La Gualdra 493 / Libros
Este relato transcurre en un café de un tranquilo vecindario que comienza a vivir atemorizado a causa de las sucesivas muertes de mujeres que han acontecido en las últimas semanas.
Un respetable comerciante de La Rochelle, quien es dueño de una sombrerería, acude cada día al Café des Colonnes para jugar una partida de bridge y beber dos copas de vino blanco. Es estimado por todos. Nada parece indicar que en realidad es un asesino en serie que ha matado a su mujer.
Monsieur Labbé esconde el cadáver de su esposa en el sótano de la casa mientras les dice a todos los vecinos que ella se ha quedado paralítica y no puede salir de su habitación. Finge ser un solícito marido dispuesto a cerrar antes de hora la sombrerería para atender las necesidades de su cónyuge lisiada.
¿Cómo un hombre respetable y aparentemente normal, apreciado por sus vecinos, termina revelándose como un asesino en serie? ¿Qué empuja a una persona estimada por todos a asesinar a su esposa y enterrarla en el sótano de su casa sin decirle a nadie lo que ha sucedido?
Para todos la señora Labbé sigue viva, está paralítica, por ello no sale de su habitación. Todos los días el sombrerero le sube sus alimentos, mismos que se come o tira en el baño. Siempre que sale pronuncia una de sus frases rituales: “Voy a ver si Madame Labbé necesita algo”, mientras ordena a Valentín, su ayudante, que cierre la tienda. Pero a Labbé se le presenta un problema, su esposa tiene cinco amigas que la visitan una vez al año, entonces hay que aniquilarlas.
En efecto, cinco mujeres han aparecido asesinadas en la ciudad, empero desde el tercer asesinato la ciudad entra en pánico y se ofrece una cuantiosa recompensa a quien proporcione datos que contribuyan a descubrir al asesino. Un periodista, de nombre Jeantet, mantiene con el anónimo asesino un macabro diálogo a través de las páginas de un diario local.
Entretanto, un sastre empobrecido, procedente del cercano Oriente y apellidado Kachudas, descubre casualmente un indicio sospechoso en la ropa de Labbé. Aterrorizado, decide guardar silencio a pesar de la tentadora recompensa que podría obtener si lo delatara, pero las muertes continúan.
El sastre Kachudas es uno de los personajes fundamentales que funciona como contrapunto. Su taller se encuentra frente a la sombrerería y cada día persigue a León Labbé al cerrar el comercio.
Los comerciantes, que habían sido los primeros en sufrir las consecuencias del pánico, fueron también los primeros en organizar patrullas. Pero ¿acaso habían podido evitar estas patrullas la muerte de Madame Geoffroy-Lambert y la de Madame Léonide Proux, la comadrona de Fétilly?
El final es digno de una estupenda novela. Los fantasmas del sombrerero logran que, como lectores, nos convirtamos en cómplices de alguien que vivió sometido por una mujer inaguantable, al menos así lo sentía él
En ocasiones, el escenario y el contexto donde se sitúa la acción pueden llegar a contar más incluso que la propia historia. El ambiente se erige entonces como un personaje sobre el que los demás toman cobijo, se relacionan entre sí, se desarrollan y crecen.
Georges Simenon toma el modelo de autores, como Truman Capote, que se empeñaron con ahínco durante gran parte de sus vidas, para adentrarse en la psicología de un asesino. No se trata de juzgar, sino de indagar en el interior del ser humano para descubrir sus motivos, ese fin en sí mismo que le lleva a actuar así.
Nos encontramos ante una novela negra clásica. Hay intriga, suspenso y sorpresa, en un contexto sobrio y un ambiente en el que destacan los detalles sobre la acción principal. De lectura visual, Simenon muestra a los personajes entrando y saliendo de escena. Y como en las mejores novelas, el momento álgido llega al final, cuando lo narrado provoca ironía y tranquilidad.
* * *
Georges Simenon, El sastrecillo y el sombrerero, Relatos policiacos de intriga núm. 3, publicación mensual, Editora de periódicos LA PRENSA, México, 1977.
https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_493