La Gualdra 616 / Cine
Dentro de la historia de la lucha libre profesional en Estados Unidos, la familia Von Erich es recordada por haber dejado un legado imborrable y, para algunos, quizá desconocido. The iron claw / Garra de hierro (2023) cinta dirigida por Sean Durkin (The nest, 2020) centra su atención en el drama íntimo de esta familia, cuyo auge se dio a finales de los 70 e inicios de los 80. Se trata de un relato de la vida real impulsado por el deseo del triunfo y marcado por la tragedia más desoladora.
Fritz Von Erich (Holt McCallany), el aguerrido líder y patriarca de este clan, ha logrado inculcarle la pasión por la lucha libre a sus hijos Kevin (Zac Efron), David (Harris Dickinson), Kerry (Jeremy Allen White) y Mike (Stanley Simmons). Aunque algunos tienen más talento en la música o el fútbol americano, todos y cada uno son sometidos a las exigencias de su padre, cuyo rigor, casi patológico, los obliga a dar hasta el último gramo de su esfuerzo. Sólo siendo los más fuertes y disciplinados, lograrán volverse campeones mundiales y cumplirán con las expectativas de su padre. De esa forma también lograrán alejarse de una maldición que, según creen, ha acosado a su familia durante varias generaciones.
Durkin utiliza elementos de la clásica fórmula del ascenso, gloria, y eventual decadencia de las figuras deportivas cuya sangre, sudor y lágrimas son indispensables para alcanzar el éxito. Lo que a primera vista salta como una biopic deportiva en el formato tradicional, o una película sobre superación personal, en realidad se trata de un interesante análisis sobre la masculinidad tóxica dentro de los entornos de competencia, más en tono con lo retratado en la estupenda The wrestler (2008) de Darren Aronofsky.
La película logra mezclar de manera efectiva el drama personal con algunas secuencias de lucha en el ring bien logradas; escenas que son matizadas, además, con inesperados momentos de humor negro. Todos estos elementos funcionan, gracias a la acertada dirección de Durkin y a las excelentes interpretaciones de los actores, destacando, por encima de todos, el trabajo de Efron, en su papel más transformativo y exigente a la fecha.
Dentro de su llamativa propuesta, el director reflexiona en torno a las relaciones humanas, enfocándose en los daños colaterales de la meritocracia y el trauma generacional. En ese sentido, el filme de Durkin es una valiosa exploración sobre las nociones alrededor de la masculinidad hegemónica, heredadas por un sistema patriarcal y capitalista que no permite la debilidad ni el fracaso.
En última instancia, el director utiliza el drama de los Von Erich para cuestionar dichas nociones conservadoras. Al final, The iron claw es un retrato sobre hombres de su tiempo, víctimas de una cultura de desensibilización de la que les fue imposible escapar. Si los Von Erich fueron afectados durante muchos años por una maldición, tal vez no fue la que ellos creían. Con todo, Durkin logra que su película sea una historia de redención, sobre identificar estas conductas dañinas y encontrar la fortaleza suficiente para romper con el patrón de violencia antes de que sea tarde.
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