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miércoles, 26 junio, 2024
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Otra vez Ayotzinapa

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT •

De nueva cuenta Ayotzinapa está en la mira de la opinión pública. Una vez más la Escuela Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa, enclavada en el municipio de Tixtla lugar en el que nació Vicente Guerrero, vuelve a ser noticia. Como en el pasado reciente, de nueva cuenta se habla de esta institución sobre un hecho trágico. Esta vez no bloqueaban la autopista, se menciona a tres normalistas muertos de los seis cadáveres recogidos; asesinados tras la agresión perpetrada por la policía de Iguala y pistoleros, sicarios se dice, que como enloquecidos desataron una balacera en la que además de los muertos dejaron como saldo 17 heridos y 58 desaparecidos. La tragedia ocurrió alrededor de la media noche del viernes 26 de este septiembre.

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Esta última versión de la tragedia normalista que ha conmocionado a la comunidad guerrerense y al país en general, ocurre en un escenario en que la violencia que tiene en la región de Tierra Caliente que abarca parte de los estados de Michoacán, Guerrero y el Estado de México su peor escenario. Todavía no nos recuperamos de la ejecución sumaria en la que militares masacraron a civiles en Tlatlaya, cuando la realidad no precisamente virtual, nos asalta con la agresión a los ayotzinapos. La triste noticia y el indignante hecho ocurre en el mismo tiempo en que los estudiantes del IPN se declaran en rebeldía y protestan en las calles de la ciudad de México en contra de un nuevo  reglamento interno de corte fasistoide que pretende expulsar a los estudiantes por motivos fútiles, que busca coartar la libertad de expresión, sancionar paros y huelgas y lo peor; abre las puertas para que las vocacionales de esa institución terminen siendo manejadas con criterios empresariales y por si no bastara, en lugar de formar ingenieros, producir técnicos superiores que pasen a engrosar los ejércitos de trabajadores con una mano de obra pagada con bajos salarios.

La Normal Rural de Ayotzinapa es una de las instituciones de este tipo que sobreviven después de que Díaz Ordaz en 1969 desapareciera la mitad de éstas. Lo hizo como un escarmiento, para castigarlas por haber participado en el Consejo Nacional de Huelga que se formó para conducir el movimiento estudiantil del año anterior. En el fatídico 68, las normales se fueron a huelga en apoyo a los estudiantes del IPN y de la UNAM y su lucha democratizadora y rebelde en contra del régimen autoritario priísta.

En el ojo del huracán del infausto acontecimiento de Iguala, se señala al alcalde perredista José Luís Abarca Velázques, que en plena balaceara se encontraba en un baile y que actualmente está prófugo, como autor intelectual. Abarca es un ejemplo vivo de esos trepadores de la política que usan a los partidos y que a punta de billetazos compran los cargos públicos. De modesto comerciante se encumbró en rico joyero. Apoyó con recursos a Ángel Aguirre para que fuera gobernador y éste le correspondió apoyándolo con el beneplácito del negro amarillo para que llegara a la presidencia de Iguala. En esta ocasión, la emboscada y persecución a los normalistas que viajaban en autobuses que con buenas o malas artes convenciendo a los choferes o a la brava no lo sabemos, tomaron para trasladarse, llegaron a la ciudad cuna del ejército trigarante y de la bandera tricolor para realizar un boteo con el fin de reunir recursos para trasladarse a la Ciudad de México y poder estar presentes en la marcha conmemorativa de la masacre de Tlatelolco.

Al momento de teclear esta nota los medios dan la noticia de la recompensa de un millón que ofrece el gobernador de Guerrero a quien de informes del paradero de los asesinos. Si al presidente municipal prófugo se le asocia por su relación con grupos del crimen organizado, Aguirre, conocido represor de la protesta y los movimientos sociales es conocido por su abierta inquina en contra los normalistas de Ayotzinapa. Ambos son culpables del crimen y como tales deben ser enjuiciados. La última tragedia de Ayotzinapa merece el apoyo y la solidaridad de los trabajadores de la educación. Por eso es que este 2 de octubre que nunca se olvidará por la carga simbólica que representa en nuestro imaginario, existe un doble motivo para participar en la manifestación recordar a los sesenta y ocheros muertos y solidarizarnos con los estudiantes de la Normal hermana de Ayotzinapa. ■

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