En las campañas se generan expectativas notables con el objetivo de ganar voluntades que se expresen en la votación. Sin embargo, no se analizan las capacidades reales para efectivamente cumplir con los objetivos y metas ofrecidas. Existen algunas ideas equivocadas sobre el acto de gobierno pero con alto consenso, una de ellas es pensar que basta que el responsable político tome las decisiones correctas, y en adelante, las cosas marcharán bien. Es el error de reducir la política pública al ámbito de las decisiones. Esto no es verdad: en la implementación se quedan o destruyen los mejores planes. ¿Existen las capacidades reales para hacer efectivas las metas? Este tipo de cosas que ponen los pies en la tierra y en la crudeza de la realidad, no se anuncian en las campañas. En la contienda no se analiza aquello que tiene que hacerse en la campo de la aplicación de las propuestas para hacerlas factibles. La efervescencia anula la mirada de la factibilidad. El año fiscal que viene será especialmente difícil, porque por un lado se anuncian sendos recortes al gasto público y por otro, los municipios se encuentran endeudados al nivel de cuestionar su viabilidad. ¿Con qué capacidad financiera realizarán los planes del gobierno municipal? Ninguno de los candidatos a la presidencia municipal de la capital realizó un diagnóstico de la hacienda del municipio para sentar sobre seguro sus promesas.
El cálculo del personal de los municipios, excesivo en número y disminuido en capacidades técnicas, y con relaciones de mando complicadas, no se toma en cuenta para formar las expectativas a los ciudadanos. Además, el entorno político excesivamente crispado y de enfrentamiento con el gobierno estatal (en el caso de los gobernantes de Morena), harán la tarea de gobierno especialmente difícil. Con tanta condición adversa es razonable pensar que los impactos no serán tan positivos. A lo más, serán inerciales. Y este periodo de dos años que ahora inician podemos calificarlo de ‘especial’ porque será de enfrentamiento continuo para definir argumentos para el 2018 en la campaña presidencial. Esto significa que los gobiernos de Morena serán bloqueados para mostrar en dos años “que no sirven para gobernar”.
En este contexto, bueno sería poner en claro a los ciudadanos las condiciones reales de gobierno y moderar las expectativas ciudadanas. Además, una estrategia esencial deberá ser hacer un gobierno altamente participativo para que los propios ciudadanos observen las condiciones en las que se realizan las metas. Es un gran reto para los gobiernos municipales de Morena y del PT tener éxito para que no se conviertan en argumentos negativos en la contienda presidencial que viene. Esta situación, paradójicamente, puede resultar ventajosa para los habitantes de la capital porque tendrán una administración especialmente interesada en dar resultados positivos, lo cual se puede traducir en beneficio en las condiciones de vida de la población: el ordenamiento del centro histórico, los servicios de tratamiento de residuos y, sobre todo, el plan para la seguridad y la prevención del delito. Retos enormes para poco tiempo (dos años) y de mucho significado político para el futuro inmediato.