La mayoría calificada que obtuvo la 4T tanto en la Cámara de Diputados, en el Senado como en más del 50% de los estados de la República, ha sido duramente criticada por los partidos que conforman la oposición, PRI, PAN y PRD han empleado toda una campaña de comunicación basada en señalar y acusar una consolidación de una tiranía al obtener tanta fuerza en los Congresos Estatales y Federal un gobierno, sin embargo, no han sido capaces de reconocer que dicha fuerza legislativa ha sido brindada por más de 35 millones de Mexicanos que votaron para la continuidad de un proyecto de nación.
Han buscado justificar una supuesta debilidad política de la 4T y de la Presidenta Claudia Sheinbaum al señalar que somos más de 130 millones de mexicanos, que sólo el 10% votó portal proyecto, dejando de lado que 98.3 millones de mexicanos están registrados ante el Instituto Electoral como ciudadanos mexicanos, es decir, con capacidad para votar, de los cuales, el INE registró una participación de 60 millones 115 mil votos, alrededor del 62% de los electores participó en la elección presidencial, de los cuales el 59% votó por Claudia Sheinbaum, un hecho histórico que la convirtió en la Presidenta más votada en la historia de México, dicho de otra forma, la más legitimada por los mexicanos.
Con la enorme votación, también se obtuvo mayoría calificada en el Congreso Federal, Senado y en más de la mitad de los Estados, lo que le ha dado la posibilidad de impulsar diversas reformas Constitucionales en pocas semanas, como la reforma al Poder Judicial, reformas en materia laboral como la ley Silla, el incremento al salario mínimo por encima de la inflación, ampliación de los permisos de paternidad, la reforma energética, el reconocimiento a los pueblos y comunidades indígenas en la Constitución, se elevaron a rango Constitucional programas y becas para jóvenes mexicanos, etc.
Es decir, durante la transición del gobierno de López Obrador y de la Presidenta Claudia Sheinbaum, e incluso ya durante su mandato, se han elevado a rango constitucional diversos derechos en materia laboral, social, democráticos, entre muchos otros que traerán consigo la consolidación de una nación más justa, más democrática y en paz, enorme diferencia con el periodo neoliberal.
Durante los gobiernos de Fox, Calderón y Peña Nieto, las reformas estructurales fueron aprobadas en fines de semana o empleando entretenimientos como partidos de futbol o cualquier otro evento que distrajera la atención de los mexicanos de lo que se cocinaba en el Congreso Federal, aprobando reformas estructurales apoyadas por diversos partidos como el PAN, PRI y PRD que dieron mayoría a los gobernantes en turnos mediante pactos como el “Pacto por México”, entre otros, que tuvo la finalidad de entregar las riquezas del país a extranjeros y a unos cuantos empresarios mexicanos y otras en beneficio de empresarios y en perjuicio de los mexicanos como lo fue la reforma fiscal de Felipe Calderón que incrementó el pago de impuestos para clases media y baja pero no para los ricos del país, o como la reforma energética de Peña Nieto que trajo un incremento desmedido en los combustibles o la reforma educativa que perjudicó a los Maestros y en nada benefició a los estudiantes, entre muchas otras.
Hoy por el contrario, se emplea la mayoría calificada en los Congresos federal, estatales y en el Senado, para cambiar la realidad de todos los mexicanos, para buscar lograr la soberanía energética fortaleciendo a PEMEX y a la CFE, fortaleciendo los derechos laborales de los trabajadores de la mano del sector empresarial, reconociendo la riqueza y diversidad de los pueblos originarios de México y protegiéndolos, salvaguardando los programas sociales que han disminuido la pobreza y desigualdad, entre otros cambios a la nuestra Constitución y marco normativo.
La mayoría calificada que sostiene la 4T en los Congresos Federal y Estatales, se convirtieron en herramientas en beneficio de y para todo el pueblo de México y dejaron de ser herramientas para beneficiar a unos cuantos a cambio de la venta de votos legislativos de una clase política corrupta que veía el poder, el quehacer político y público como la vía para enriquecerse sin importar el costo. El viejo sistema, cada vez más extinto.