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martes, 3 diciembre, 2024
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Transición pactada o ruptura… (2)

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Por: DANIEL SALAZAR M. • admin-zenda • Admin •

La cuestión de fondo planteada ya en la publicación anterior sobre el “gobierno de transición” propuesto por AMLO a Peña Nieto el 26 de junio pasado en la capital del país, irá adquiriendo relevancia de aquí al momento de la sucesión presidencial.

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Esta nueva discusión que recién inicia, se comprenderá mejor si es que se analiza el curso de los virajes de López Obrador frente al movimiento. Ya no hablamos del plantón de Reforma, sino de la CND –con su “gobierno legítimo”—y de aquel exabrupto de “al diablo las instituciones” inscritos en la lógica de un poder paralelo al establecido.

Detrás de aquella “ruptura con las instituciones” –se recordará- siguió eso de “la república amorosa”, la incorporación de destacados empresarios a su proyecto y esa orientación exclusivamente electoral que todos conocemos y que ahora se encamina por la poco novedosa propuesta de un “gobierno de transición”.

Existen ya experiencias de ese tipo. “En el Estado español, la transición de 1978 a la muerte de Franco, se concertó para evitar una salida revolucionaria además de evadir la justicia para todas las víctimas del franquismo. En Chile, la salida de Pinochet y su dictadura, implicó también una salida pactada que sacrificó a los miles de desaparecidos a los que se no se les hizo justicia. Igual en Argentina y Uruguay con una ley de punto final que favorecía a los asesinos y los dejaba en libertad y sin castigo”.

La propuesta actual de AMLO está pues en esa lógica. Propone un acuerdo con el régimen decadente, militarizado y represor encabezado por Peña Nieto, en el que seguramente se dejar’ian de lado los crímenes de Atenco, de Nochixtlán, los 43 desaparecidos de Ayotzynapa…etc., AMLO y sus asesores olvidan que “en la búsqueda de un gobierno de y para los trabajadores, no existen atajos ni maniobras que valgan”.

Por estas y otras razones, AMLO se equivoca al plantear lo del “gobierno de transición” pues, al estar proponiendo un mecanismo de pacificación, está creyendo (o blofeando) que todos los movimientos opositores se subordinarán a Morena y que es este partido, el único garante de la paz en el país. Asume ser pacifista y agita su formación liberal recordando a Juárez (“nada por la fuerza, todo por la razón”) pero eso, como sabemos, la historia se ha encargado de desmentirlo -incluido el periodo juarista de gobierno itinerante-.

Sin ser las únicas, existen dos grandes expresiones y orientaciones políticas que se debaten hoy en la arena de la lucha nacional contra el neoliberalismo que continuarán expresándose en los meses por venir.

Como ya lo señalamos, por un lado está la propuesta de ruptura, firme, independiente y desde abajo, integrada por la CNTE (contra la eforma educativa); por el movimiento de familiares de los 43 de Ayotzinapa: el movimiento Nochixtlán, Oaxaca; el de Médicos, el SME, el Zapatismo, e inumerables movimientos sociales en el país que guardan una desconfianza absoluta al gobierno de Peña.

Con otra óptica, está la propuesta de “transición pactada” de AMLO y Morena que –obsesionados por llevar todo a través de instituciones decadentes— se proponenen acordarla con Peña Nieto. Esto es, un gobierno de conciliación al que, se sobreentiende, se integrarían personajes de su organización de aquí al 2018.

Al respecto el trotskysta Manuel Aguilar Mora expone con gran calado: “Estamos ante una clara advertencia -ya no digamos a Peña Nieto– sino a los que están tras de él. AMLO se está dirigiendo a los amos de México, a la clase capitalista nacional y extranjera. Está planteándoles que durante diez años él ha contenido un movimiento de oposición cada vez más tumultuoso y difícil de controlar… En tanto opositor conciliador y negociador… AMLO, sin rodeos, convoca a una “transición pacífica”… un pacto en la cumbre para el surgimiento del “nuevo régimen”.

Frente a los numerosos seguidores de AMLO, un bien mesurado Guillermo Almeyra no pone en duda las “buenas intenciones” del dirigente de Morena, pero se permite “evaluar la eficacia y factibilidad” de lo que se propone:

Según Almeyra, lo que AMLO formu si le dan chance de llegar a Los Pinos, es “tratar de frenar las luchas que están estallando por doquier para encarrilarlas, en la medida de lo posible, por la vía muerta de las elecciones fraudulentas y las instituciones…” (La Jornada)

Las dictaduras -y la de México es una-  no caen porque un dictador decida ser magnánimo. Para destruir esta dictadura, se necesitará organizar un sólido frente con los maestros de la CNTE, la OPT, los indígenas en lucha, los estudiantes etc., “para que, llegada la ocasión y si lo considera conveniente, dicho frente luche también en las urnas con un candidato resultante del consenso general y no de una autoimposición”.

En resumen, lo que la resistencia necesita, no son acuerdos con el gobierno sino luchas con independencia del Estado, el desarrollo de la autoconfianza y la autoorganización de los trabajadores. Plantear otra cosa es “ir a una nueva derrota electoral, fraudulenta y desmoralizadora”. ■

 

Fuentes: Edgard Sánchez (PRT) / Manuel Aguilar (LUS) / G. Almeyra

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