Tuxtla Gutiérrez, Chis. La respuesta contra el hambre en México no puede venir solo del gobierno, pues nada sería suficiente si sólo viene de la administración pública, afirmó el representante de la FAO, Alejandro Flores Nava.
El oficial principal de Pesca y Acuacultura de la Oficina Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para América Latina y El Caribe indicó que el problema del hambre sólo es solucionable con el concurso de la sociedad.
Si bien se está produciendo alimentos, el problema es el acceso, lo cual depende del nivel del desarrollo, del poder adquisitivo de las personas, hay gente muy pobre que no tiene acceso a éstos aunque haya producción porque no tiene plata para adquirirlos, aseguró.
Creo que los primeros pasos se están dando, primero al reconocer el problema, segundo al plantear una estrategia integral, tercero por el esquema interinstitucional e intersecretarial para abordarlo, no con soluciones aisladas, expuso.
Incluso, ha sido para nosotros en la FAO muy importante escuchar del más alto nivel de gobierno en México el reconocimiento de que existe hambre, necesariamente se tenía que partir de ahí.
Pero además, expresar la voluntad política para resolverlo es interesante, pero tiene que haber la articulación institucional, nunca esfuerzos aislados, señaló en la culminación del VIII Foro Internacional de Acuicultura y I Foro Mundial de Cultivo de Tilapia.
Flores Nava dijo que la FAO está pendiente de los compromisos de México y nosotros por supuesto que queremos apoyar esos procesos de atención a la pobreza alimentaria, en la que sin duda vemos que ante la emergencia la asistencia social es viable.
Insistió en que el reto es hacer que las personas sean autosuficientes, autosostenibles, lo que no será a corto plazo, sino de mediano y largo plazo con programas eficaces; tenemos que reconocer que la base del desarrollo social es la educación.
Detalló que los procesos de desarrollo tienen que ser de largo aliento para que trasciendan administraciones o sexenios, donde la atención a las zonas indígenas tiene que ser sin violentar las culturas locales y los saberes.
