De manera contundente el abstencionismo fue el ganador absoluto en las pasadas elecciones del 7 de junio, lo cual significa que un amplio segmento de la población no estamos de acuerdo ni con la actuación del gobierno ni con el desempeño de los partidos políticos que se encuentran inmersos en un sistema democrático estéril que no ha servido de nada a la nación.
Así las cosas, la democracia no responde a los intereses del pueblo; piense usted en que la pobreza se incrementa año tras año gracias a que no hay o no se quiere hacer, una estrategia que mejore la calidad de vida de los habitantes, además, conviene al sistema la permanencia intergeneracional de la miseria como condición idónea para la manipulación política y para asegurar la prostitución de la política cada tres años. De tal suerte, algunos ciudadanos reciben las sobras de la gran riqueza que genera el país mientras se abre la puerta al saqueo de nuestro patrimonio natural, no sin antes contratarnos como mano de obra barata y con condiciones infrahumanas para ayudarle a los extranjeros a vaciar nuestra riqueza, al final, los problemas de salud y contaminación nos quedan como herencia maldita. Después vienen las elecciones y volvemos a votar, gracias al hambre, a la ignorancia o a la estupidez, por los mismos que tienen a México en las condiciones actuales; les ayudamos haciendo redes con nuestra familia, vecinos y compadres, nos dan una lanita por esta chamba de proxenetas de la democracia sin darnos cuenta de que estamos condenando a nuestras presentes y futuras generaciones a vivir en peores condiciones a las actuales. Sin duda, todo lo que nos dan en los días previos y posteriores a las elecciones, son cobrados con creces por los mismos personajes electos a través de impuestos, obras mal planeadas e innecesarias y otras formas de corrupción modernas, condenándonos a seguir sobreviviendo en este valle de lágrimas. Lamentablemente la pobreza ha sido campo fértil para otros males y, nuestros muchachos están adoptando nuevas formas de interactuar en nuestra sociedad pero desde el lado de la delincuencia contribuyendo al resquebrajamiento de la patria. Por otro lado, si usted es asalariado como yo, su percepción económica no alcanza para satisfacer sus necesidades más apremiantes pues el gobierno no distribuye la riqueza que genera el país con los de abajo, sólo con su cúpula de cómplices que se esfuerzan hasta el límite de sus capacidades para mantenerse en el poder a nuestras costillas.
En este contexto, tenemos también el orgullo de contar con un Instituto Nacional Electoral que es todo, menos ciudadano cuyos integrantes viven al más puro estilo monárquico, con amplias dádivas y con salarios del primer mundo y, desde su palacio, organizan la vida democrática de nuestro México, desde la sombra y la comodidad de sus oficinas donde planean y distribuyen los más de 4 mil 196.7 millones de pesos, a gastarse en los pocos días que duran las campañas electorales tanto en anuncios televisivos, de radio, Internet y otros medios, que por cierto, éstos si sacan lana de la democracia al igual que las empresas que hacen lonas, posters, calcas, playeras, botones, gorras y demás mercadotecnia barata que se emplea para atraer a los votantes. Ante todo este escenario y pese a las amenazas institucionales, la ciudadanía no acudió a las urnas por diversos factores que intervienen en su decisión de no votar, por lo que el resultado debe motivar una profunda reflexión entre los actores políticos, pues la indiferencia ciudadana es más que evidente y el desprecio a la democracia no puede ser más contundente. En este sentido y sin hipocresías, debemos reconocer que los altos niveles de violencia que enfrenta la sociedad aunado a la falta de oportunidades, la carencia de empleo, los altos niveles de corrupción que nos distinguen a nivel internacional, entre otros dones, hacen que no creamos en la democracia y no salgamos a votar y, ahora menos, pues el Gran Jefe carapálida del INE, Sir Lorenzo Cordova Vianello, ha osado denigrar, previo a la contienda electoral, a nuestros hermanos indígenas de una manera muy vil, cayendo de nuestra gracia y haciéndonos perder la poca esperanza que teníamos en el INE. Entonces pues: ¿Quién se atreve a decir que ganó el pasado 7 de junio? ■
*Representante de Zacatecas ante el
Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo Sustentable