Expertos prevén que el panorama político en Estados Unidos tenga repercusiones profundas para México con Donald Trump nuevamente en la presidencia.
El doctor en Ciencias Sociales, Miguel Moctezuma Longoria, analizó las implicaciones, particularmente para la comunidad migrante mexicana y la relación bilateral entre ambos países.
Longoria destacó que, independientemente del resultado electoral, el ambiente ya estaba marcado por un contexto adverso y peligroso para los migrantes. «Cuando la retórica política permea en la sociedad y se convierte en un poder, ya no se puede detener», afirmó.
Este fenómeno, explicó, facilita la normalización de la discriminación y los crímenes de odio, que se traducen en persecución tanto desde la sociedad como desde las autoridades.
El posible endurecimiento de las políticas migratorias bajo un segundo mandato de Trump preocupa enormemente. El investigador anticipa que, además de los aranceles y la “revisión” del T-MEC, es probable que se fortalezcan las medidas que permiten a las autoridades detener y deportar a los inmigrantes mexicanos, un proceso que ya ha comenzado a gestarse bajo la actual administración estadounidense.
Uno de los puntos más críticos que igual señaló es la «criminalización» de los inmigrantes. Un ejemplo de esto es el caso de aquellos migrantes que, al ser detenidos por infracciones menores, terminan siendo tratados como criminales y deportados, lo que les genera un estigma difícil de borrar y eso crea una narrativa muy peligrosa.
Además, mencionó un fenómeno aún más alarmante: el destino de los hijos de los inmigrantes. Si los padres son detenidos o deportados, sus hijos, en muchos casos nacidos en EE. UU., pueden ser separados de ellos. «Lo más grave es cuando, al no poder recoger a sus hijos de la escuela, el condado asume la tutela y los entrega en adopción a terceras personas», explicó.
También subrayó las tensiones que este contexto podría generar en México, donde se espera un aumento de retornos forzados debido a la creciente adversidad social en Estados Unidos. «Vamos a ver un retorno de personas que prefieren regresar a México antes que seguir enfrentando este clima de hostilidad», señaló.
Este retorno de migrantes, muchos de ellos con hijos menores nacidos en Estados Unidos, representaría un reto adicional para el sistema educativo mexicano, que tendría que adaptarse a un creciente número de niños que no hablan español.
En cuanto a las remesas, uno de los pilares de la economía mexicana, el experto recordó que Trump ya había planteado la posibilidad de imponer un gravamen a las remesas, una medida que considera una «robo». Ante esto, sugirió que México debería enfocarse en bancarizar a los migrantes, así como buscar mecanismos de apoyo a los migrantes a través de programas sociales.
Según el experto, sería fundamental impulsar la iniciativa que de los migrantes registrados en EE. UU. puedan acceder a apoyos federales y sociales, garantizando que aquellos que se vean forzados a regresar tengan una red de apoyo mínimo en México.
En respuesta a la violencia contra los migrantes, relató un caso de un migrante zacatecano, específicamente originario de Río Grande, que, tras ser herido de bala por un ranchero en Texas, murió de hambre y sed, sin que el agresor enfrentara consecuencias. «No hubo repercusiones para el agresor, y la muerte fue registrada como insolación, aunque el migrante estaba herido», dijo, subrayando la impunidad con la que algunos crímenes son tratados.
Finalmente, el académico subrayó la necesidad de que el gobierno mexicano asuma un papel más activo en la defensa de los derechos de los migrantes, promoviendo políticas públicas que les brinden apoyo legal y acceso a servicios.
«No podemos actuar directamente en EE. UU., pero sí podemos presionar para que se respeten los derechos humanos de los migrantes», concluyó.
En este contexto, insistió en que la cooperación entre México y los migrantes será clave para enfrentar la coyuntura que se avecina.