La Gualdra 666 / Alberto Huerta In Memoriam
“Parece fácil
se ve muy fácil
pero es difícil
en realidad”.
Alex Lora
Por Noé Germán
Publicar un cuento cada semana en un suplemento cultural “parece fácil”; publicar 13 libros “parece fácil”; ganar un premio nacional de cuento “parece fácil”; ser huésped de un teatro de 1832 y sostener ahí taller de teatro por más de tres décadas con temporadas constantes y sonantes “parece fácil”; todo esto y más es posible cuando se vive con la pasión y disciplina que vivió Alberto Huerta.
“Parece fácil” también es el título de una puesta en escena que tuve la fortuna de producir y actuar. Autoría de Alberto Huerta y Pilar Alba, contamos con la dirección del Maestro Huerta, perdón, de Alberto; esa obra y lo que vivimos alrededor de ella, justo marcó el fin de una época y el comienzo de otra en mi proceso como teatrista.
Cuando decidí dedicar mi vida al teatro no existían escuelas a mi alcance para ello, en su lugar había “Maestros”, más coloquialmente conocidos como “Vacas sagradas”, en la lista se encontraba sin duda Huerta. Por el alcance de su obra, un maestro de narrativa con reconocimiento nacional; todo un referente del teatro zacatecano, formador de una generación de creadores escénicos.
En la época de los “Maestros”, donde no se podía acceder con facilidad a un título universitario, si querías iniciarte en el oficio del teatro había que elegir un “Maestro” y había que elegir bien, pues era una elección que se convertía en un estigma. No podías elegir un maestro y luego pretender trabajar con otro; los maestros eran celosos de sus pupilos y había que serle fiel al maestro; la promiscuidad entre grupos no se podía contaminar de la promiscuidad entre actores y actrices. Mi papá teatral fue Erasmo Nieto q.e.p.d.; ahora ni se usa el término, los egresados de las licenciaturas en artes salen a las tablas en la orfandad. Aunque admiraba el trabajo del maestro, ni pensar que los del Taller de Auto-producción Teatral (T.A.T), se mezclaran con los del Taller Carlos Ancira. Para mi sorpresa, en el siguiente milenio sería Alberto quien derribara el muro que nos separaba, que él mismo había ayudado a construir.
Cuando el T.A.T., tras el fallecimiento de Erasmo se consolidó como A.C. y fue comodatario del teatro del IMSS, Alberto cruzó el muro para derrumbarlo. Fue un presagio de la nueva era que ahora vivimos, donde los Montescos y Capuletos del teatro pueden unirse para trabajar. “Parece fácil…”, Alberto cruzó el muro para convertirse en nuestro amigo y mentor. Durante un breve pero significativo periodo de tiempo aprendimos del teatro Alberto, pero también de su vida.
El arte es lo que él dominaba y hacía parecer fácil, pero pudimos conocer lo que en su vida le fue difícil y afrontó: Estudió una licenciatura que ejerció pero no le satisfizo, tomó la decisión de seguir su vocación de escritor y salió en busca de vivencias y conocimientos que son el germen de su obra, sopesando el dolor de alejarse de su familia; militó y defendió la ideología del Partido Comunista, aunque fuera a parar a las Islas Marías, ahí formó un taller literario; tras obtener reconocimiento como autor, enfrentó el desprecio de la academia que sólo le permitió tener un taller literario y uno de teatro en la universidad; tras un largo periodo de estabilidad, a sus cincuenta y siete años de edad se permitió salir de su teatro para entrar a otro, hacer nuevo teatro y volver a amar apasionadamente.
Adiós
Por Alberto Huerta
¿Por qué? ¡Dime! ¿Por qué? ¿Así nomás? Pues qué pocamadre. De plano. No… No… Mira… Escúchame… ¡Carajo! Cuando te pones en ese plan neuras nada más tú hablas, tú tienes la razón… ¿Qué sufres? ¿Mucho? No mames… Sí, sí, no mames… Bajo ese escudo has estado jodiendo a un chinguísimo de gente… Sí, el principal jodido has sido tú. ¡Ah, sí! Mira qué cómodo. Siempre, escúchame bien, siempre te la has pasado de putamadre… sí, siempre… ¡Muy bien vestidito!… pero si… ¿A costillas de quién? ¡Ah, no! Zapatos caros… Sí, sí, tú, te los compraste. Sí, pero… ¿A costillas de quién? Comes a llenar… Sí, sí… ¿Cuándo has comprado un huevo? Sí, fíjate que sí. ¡Un hue-vo! ¿Qué tú pagabas las cuentas? ¿De qué? ¿Dime de qué? ¿Cuáles putas cuentas? No, mira, eso sí que no, a mí no me gritas. No, no, ve a gritarles a tus amigos, a tu mamacita… Sí, sí, a ver si ellos te aguantan. Sí, como lo oyes. Sí, ¿dónde? ¿Qué? De plano, tú no conoces la palabra vergüenza. Su significado. ¿Dignidad? ¡Chingado! ¡Muy digno! ¡Dignísimo! ¿Qué? Que no me grites. No… No… Voy a colgar… Sí… Adiós…
*Publicado en La Gualdra No. 130, 23 de diciembre de 2013.