¿Qué puede hacer cada persona mayor por sí mismo y ser feliz?
Desarrollo de actitudes.
El desarrollo de actitudes positivas y gratificantes se puede dar desde dos posturas: hacer las cosas que más se disfrutan, independientemente de las circunstancias en que se viva, como dar paseos cortos y largos, viajar, dedicarse a la jardinería, visitar a la familia y a los amigos, meterse a la cocina y prepararse sus platillos favoritos o disfrutarlos en su cafetería o restaurante favorito. En fin, en gustos se rompen géneros, así que un buen comienzo sería elaborar un menú de acciones que gratifiquen y hacerlas. Afortunadamente, hay un montón de cosas que pueden hacerse fácilmente y que no forzosamente son onerosas. Asimismo, se puede formar parte de grupos que tengan como fin el desarrollo humano acorde a la edad y los compartir los conocimientos que se han adquirido durante el trayecto de vida acumulada.
Por otra parte, existen circunstancias en las que hay que hacer tareas no muy agradables o convivir con personas poco amables o de plano antipáticas. En estos casos se puede aprender a convivir y ejecutar de una manera que no sea desgastante y que no acarree conflictos consigo mismo y con los demás. En otras palabras, encontrarle el lado positivo a las acciones que obligatoriamente se deben hacer y hacerlas desenfadada y alegremente. Al mal tiempo, buena cara, se dice.
Desarrollo de aptitudes.
El desarrollo de aptitudes es otro factor que abona en el enriquecimiento de la vida de cualquier persona de cualquier edad y esta circunstancia es en lo particular altamente satisfactoria para personas de mayores dispuestas a enfrentar antiguos y nuevos retos como hacer ejercicio –tanto al aire libre como en gimnasios-, darse gusto con los antojos o viajes que se han quedado en las ganas, establecer nuevas relaciones y recuperar y fortalecer las que ya se tienen, estudiar algún oficio o carrera universitaria, desarrollar alguna habilidad artística o deportiva y acudir a lugares de reunión con personas que disfruten el gusto por la cultura y las artes. Esto permite mantenerse dentro de una agenda ocupada y llena de interacciones de todo tipo que difícilmente permitirían la aparición de secuelas de desasosiego y depresión.
Una planeación de la vida en esta forma permitiría lograr que el diario acontecer se transforme en una serie de eventos agradables, con la inventiva a flor de piel y reaprendiendo a vivir de acuerdo a las demandas de los tiempos. Un aspecto importante en esta etapa lo aporta la lectura cotidiana –con la ventaja de que hoy día hay una cantidad inacabable de audiolibros- y la infinidad de centros de convivencia relacionados con la cultura y la actividad artística donde por añadidura, pueden encontrarse personas de todas edades con quien desarrollar charlas interminables sobre temas muy diversos y de diferentes niveles de especialización quienes aportan el afecto que a veces no obtiene en los núcleos familiares.
Compromisos y visiones.
Una vez alcanzado lo anterior, se pueden establecer compromisos con la sociedad y consigo mismo y replantearse que hacer para alcanzar las nuevas metas. Desarrollar una visión de futuro optimista y llena de proyectos que puedan lograrse a través de acciones consistentes y constructivas; readecuar la visión de riqueza renunciando a lo superfluo y a las acciones de oropel o sin sentido y diseñar programas de aprendizaje a través de pequeños pasos, hasta lograr desplegar nuevas y ambiciosas competencias que permitan la doble satisfacción del nuevo talento adquirido y la enorme satisfacción de alcanzarlo.
Desarrollando los otros sentidos.
Para el logro de una vejez grandiosa y exquisita es necesario combinar lo antes expuesto y desarrollar los siguientes estados de ánimo permanentemente:
Sentido del humor para vivir, enfrentar y resolver con alegría cada uno de los eventos que afectan la vida cotidiana.
Sentido común para evitar cometer errores por acciones precipitadas que conduzcan a consecuencias desagradables o desastrosas.
Sentido de la responsabilidad que confirme la capacidad de las personas mayores para la solución de problemas que vayan de lo simple a lo complejo y sirvan de ejemplo y guía a las generaciones emergentes.
Dignidad en el comportamiento propio de los que han tenido el privilegio de sobrevivir tanto tiempo y que manifieste el complemento a las acciones que realice durante las fases finales de la existencia.
Tranquilidad en la forma de llevar la vida mostrando al resto de la sociedad y la humanidad el convencimiento de que cada segundo vivido es un regalo de la naturaleza hacia los seres que la disfrutan y la habitan.
Sabiduría trascendente que sirva de acervo para sobrevivir como especie en un mundo donde todas las formas de vida tengan derecho a manifestarse.
Conclusión.
¡Sólo tenemos una vida! La única forma de honrar a la naturaleza por habernos proporcionado este privilegio, es esforzándonos por ser felices.
Si usted es una gran persona mayor de 50 años y quiere aprender a alcanzar la felicidad, no deje de comunicarse al correo o al teléfono que aparecen aquí. Le garantizo que su vida y la de su familia se transformarán en una vivencia permanente de felicidad. ■
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