El Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, delineó los contornos de un modelo de gobierno que ha denominado Humanismo Mexicano, que no es una mera colección de buenas intenciones, sino una serie de acciones concretas y logros palpables que reflejan la esencia de una nación forjada en la riqueza cultural milenaria y su excepcional historia política.
Con un profundo sentido de justicia social, se ha puesto en relieve que el progreso alcanzado por el país no es fruto de decisiones aisladas desde la cima del poder, sino del esfuerzo colectivo, «desde abajo y con la gente».
Esta visión incluyente y participativa se refleja en la especial atención a los pueblos indígenas y en el principio rector de que «por el bien de todos, primero los pobres».
Es notable el alcance del bienestar social que el Presidente Andrés Manuel López Obrador destaca: el 85 por ciento de las familias mexicanas reciben algún beneficio directo del presupuesto público, mientras que el resto también goza de condiciones mejoradas de desarrollo. La economía da señales de vigor con un crecimiento proyectado del 3.5 por ciento para el final del sexenio y un aumento en las reservas del Banco de México del 14 por ciento.
En el terreno laboral también se han registrado avances significativos: el salario mínimo ha experimentado un incremento histórico y la reforma laboral ha fortalecido los derechos de los trabajadores.
La educación, piedra angular del desarrollo humano, también ha sido objeto de transformaciones sustanciales. Además de las becas para estudiantes de todos los niveles y el incremento salarial para maestros, se han creado Universidades y se han mejorado los contenidos educativos. Todo esto se enmarca en un compromiso con una educación pública gratuita, laica, científica y humanista.
En el sector salud, el IMSS-Bienestar emerge como un nuevo sistema de salud gratuito y universal que ya muestra resultados prometedores para tener de manera gratuita atención, medicamentos e intervenciones quirúrgicas. El manejo de la pandemia, un reto global sin precedentes, se abordó con eficiencia y solidaridad, destacando la rápida vacunación de los adultos mayores y el agradecimiento a los trabajadores de la salud por su entrega heroica.
El bienestar social se extiende a madres solteras, personas con discapacidad y adultos mayores con pensiones y programas que buscan garantizar no sólo su supervivencia económica, sino su inclusión activa en la sociedad.
Más allá de enumerar logros y cifras, lo que el Jefe del Ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador propone con el Humanismo Mexicano es una revalorización del tejido social y cultural del país. El llamado a la revolución de las conciencias no es sólo una convocatoria a continuar un proyecto político, sino una invitación a repensar nuestra relación con la historia, la cultura y la comunidad.
El Humanismo Mexicano parece ser una apuesta por un México donde cada acción gubernamental está imbuida de un sentido profundo de humanidad y donde cada logro es celebrado como un paso más hacia una sociedad más justa y equitativa. Este modelo busca ser una respuesta a las demandas contemporáneas, sin perder de vista las raíces profundas que definen al país.
Las acciones y logros del Presidente de la República no son sólo cifras para aplaudir o criticar; son ladrillos de un edificio más grande que se está construyendo día a día: un México donde cada persona cuenta y donde el bienestar colectivo es el fin último de la política.
El presidente López Obrador ha delineado su visión, ha compartido sus logros y ha dejado claro que su gobierno es un proyecto en marcha. Queda por ver cómo este Humanismo Mexicano se desarrollará en los próximos años y qué impacto tendrá en la vida diaria de todos los mexicanos. Lo que es indudable es que el Presidente López Obrador ha puesto sobre la mesa un modelo de gobierno que busca ser muy mexicano, universal como los principios de humanidad y justicia social que lo inspiran.
Se ha enfatizado la relevancia de tener en cuenta el interés general por encima de otros intereses legítimos que puedan surgir. Al hacer hincapié en este principio, se busca transmitir la idea de que la búsqueda del interés general es fundamental para el correcto funcionamiento de una sociedad justa y equitativa.
Se resalta y se pone de relieve la importancia del interés general, un concepto que va más allá de las necesidades individuales y se enfoca en el bienestar de la comunidad en su totalidad. Es ese interés que engloba tanto a los ciudadanos como a la sociedad en sí misma, donde se busca velar por los derechos y necesidades que afectan a todos por igual.
Dentro de esta afirmación, se encuentra la intención de enfatizar la relevancia de dar prioridad al interés general por encima de otros intereses legítimos que puedan aparecer. Este llamado a la reflexión nos invita a considerar y valorar que, aunque es válido y necesario atender a nuestros propios intereses, no podemos ignorar ni descuidar los intereses comunes que sustentan y mantienen una sociedad justa y equitativa.
Con esta idea de fondo, se busca transmitir de manera clara y contundente, que la búsqueda incansable del interés general es fundamental para garantizar el correcto funcionamiento de una comunidad justa y equitativa. Es como el combustible que impulsa el motor social, dado que sólo a través de la promoción y protección de los derechos y necesidades de todos, se logra una sociedad balanceada y armónica.
Al reflexionar sobre esta afirmación, es que se puede vislumbrar cómo el interés general se convierte en un pilar fundamental para el desarrollo y progreso de una sociedad. Es un concepto que invita a dejar de lado los intereses particulares y a tomar decisiones que beneficien y promuevan el bienestar colectivo. De esta manera, se establece una base sólida sobre la cual se construyen políticas, normativas y acciones que contribuyen a la consolidación de una sociedad justa y equitativa.