la política, estuvieron enmarcados por el régimen de intendencias y la política centralizadora que aplicaron las reformas borbónicas en todos los aspectos del régimen colonial. En colaboraciones posteriores abordaremos este punto.
