La Gualdra 671 / Aniversario Gualdreño 14
Traigo al 14 revoloteando en una órbita de encanto.
Nací, de hecho, al inicio de un día 14; el del tercer mes.
Fue curioso: Mi padre nació un 12 de marzo; así que en la última parte del embarazo de su esposa bien pudo emocionarse de que su primer hijo varón pudiera arribar al mundo justo en su día, como regalo de cumpleaños.
Con todo, la vida suele gastar bromas. Los dolores de parto llegaron a mi madre en la tarde del 13.
“Por lo menos llegará un día después”, pudo pensar el hombre.
Y las horas pasaron y feneció la tarde y la oscuridad cubrió todo y después llegó la medianoche.
Y 40 minutos después de eso se dio el nacimiento.
En el inicio del 14, repito.
Me gusta el 14, también, porque es al tiempo duplicidad del mágico 7.
Como si la magia de un hombre y la magia de una mujer pudieran dejarnos ese 14.
Como el 14 de febrero, también.
Son 14 los días que marcan la mitad del ciclo de la luna.
Para mí, eso es el alto en el camino, el momento de evaluación.
Es el segundo fin de semana: un buen momento para revisar, como en el lago de Macbeth, qué tanto pesa lo recorrido frente a lo que falta por recorrer.
Traigo al 14 revoloteando en una órbita de encanto: el de la vida y sus constantes intermedios.