En mi sueño, el pueblo mexicano había aguantado de todo y durante un buen número de años. Así, padecímos un partido hegemónico con sus malos gobiernos, corrupción, errores financieros, niveles de inseguridad alarmantes, ceguera institucional, simulación de acciones y realización de obras brincolin por lo infladas, de mala calidad e innecesarias.
Los mecanismos de control social funcionaban a la perfeccción, las noticias eran manipuladas monopólicamente, primero por Jacobo Zabludovsky (a quien algunos pretenden canonizar como al padrecito Marcial Maciel), luego Guillermo Ortega Ruiz y su: no se duerma, para posteriormente seguir idiotizados con el español Joaquín López-Dóriga Velandia quien ha resultado mejor tuitero que informante.
El clero hacía su parte y los domingos eran para los creyentes, día de consuelo y aceptación divina de su jodidez; la televisión era fundamental para sustraer a juan pueblo de su realidad; Raúl Velazco en su momento, era el sastre de los artistas pues los hacía y los destruía según le conviniera, además de consejero familiar y lloriqueador oficial de Televisa, empresa que junto con las telenovelas ha enajenado a muchas madres de familia que se han reflejado en la jorobada Rina, en la peladita Rosa Salvaje o en las tres marías: la del Barrio, Marimar y María Mercedes que protagonizó Thalía, otrora novia del Junior Alfredito Díaz Ordaz, hijo de aquél oscuro mandatario mexicano de nombre Gustavo a quién debemos las páginas más oscuras de la historia moderna de México: el 2 de octubre de 1968 que para Zabludovsky, fue solamente fue un día soleado.
En la vida democrática, se nos han caído los sistemas y han ganado los que iban perdiendo como Carlos Salinas de Gortari y Felipe Calderón; con el tiempo, los partidos políticos de oposición han premiado con senadurías a los artífices de tal caída como a Manuel Barlett Díaz. Los institutos políticos han perdido su mística, ahora se hacen alianzas lo mismo de izquierda que derecha y del centro pa’ dentro.
Las estrategias del gobierno más que buscar la satisfacción de las necesidades de la población, se orientan al asistencialismo de la pobreza y la miseria, pues estos índices, son fundamentales para la manipulación electoral, ya que los aborregados ciudadanos, venden su sufragio y el de otros más pendejos, a cambio de dádivas y de sobras que tiran los privilegiados del sistema llámense partidos políticos, funcionarios o líderes ficticios, hermosos pero con anencefalia.
El pueblo ha soportado todo, desde grandes simulaciones como la influenza hasta la última jalada del desabasto de gasolina que provocó una psicosis generalizada motivando compras de pánico y acaparamiento del vital líquido (o no?) en recipientes no aptos para ello; ahora, algunas personas tienen en sus casas unas verdaderas bombas de tiempo.
No hubo asesoría de protección civil, tal parece ser que estos amigos le apuestan más a las desgracias que a prevenirlas. Lo interesante es que Zacatecas fue bendecido con la visita de los Reyes de España y, el desabasto se generó hasta que se fueron, gracias al universo que así fue, de lo contrario, no quiero imaginar la nefasta postal de Zacatecas que pudieron haberse llevado los monarcas: conductores encolerizados, largas filas de automóviles que contaminan, mentadas de madre por octános y hasta golpes por la lucha de la gasolina.
Yo estoy durmiendo y en mi sueño, estoy dentro del cuerno de la abundancia de estupideces a las que no les veo fin; me veo como un conejillo de indias con el que experimentan los grandes hilos del sistema; me conducen a su antojo de la sequía a la inundación para ver mis reacciones como la perra de Iván Pavlov; me trasmiten miedo y me revoloteo cayendo en espiral con rumbo al vacío en donde encuentro de frente el ojo sano de un niño que ha quedado ciego y un cordón umbilical de un bebé que ha nacido en un baño del IMSS. En mi letargo, tengo sobresaltos pues estoy al margen de este gran océano de posibilidades que son destinadas para pocos, incluyendo extranjeros. Antes de despertar me pregunto: ¿Dónde están mis 43 hermanos? ¿Cuántos experimentos más me faltan por padecer? ¿Qué hará falta para que yo pueda despertar? Ojalá Usted y yo, despertemos pronto. ■
*Representante de Zacatecas ante el
Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo Sustentable