El 28 de mayo 2025 la gobernadora de Banxico presentó su Informe trimestral enero-marzo 2025, y dicha Institución monetaria recortó su pronóstico de crecimiento económico para este año de 0.6 a 0.1%. Dijo que dicha “revisión refleja la debilidad que ha mostrado la economía por varios trimestres y que se alargó al primero de 2025, así como por el impacto por las medidas arancelarias de EUA”. El problema es que el impacto de los aranceles no estuvo presente en el primer trimestre, debido a que los aranceles se establecieron en abril, por lo que la desaceleración que la economía nacional enfrenta es resultado de las altas tasas de interés, del abaratamiento del dólar e importaciones que ello provoca, como por los recortes presupuestales que realiza Hacienda. Y al irse manifestando el impacto de los aranceles que EUA ha establecido sobre las exportaciones nacionales, así como la caída de las remesas, continuarán recortándose mes a mes los pronósticos de la economía nacional.
La gobernadora de Banxico señaló que “aunque se prevé un crecimiento económico casi nulo para este año, el país no entrará en recesión, sino que habrá un periodo de estancamiento y contracciones moderadas” y que «estamos previendo un periodo de atonía para la actividad económica, pero no una recesión». Al respecto hay que señalar que la atonía “se refiere a la falta de tono muscular o de elasticidad en un órgano”, y efectivamente la economía nacional no tiene condiciones productivas, ni manejo de política económica para hacer frente a la desaceleración económica, y a los embates que ocasionarán los aranceles y la caída de remesas, por lo que la recesión se presentará.
La gobernadora de Banxico dijo que se “podría reducir en 50 puntos base la tasa de referencia en cada una de las reuniones de política monetaria que se tienen programadas para lo que resta del año”. Ello es insuficiente para impulsar el crecimiento de la inversión productiva y de la economía. Se requiere una baja substancial de la tasa de interés y de incremento del gasto público para estimular la inversión pública y privada para contrarrestar la caída de exportaciones, como del consumo y poder estimular la sustitución de importaciones y la dinámica económica.
La economía nacional tiene que impulsar una estrategia de crecimiento hacia el mercado interno para así reducir la vulnerabilidad en que nos coloca el comportamiento de las exportaciones hacia la economía de Estados Unidos.
No se puede seguir apostando al T-MEC, ni a la inversión por relocalización productiva, debido a que ello no se ha traducido en mayor crecimiento de la economía nacional, solo ha beneficiado a las empresas transnacionales. Con la generalización de los aranceles y la desaceleración de la economía mundial, crecerá menos el comercio mundial y con ello el flujo de inversiones asociado a ello. Ello refleja la importancia de que el gobierno debe modificar radicalmente la política monetaria, cambiaria y fiscal para impulsar el sector productivo nacional y el empleo para priorizar el crecimiento del mercado interno, como la sustitución de importaciones y reducir nuestra dependencia de la entrada de capitales financieros, que han resultado muy costosos y que no contribuyen al crecimiento de la economía, sino que han aumentado los niveles de endeudamiento.
Es inverosímil que se mantenga la política económica causante del estancamiento económico y que nos ha llevado a depender del comportamiento de las variables externas y colocado en el contexto de alta fragilidad y vulnerabilidad en que se encuentra la economía nacional.
No se avizoran expectativas de crecimiento, de generación de empleo formal bien remunerado. Nos encaminamos a otra década perdida, por lo que proseguirá el rezago de la economía no solo respecto a los países desarrollados, sino también en relación con otros países en desarrollo, y seguirá creciendo el desempleo, subempleo, la miseria, la creciente desigualdad del ingreso y la delincuencia.