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jueves, 25 abril, 2024
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La derrota al viejo régimen

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Por: RICARDO ARTEAGA ANAYA •

El triunfo de López Obrador en el 2018 fue apenas el inicio de la derrota del viejo régimen, a tres años de éste, no podemos asegurar que el viejo sistema hubiese desaparecido por completo, puesto que la hoy oposición continúa gobernando una gran cantidad de Estados, municipios y sosteniendo mayoría en una gran cantidad de congresos estatales y mantiene presencia mediática en todo el país.

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Si bien el triunfo del hoy Presidente, Andrés Manuel, fue un golpe fuerte para el viejo régimen, éste no ha sido derrotado por completo, el debate entre éste y un nuevo régimen se mantiene diario en la opinión pública, por una parte el ejecutivo se somete todos los días al cuestionamiento de los medios y aprovecha para responder a sus opositores, los opositores sostienen una campaña constante para restar credibilidad al proyecto de nación impulsado por el Presidente, si bien no han logado disminuir la popularidad de éste, si han logrado engañar a un sector de la clase media que esperaba algo distinto y que al tener acceso únicamente a una sola postura (la de los medios tradicionales), cae en la campaña y se suma al rechazo hacia el gobierno de la 4T.

Por viejo régimen debemos entender a aquella forma de percibir y desarrollar el quehacer político, teniendo como eje principal la corrupción desde el sector público y privado para obtener grandes riquezas para sí mismos, familiares y allegados, al menos, en México así podemos definir el viejo sistema político que nos gobernó durante al menos cuarenta años y que en la actualidad se aferra a seguir vigente y a mantenerse como una forma de gobierno.

Es inevitable reconocer que este sistema continúa vivo, puesto que podemos reconocerlo mediante prácticas en los procesos electorales que están por concluir, la participación del crimen organizado para inclinar la balanza a favor de ciertos actores; la influencia de los medios tradicionales para ello a través de la difusión masiva de, así como el uso de recurso público y de elementos policiacos para robar propaganda de partidos contrincantes para después usarlos en campañas negras y para amedrentar a militantes de otros partidos políticos y amenazarlos si no abandonan la ciudad en algunas horas, este viejo sistema se aferra a permanecer en el país y cómo no, si gracias a su existencia, cientos de políticos, comunicadores y empresarios mexicanos, se volvieron millonarios durante sus encargos sin siquiera haber sido señalados por malos manejos u actos de corrupción.

El viejo sistema se mantiene, sin embargo, ha perdido fuerza, si bien han logado permear en un sector de los mexicanos, no han sido capaces de mantener un respaldo social suficiente para permanecer en el poder como lo gritaron durante semanas después de concluido el anterior proceso electoral en el que logaron arrebatar algunos escaños a la 4T, pues para este proceso electoral han perdido fuerza a tal grado de que corren el riesgo de perder las seis gubernaturas en juego, incluso estados en los que durante décadas han sostenido el poder sin tener que cederlo como Hidalgo en el que el PRI ha gobernado por décadas, o Aguascalientes, entidad que hasta la fecha ha sido una caja chica para el Acción Nacional para financiar otras campañas o para amasar fortunas de políticos de este partido.

La derrota al viejo régimen no se logará sólo con el triunfo electoral sobre los partidos tradicionales cuyo único proyecto es el de mantener el sistema de privilegios y de corrupción desde el ámbito público, sino que debe impulsarse la democratización de nuestro sistema político y de la administración pública, así como la politización del ciudadano, arrebatar el poder de las “cúpulas políticas” para que los partidos se conviertan en instituciones al servicio de las militancias.

Con el triunfo de López Obrador se dio un gran paso hacia la derrota del viejo sistema, un segundo paso será que los mexicanos arrebatemos el poder al PRIAN en los seis estados en proceso electoral y como tercer y posteriores etapas, será necesario que exijamos a los gobiernos y representantes emanados de las filas de la 4T, se impulsen políticas que busquen el bienestar colectivo, el destierro de la corrupción de la administración pública y se acabe con la impunidad de una clase política cuya concepción de lo público es el bienestar personal, y como última etapa, es necesario que los mexicanos nos aferremos al poder, a la permanente participación ciudadana como único mecanismo para evitar que vuelva al poder el viejo régimen.

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