En el corazón del estado, un grupo de mujeres valientes ha levantado la voz y se ha unido en una causa dolorosamente personal: la búsqueda de familiares desaparecidos. Este movimiento, conocido como “Buscador@s Zacatecas A.C.”, surge como respuesta a la necesidad urgente de acción y visibilidad en una entidad en la que las desapariciones forzadas han dejado cicatrices profundas en las comunidades.
El colectivo tiene sus raíces en la unión de madres y hermanas que, al ver la inacción de otras organizaciones en el estado y de la autoridad misma, decidieron tomar las riendas de su búsqueda conjunta. Surgieron de colectivos previos, motivadas por la frustración de solo tener dos manifestaciones anuales o esporádicas, sin acciones concretas.
Esta nueva asociación civil se ha convertido en la pionera de su tipo en Zacatecas, estableciendo un hito significativo en la historia local. Desde su fundación, ha alcanzado un año y medio de consolidación, contando con la participación de individuos que acumulan una experiencia de entre 6 a 7 años en este campo específico.
Desde entonces, Buscador@s Zacatecas A.C ha adoptado un enfoque activo y valiente a través de búsquedas y acciones sociales, organizando pegas masivas de cédulas de búsqueda en varios municipios, con el objetivo de dar voz a la injusticia social que representa las desapariciones y no dejarlo como un tema en el olvido.
Las experiencias compartidas por un miembro del colectivo revelan un camino lleno de desafíos, pero también de logros significativos que han marcado la diferencia en la vida de muchas familias con iniciativas que no sólo visibilizan el problema de las desapariciones, sino que también presionan a las autoridades locales y nacionales para que actúen.
Un ejemplo vívido de esta resistencia ocurrió en Jerez, en donde las buscadoras enfrentaron la retirada ilegal de las cédulas de búsqueda por parte de las autoridades municipales. Ante estos hechos, se interpuso una denuncia formal para que se reconociera su derecho a visibilizar la problemática y además obtener un espacio público para continuar con sus acciones. Incluso, lograron avances en proyectos de memoriales en la misma región y ya hay preparativos para la instalación de uno en Fresnillo.
Sin embargo, los retos no se quedan atrás, pues se ha percibido una resistencia por parte del Gobierno del Estado de Zacatecas, que ha optado por no incentivar ni apoyar la extensión de este tipo de proyectos en la capital y que, incluso, ha llegado a interferir en las actividades del colectivo.
“Rumbo al 30 de agosto, llevamos a cabo una pega masiva de cédulas de búsqueda las cuales se colocaron en la Plaza Bicentenario y para ese mismo día por la noche nos las retiró el gobierno con hidrolavadoras”.
Afortunadamente, gracias a una intervención legislativa y a la lucha continua, se aprobó, de manera unánime, un decreto en el Congreso del Estado para otorgarles un espacio afuera de las instalaciones del Poder Legislativo, donde ahora se exhiben estructuras con fotografías de las personas desaparecidas, proporcionando un espacio de memoria y visibilización invaluable.
Además de estas acciones simbólicas, se ha destacado la participación del colectivo en las búsquedas en campo, proponiendo estrategias y puntos específicos para maximizar la efectividad de sus esfuerzos. Incluso, organizan exposiciones y talleres informativos con el fin de educar a la comunidad sobre sus derechos y la importancia de la solidaridad en tiempos de crisis.
Otro aspecto crucial del trabajo de las Buscadoras Zacatecas es su colaboración activa y continua con otras destacadas organizaciones de derechos humanos. Muchas de las integrantes del colectivo participan simultáneamente en el Movimiento por los Desaparecidos SERAPAZ A.C. y en el Centro PRO. Esta interconexión les ha proporcionado, no sólo apoyo moral, sino también acceso a recursos y conocimientos especializados que fortalecen significativamente su labor.
La colaboración con estas organizaciones ha sido fundamental para ampliar su impacto y efectividad en la búsqueda de justicia y verdad para los desaparecidos. A través de talleres, capacitaciones y asesorías, las Buscadoras Zacatecas han podido aprender estrategias legales, técnicas de búsqueda y métodos de visibilización que son cruciales en su lucha diaria. Además, han recibido apoyo emocional y solidario de parte de personas y grupos que comparten su compromiso con los derechos humanos y la dignidad de las víctimas.
Por lo que gracias a su lucha se ha observado un progreso significativo derivado de las acciones del colectivo y, aunque no en grandes cantidades, se han reportado varios hallazgos. El año pasado, según reportan, se logró encontrar con vida a una persona; pero también se tiene registro de uno o dos miembros del colectivo encontrados sin vida. Además, se rescató a un individuo procedente del estado de Sonora, quien fue encontrado en Zacatecas y recibió asistencia por parte de la asociación. Mientras que, en el transcurso de este año, se ha registrado el hallazgo de una persona sin vida y se tiene documentado que, hace aproximadamente 15 días, se localizó con vida a una joven.
Mirando hacia adelante, las “Buscador@s Zacatecas A.C.” planean expandir su presencia y sus acciones a más municipios del territorio estatal. Con proyectos de memoriales en desarrollo y un apoyo de la comunidad creciente, están construyendo un movimiento que no sólo busca a los desaparecidos, sino que también exige un cambio social y político que garantice que ninguna familia vuelva a sufrir su dolor.
En un estado como Zacatecas, donde la impunidad y la falta de acción han dejado una profunda huella en la sociedad, los colectivos de búsqueda de desaparecidos emergen como faros de esperanza y agentes de cambio social. Estas organizaciones no sólo enfrentan el desafío de buscar a personas desaparecidas en circunstancias adversas, sino que también representan una voz crítica y constante recordatorio de la necesidad urgente de justicia y verdad.
El impacto social de estos colectivos es palpable en varios aspectos clave. En primer lugar, funcionan como redes de apoyo vital para las familias de las víctimas, proporcionando un espacio seguro donde pueden compartir sus historias, encontrar consuelo mutuo y unirse en la búsqueda de sus seres queridos. En un entorno marcado por la desconfianza hacia las autoridades y la falta de respuestas claras, estos grupos se convierten en un refugio de solidaridad y comprensión.