■ La corriente se entroniza con creciente vitalidad en las estructuras prácticas del Estado, dijo
■ Expone el tema en la ponencia ¿Hay un futuro para la democracia?, en Coloquio de la UACP
“El fascismo se entroniza con creciente vitalidad en las estructuras prácticas del Estado”, dijo en su exposición ¿Hay un futuro para la democracia?, el docente e investigador de la Unidad Académica de Ciencia Política (UACP) de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), Víctor Manuel Figueroa Sepúlveda, dentro del 2 Coloquio Internacional Ciencia, Desarrollo y Democracia. Relaciones en Conflicto, organizado por la Máxima Casa de Estudios en el estado a través de la UACP.
El sustento de este hecho es la caída de las tasas de ganancia de las grandes empresas, inscrita en una crisis del capitalismo, que entre otros elementos se sustenta en la baja producción y la especulación en los sistemas financieros.
Las pérdidas se han intentado compensar entre otras medidas con privatizaciones y mega fusiones que permiten aumentar los ingresos, a veces sin introducir mejoras tecnológicas o avances científicos, pero también a través de la desposesión o despojo de riqueza particular, esto en relación al extractivismo, donde se obtiene un producto gratis de la tierra.
“Todos estos son métodos que permiten incrementar la apropiación de riqueza sin mayor esfuerzo productivo, o sin esfuerzo alguno”, expuso.
Entre los métodos de explotación que permitan utilidades sin necesidad de grandes inversiones en procesos se encuentra la inversión extranjera.
“Si yo no obtengo en casa las ganancias que obtengo en China porque no cuento con las condiciones que existen allá ¿Qué es lo que me impide modificarlas internamente?”, preguntó.
“En 2008, los trabajadores chinos en la manufactura recibían en promedio, de acuerdo con el Bureau of Labor Statistics, sólo 4%, de la compensación salarial de los trabajadores manufactureros en Estados Unidos. Por tanto, el margen agregado de ganancia a ser obtenido produciendo en China (con la misma tecnología) en vez de hacerlo en Estados Unidos o cualquier país desarrollado puede ser enorme.
Los trabajadores chinos que ensamblan iPhones para Foxconn, la cual subcontrata para Apple, reciben salarios que apenas representan 3.6% del costo final de la manufactura, contribuyendo al enorme margen de ganancia bruta de 64% de Apple sobre los costos de manufactura de iPhones, de acuerdo con el Banco Asiático de Desarrollo (Bellamy y MacChesney, 2012)”, dijo.
De esta manera, se ha buscado acercar esas condiciones en este caso en Estados Unidos, a las que se expresan en la realidad China, o la de aquellos países que ofrecen tasas de ganancia amplias.
Esta necesidad ha modificado las relaciones de desarrollo de la democracia. Citó para exponer este hecho las palabras de Barack Obama, quien ante el escaso desarrollo económico de su país expresó este 2014: “Estados Unidos debe mostrar el camino en la escena internacional. Si no lo hacemos, nadie lo hará. El ejército es y será siempre la espina dorsal de ese liderazgo”
De esta manera expuso “el fascismo se entroniza con creciente vitalidad en las estructuras y prácticas del estado”, para ilustrar esto trajo a colación la expedición de ordenamientos legales como la Patriotic Act y la Presidential Military Order.
Ambos documentos que proceden de 2001 dijo, “arrasan con los arrasan con derechos humanos de la población y autorizan al gobierno a arraigarla secretamente, sin intervención de unos debilitados órganos de justicia, al mismo tiempo que legitiman la tortura y hacen del asesinato un delito con derecho a la impunidad”.
Dentro y fuera de ese país agregó, millones de ciudadanos son vigilados y controlados por medios electrónicos, se les despoja de privacidad y se fortalece el espionaje sobre gobiernos e instituciones con fines políticos, militares, industriales y comerciales.
El académico recordó en cita a uno de los autores en que sustenta sus estudios sobre el tema, que “…de entre las dos armas más poderosas que las grandes potencias han usado históricamente para poner el mundo a sus pies, EUA aparece aferrándose desesperadamente a una de ellas, la fuerza, mientras la otra el desarrollo económico se le está escapando de las manos (Figueroa, 1992: 48)”