La Gualdra 671 / Aniversario Gualdreño 14
En 1997 yo tenía 14 años y quizá fue el último año perfecto de mi vida. Justo después vendrían pérdidas, ciertas circunstancias familiares, cosas a las que todos, antes o después, nos enfrentamos, pero para mí fue el término de una infancia y adolescencia francamente feliz. Ese número, el 14, opacado por otros con una leyenda más atractiva o por lo menos más publicitada, como los dos que lo escoltan: el 13 y el 15, en mi memoria es el epítome de la felicidad, y sin dudarlo elegiría tener de nuevo 14 años.
Un suceso, entre todos los que recuerdo de esa edad, es el paso del cometa Hale-Bopp, uno de los más brillantes que la humanidad ha visto hasta ahora. Aunque el Hale-Bopp empezó a ser visible desde 1996, fue en enero de 1997 cuando en verdad fue notorio desde casi todos los ángulos del planeta, en enero es mi cumpleaños, así que tomé ese brillantísimo cuerpo celeste avanzando por el cielo tropical como un obsequio. Durante los primeros seis meses de ese año me pasé todas las noches, aunque fuera sólo por unos minutos, observando el cielo y al cometa con doble cauda. Me parecía un hecho histórico y un consuelo por si no llego a ver al cometa Halley en 2061, la última vez que pasó cerca de nosotros fue en 1986 y yo tenía tres años. En esa época, mientras estudiaba la secundaria, ya era un ratón de biblioteca y como lo he mencionado, mis lecturas tenían una base en tres colecciones: Sepan cuántos, Lecturas Mexicanas y La ciencia desde México. Con un orgullo todavía adolescente, puedo decirles que leí todo lo que estuvo a mi alcance sobre el espacio, cartas celestes y cometas, pasiones que continúan vigentes en algunos de mis libros, y que hacen que en las noches claras del sureste pida a mis amigos alzar sus cabezas al cielo y decirles el nombre de algunas estrellas e indicarles cuáles planetas son visibles con su brillo camuflado.
El Hale-Bopp continuó su trayectoria todo el 1997 hasta dejar de ser visible a simple vista en diciembre, un año completo en el que el cielo no fue el mismo y el imaginario colectivo se llenó de especulaciones: turistas extraterrestres, que era una nave espacial en lugar de una roca con elementos interesantes y un poco de agua y hielo, o que era una señal de oscuros presagios.
El Hale-Bopp regresará dentro de poco más de dos mil años a nuestro sistema solar, yo ya no estaré aquí, pero una vez fue 1997, tuve 14 años, un cielo sin contaminación lumínica y un cometa para mí. Ser testigo de la naturaleza y los misterios del cosmos, me parece una de las mejores y más felices formas de vivir la vida.
Sobre la imagen que acompaña a este artículo:
Este cometa no es el Hale-Bopp, es el cometa Kirch o cometa de Newton y fue descubierto por el alemán Gottfried Kirch un 14 de noviembre de 1680. La obra Estrella con cola (cometa) sobre Róterdam fue realizada por Lieve Verschuier y se encuentra en el Museum Rotterdam.