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martes, 13 mayo, 2025
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Sobre el manifiesto de la psicologia anarquista

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte •

Ante una postura que incita básicamente a la reinvención de fórmulas para el ejercicio de la psicología no puede uno, como profesional de la misma, sustraerse a una serie de pensamientos que van desde lo contradictorio a lo complementario y, por ende, considerar no solamente la postura ante la disciplina profesional y el entorno que la rodea, sino volver a replantear estas dudas ante el papel que se juega frente a la sociedad, la civilización y la propia vida.

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Esta circunstancia mueve hacia la vieja práctica –a veces un tanto esnob- de recurrir a las fuentes más doctas e ilustradas que iluminen sobre las posturas de los ancestros que inspiraron con su preclaro pensamiento y osadía intelectual a la formación de las generaciones de psicólogos de la cual se tuvo la suerte de formar parte. Entonces se cae en cuenta de que se está tomando el camino de regreso a los tiempos en que cada libro era un arma, cada aula una trinchera y los foros de expresión colectivos unos auténticos campos de batalla malamente entendidos como intelectuales. Cuando se retorna al lugar común en el cual el ejercicio digno de la profesión se da en medio de un campo minado donde las trampas más peligrosas son colocadas por aquellos que supuestamente debieran combatir codo con codo en la búsqueda de niveles superiores de conocimiento y sabiduría por medio del ejercicio científico y filosófico civilizado de toda una comunidad.

Entonces, se cae en cuenta sobre la recurrencia al tomar los mismos caminos equivocados, aquellos que conducen hacia la nada, hacia los eternos callejones sin salida, hacia los mismos horizontes que no van más allá de la discusión chata de las ideas y se vuelve a encontrar uno como en el principio, en la soledad laberíntica que lleva consigo la incomunicación y la falta de trascendencia de cualquier esfuerzo por más honesto y documentado que este sea. Y aparece fatalmente la vieja pregunta que se hacía al inicio de la formación profesional ¿A qué círculo de servidumbre se debe pertenecer? Para la gran mayoría, la respuesta a esta pregunta no constituye ningún problema, pues siempre habrá algún buen buey opulento a quien servir por un par de pellets, y siempre habrá alguna vaca sagrada que le marque el camino a seguir y conduzca hacia las ubres de la supervivencia…, siempre que no se salga del establo.

Entonces, esa vieja primera persona que se lleva dentro,  recalcitrantemente crítica, rebelde y jodona, me regresa a aquellos orígenes del cuestionamiento perpetuo y la autocrítica implacable en las que, para no quedar mal con otros y embarrar de caca la nariz de terceros, me hace renunciar al acomodo intelectual de comprometerme con las citas ilustradas de los grandes gurúes, para recuperar el principio original del despertar de mi mundo hacia el mundo de todos: aún conservo el egoísmo de aspirar al socialismo.

Esa contradicción, nociva para la salud, me ha permitido paradójica y dialécticamente, reconstruir día a día la existencia que, a fuerza de mazazos de poder, el sistema demuele diariamente como a un persistente y pertinaz Muro de Berlín de las ideas que se niega a morir, lo que me lleva por consecuencia a un estado permanente de anarquía, para la cual no tuve necesidad de prepararme ni de pedir afiliación a algún partido, secta secreta o grupo clandestino; soy para decirlo a secas y de un modo fácil, un Anarquista A Huevo.

Esta forzada anarquía, además, no se ha dado porque la gente tienda a desconocer a la forma de gobierno que ella misma se ha procurado, sino porque desde 1980, aproximadamente, las hordas políticas que tomaron el control de la administración pública nacional solo han mostrado capacidad para la rapiña, agenciándose los fondos y los bienes públicos, mas no para establecer un proyecto de gobierno, mucho menos de desarrollo; dicho llanamente, los mexicanos somos unos huérfanos de gobierno. Lo fabuloso será cuando la mayoría de desgobernados se dé cuenta de esta situación.

Otra circunstancia que ha promovido, primero el desconcierto, después  la anarquía ha sido el hecho de que los antes citados seudo gobernantes, en un afán de suprimir y reprimir los cuestionamientos a su pésimo ejercicio administrativo, han tratado sistemáticamente de sustituir el talento y la creatividad de los nativos mexicanos importando software y chatarra intelectual de Estados Unidos, principalmente, con lo que han creado y perpetuado un modelo de chafez de vida.

La tercera causa principal del posicionamiento encabritado de algunos profesionales de la psicología es porque la disciplina se ha desacreditado permanentemente, tanto desde dentro como desde fuera de la  comunidad. Ha habido una marcada y alarmante proliferación de prácticas plagadas de moral ramplona, extravagancias y rollos mareadores relacionados con religiones y otras búsquedas esotéricas que nada tienen que ver con el desarrollo y el estudio funcional del comportamiento humano. Por otra parte, derivadas de múltiples escuelas y corrientes, la convivencia de la comunidad de la psicología se lleva a cabo en escenarios que semejan modernas babeles, donde la incomunicación es el cimiento de los altares sobre los que se apoltronan los casi siempre autodenominados divos, capos y vacas sagradas de la psicología, para ser adorados por sus acólitos y su delirante grey.

Es tiempo de recuperar espacios perdidos  u omitidos por aquellos que alguna vez hicieron del ejercicio de la psicología el vehículo mágico mediante el cual se podría transformar primero a sí mismo, a la sociedad luego, y ¿por qué no? al mundo entero, al final.

Un primer paso sería convocar a una convención nacional (y hasta internacional) de practicantes de la disciplina, de hacer pública intrínseca y extrínsecamente una declaración de principios, postular las metas e ideales por alcanzar, establecer planes de trabajo a corto, mediano y largo plazo, nombrar y establecer una asamblea nacional y extender nombramientos en base a comisiones de trabajo que cada quien acepte cumplir hasta sus últimas consecuencias.

Pero antes que nada, debemos rescatar de entre las ruinas algunos valores que durante un tiempo acariciamos largamente y que hoy día parecen casi perdidos: el optimismo de que todo lo que se intente se hará honesta y correctamente, la capacidad para plantear proyectos de gran amplitud de miras, el ingenio para solucionar y superar todos los obstáculos que se presenten a esta empresa y sobre todo, la capacidad de ser felices realizándola…, sin pedirle ubre a nadie.

Entonces le cambiaremos la cara al mundo, entonces dejaremos de  maldecir la existencia, entonces recuperaremos la felicidad de vivir a través de la creatividad permanente, entonces recomenzaremos a amar nuestra profesión, a su ejercicio, y a nuestros colegas. Entonces valdrá la pena vivir… alrededor de la psicología.■

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