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domingo, 1 junio, 2025
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Investigar e intervenir la práctica educativa para contextualizar el currículum

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

  • Si supiese qué es lo que estoy haciendo, no le llamaría investigación, ¿verdad?

Albert Einstein

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Investigar la práctica docente propia lleva consigo el reconocer que un contexto está necesitado de ser diagnosticado, de dimensionar los problemas que en este se encuentran y de abordarlos precisamente desde una perspectiva investigativa; intervenir dicha práctica implica reconocer los resultados de las problemáticas que se han investigado para que, tomando como referencia al modelo curricular, se diseñen estrategias didácticas de forma tal que con el manejo de los contenidos curriculares y/o con actividades de orden transversal fortalecer el proceso formativo de los actores del hecho educativo.

Nos encontramos inmersos en la sociedad que se le llama del conocimiento, en contraposición con la sociedad de la información, este hecho compromete a dejar de adoptar posturas meramente contemplativas y generar acciones transformativas. Estaremos así en posibilidad de vernos dentro de un mundo globalizado y no frente a él; si combinamos la reflexión y la acción tanto en la investigación como en la intervención de la práctica pedagógica, potenciaríamos a los estudiantes con los conocimientos, habilidades y valores necesarios para que se conviertan en actores críticos y comprometidos. Para cumplir con tal fin habrá que incursionar en un proceso de reconceptualización de, en, sobre y desde la investigación e intervención educativas.

Existen rutas estratégicas y/o metodológicas que el propio decente debe trazar para que desentrañe y reconozca las problemáticas a las que se enfrenta, esto le permitirá en un primer momento construir conocimiento pedagógico a partir de su propia práctica, tomando como referente a la teoría; le permitirá también contar con un pensamiento pedagógico propio para que mejore continuamente el ejercicio de la profesión docente. En sí, la intención sería transformar el currículum institucional en un currículum real, generando estados de conocimiento pedagógico y creando las condiciones para que en colectivo puedan surgir propuestas de fortalecimiento curricular.

El currículum escolar debe no sólo ser considerado como promotor de aprendizajes o de desarrollo de competencias, debe, de manera implícita y explícita ser generador de actividades de orden transversal para que cumpla de esta manera el cometido de que sean los propios estudiantes artífices en la creación de los programas escolares y en la construcción de conocimientos. El currículo es un instrumento que tiene la función sustancial de promover la educación estableciendo fines y propósitos para que de esta manera se responda a las demandas sociales y culturales así como a las necesidades de los sujetos mediante procesos de enseñanza y aprendizaje en sus diferentes contextos.

Cierto es que no se le debe exigir al docente de que sea un investigador educativo, sin embargo debe identificar prioridades para que pueda intervenir su práctica de la mejor manera, detectando problemas comunes y generando alternativas de solución. De cualquier manera el docente es un investigador puesto que el simple abordaje de los contenidos curriculares mínimamente le obliga a que prepare su clase, cuando hablamos de una docencia efectiva suponemos a un docente que se prepara para la clase, que se interesa por diseñar estrategias e instrumentos que ayuden a que los educandos realmente construyan conocimiento significativo y desarrollen las competencias que correspondan.

Un currículo escolar que se investiga y se contextualiza, por añadidura se transforma, esta transformación no es casual, es consecuencia de intervenir la práctica docente, de hacer lecturas fieles al contexto educativo y, mínimamente describir las situaciones problemáticas. Ahora, intervenir la práctica educativa lleva consigo el comprender y analizar las implicaciones que se dan en el aula; sostengo la hipótesis de que el docente que investiga e interviene su práctica propia, está en condiciones de hacer las adaptaciones curriculares necesarias, se entienden dichas adaptaciones como las modificaciones al currículum y que se ven reflejadas en la planeación de actividades de forma tal que haciendo uso de su conocimiento, criterio y estrategias, atenderá las diferencias individuales de los educandos.

Contextualizar el currículo vía adaptaciones curriculares lleva consigo el compromiso de fortalecer a los centros educativos, ejerciendo prácticas pedagógicas desiguales para que puedan caber en ellas todos y cada uno de los alumnos y alumnas. Entonces, las adaptaciones curriculares deben ser alternativas para ejercer una práctica docente novedosa y, esperándose también de mejor impacto; en consecuencia, habrá de considerarse lo siguiente: 1) los objetivos, los contenidos y actividades programadas pueden llevarse a cabo en un grupo de manera diferenciada para responder así a situaciones diversas, 2) las estrategias didácticas deben responder a las diferentes forma de aprendizaje de cada alumno, 3) respetar la variedad de actividades y diversificar las estrategias, 4) considerar las características y necesidades de todos los alumnos y responder a criterios educativos definidos, 5) hacer una adecuada selección y utilización de materiales didácticos, 6) realizar la evaluación considerando la situación individual de cada alumno y recoger sus diversos momentos de desarrollo y, 7) permitir intervenciones individualizadas aun y cuando se salgan de las estrategias programadas.

Por último, plantear la evaluación desde la perspectiva de las adaptaciones curriculares no es complicado, supone un reflejo de los objetivos propuestos y es consecuencia de las estrategias curriculares desarrolladas; no existe una herramienta o instrumento exclusivo para ello dado que el uso de uno u otro dependerá de las necesidades y demanda de cada alumno, con esto se trata de erradicar las pruebas objetivas meramente instruccionales así como los exámenes y otro tipo de test. Para que la evaluación no sea un obstáculo en el proceso de aprendizaje, se recomiendan los siguientes instrumentos: 1) cuadernos de observación; con este el profesor confecciona su registro durante el trabajo en el aula, 2) listas de control, útiles para evaluar el funcionamiento del grupo o los equipos de trabajo, 3) cuestionarios; pueden ser especialmente útiles para evaluar el conocimiento y grado de comprensión, 4) portafolio de evidencias; es la recopilación de trabajos realizados por un alumno, un equipo o por el grupo y, 5) rúbricas de evaluación; consideradas como escalas de valoración de categorías ordenadas, acompañadas de descripciones de los criterios que establezca el propio docente.

Con esto tal vez pueda comprenderse el hecho de que sea el propio docente quien gestione sus necesidades para ejercer su práctica profesional de una manera exitosa; esto sin lugar a dudas requerirá de investigar e intervenir la práctica educativa propia para así fortalecer al currículo institucional.

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