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viernes, 9 mayo, 2025
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Mathematical analyzer, numerical integrator and computer(MANIAC)

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Por: ALBERTO VÉLEZ RODRÍGUEZ • ROLANDO ALVARADO FLORES •

En la página legal de la novela “Maniac” (Anagrama, 2023) de Benjamín Labatut (Rotterdam, 1980) se consigna que hubo dos ediciones de la misma en octubre de 2023. ¿De qué trata?, ¿cuáles son las ideas que pretende debatir?, ¿cómo se abre paso hacia la historia de la literatura? Una rápida revisión arroja que tiene tres capítulos: “Paul o el descubrimiento de lo irracional”, “John o los delirios de la razón” y “Lee o los delirios de la inteligencia artificial”. El primero narra un suceso decisivo en la vida de Paul Ehrenfest: su suicidio tras asesinar a Vassily, el hijo que tuvo con su esposa Tatiana Afanassjewa. Es un capitulo breve que preludia el segundo, que consiste en una narración de la vida del matemático húngaro Von Neumann János Lajos, conocido como John Von Neumann. Se cierra la novela con otro capítulo corto, donde se relata la derrota en el juego de Go que infligió AlphaGo, una inteligencia artificial desarrollada por la compañía DeepMind, fundada por el inglés Demis Hassabis y adquirida por Google en 625 millones de dólares americanos, al noveno dan de Go, el coreano Lee Sedol. La caracterización que hace de Ehrenfestes inicua: “Como físico, no hizo ningún descubrimiento trascendental”. Se equivoca, aunque es el punto de vista de Martin J. Klein en su biografía “Ehrenfest. The making of a theoretical physicist” (Elsevier, 1970). Ehrenfest, junto a Einstein, generalizó la hipótesis cuántica de Max Planck mediante su concepto de “invariancia adiabática”, que le permitió construir la primera versión de la mecánica cuántica. Labatut inventa un Paul Ehrenfest atemorizado por “Esa razón enloquecida…una influencia verdaderamente maligna, impulsada por la lógica y, a la vez, totalmente irracional”. Es una manera dramática de describir un cambio histórico que consistió en añadir a los conceptos clave de la física teórica (número, espacio, tiempo, masa, fuerza) uno adicional, el de probabilidad. Ludwig Boltzmann lo utilizó y con el esquema así obtenido Planck pudo, por analogía, obtener la hipótesis cuántica. Hacia 1925, con la construcción de la mecánica cuántica, ese concepto quedó integrado en las categorías fundamentales de la física teórica. Sin embargo, una educación básica deficiente, en la que los esquemas deterministas del siglo XIX se combinan con una pedagogía charlatana, logra el milagro dedesaparecer el concepto de probabilidad de la física. Esto permite que, aún hoy, donde abundan la turbulencia financiera, el caos social y el calentamiento global, una novela como la de Labatut aparente ser muy novedosa o profunda. Ni siquiera en su forma lo es, pues reitera los esquemas que tan bien le resultaron a Jorge Volpi en su “En busca de Klingsor”. Una vez anunciada la “irracionalidad” surgida desde la racionalidad de la ciencia, Labatut pasa a relatar el papel que jugó John Von Neumann en la construcción del complejo mundo en el que vivimos. Omite mencionar a Robert Oppenheimer o a Hermann Kahn como piezas necesarias en el andamiaje del complejo militar-industrial norteamericano, desvanece los “teatros” de la guerra fría e ignora por completo la victoria que obtuvo Estados Unidos sobre la U.R.S.S. mediante una nueva arma, deducida de las ideas de Von Neumann: la crisis económica. Reitera las historias acerca de la sobrehumana inteligencia del húngaro, que a veces resulta derrotada por Kurt Gödel o por la muerte y olvida a Norbert Wiener como némesis de Jancsi. Labatut hace parecer que por su pura inteligencia, Von Neumann llegó a los círculos de poder norteamericanos. No fue así, de acuerdo a Steve Heims (“John Von Neumann and Norbert Wiener. From mathematics to the technologiesof life and death” MIT press, 1980) el general Lewis Strauss fue quien consiguió el ingreso del matemático en la elite gobernante. Sus fuertes ideas anticomunistas y su militarismo acerbo fueron bien vistas por el departamento de Estado norteamericano. Más aún, se volvió consultor de grandes empresas. ¿Pero hacia dónde va Labatut? De nuevo, hacia un tópico vetusto: la irracionalidad surge de la racionalidad, las promesas de la modernidad son traicionadasy la ciencia no construye un mundo mejor, sino uno peor para todos. Esto es la típica paja posmoderna. Las últimas partes del capítulo II y todo el capitulo III se apartan del manido discurso irracionalista-vitalista de los acólitos de Nietzsche, Deleuze o Vattimo. Von Neumann prefigura que el siguiente escalón en la evolución humana será producto de la razón. Y acontecerá mediante la inteligencia artificial. Un atisbo de esto está en las maquinas que pueden jugar al ajedrez o al Go. Labatut no se ahorra la cursilería: “En 1997, las computadoras se volvieron superiores a los seres humanos en el ajedrez”. Previo a esto se volvieron mejores calculando sumas, restas, divisiones, pero, al parecer, esos algoritmos no demuestran creatividad. Juegos como el Go sí requieren del desarrollo de estrategias. Por ende, en 1997 las computadoras demostraron el desarrollo de una inteligencia estratégica. ¿Qué es la creatividad? No seguir reglas, sino la creación de reglas capaces de triunfar, en los juegos, en la guerra, en la economía o en la vida. ¿Hay vida aparte de la guerra, la economía, los juegos o la literatura? Quizá, pero ningún posmoderno sabe qué pueda ser.

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