En estos días se renovará la dirigencia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Zacatecas. Salió la convocatoria y se inscribieron trece personas para que el Poder Legislativo designe a uno de ellos para conducirla. Por el comportamiento de las fracciones parlamentarias, específicamente la mayoritaria (que atiende las recomendaciones del gobernador) es posible que el próximo o próxima dirigente de la CDHEZ deba (nuevamente) su puesto al gobernador. Cuando eso ocurre, las funciones de la Comisión son anuladas porque se trata justamente de vigilar y orientar los actos de la autoridad estatal. El vicio es serio. Sin embargo, en esta ocasión hay un atenuante: estamos al final de esta administración, así que la nueva dirigencia de la Comisión no tendrá compromisos con el gobierno entrante. Eso puede dar un respiro de autonomía.
La evaluación del desempeño y resultados de las Comisiones de Derechos Humanos (con excepción de la Ciudad de México) son muy negativas; el reclamo más frecuente es la omisión con la que se conducen. Y en mucho, la omisión es causada por su falta de autonomía respecto a quien dicen vigilar. Por tanto, el primer rasgo de la persona que ocupe el puesto del que hablamos es de una enorme disposición a actuar con autonomía. Hay casos donde el presidente de una Comisión fue electo en las circunstancias que señalamos y sin embargo se comportó con independencia, como el ejemplo de Álvarez Icaza en la Comisión del (ex) Distrito Federal.
Otro rasgo es que conozca el tema: los derechos humanos han ampliado mucho sus fronteras. Ahora se complejizó esta área del Desarrollo Humano y requiere de una persona enterada no sólo de los nuevos marcos teóricos sobre el tópico, sino de las formas de monitorear los diversos aspectos de su defensa y las nuevas formas de su gestión. Es esencial este rasgo para evitar tener una Comisión limitada a la ventanilla de quejas. La voluntad y vocación (apasionada) que el presidente tenga en la defensa y garantía de los Derechos Humanos es vital para inyectar acción en la Comisión y se meta en los más inusuales rincones del estado y en todos los rubros de la vida pública: las políticas de seguridad, los corredores de la migración de paso, los derechos de la infancia, las garantías de estudio para los jóvenes, y un largo etcétera. Para eso se necesita tener la determinación suficiente para desafiar continuamente a la autoridad en el cumplimiento de los derechos de la población zacatecana. Una característica del responsable de la Comisión de Derechos Humanos serán sus convicciones liberales y, por oposición, no conservadoras; para tener la posibilidad de promover los derechos de la comunidad LGTB, que ahora es uno de los temas de la agenda nacional. Y ya que salió un Programa de Derechos Humanos para el estado de Zacatecas, es vital que se tenga dominio de él y la disposición de llevarlo a la práctica, y no quede como letra muerta. La persona que ocupe este puesto, tiene ante sí un reto absolutamente trascendente para la vida pública de nuestro estado.